Los rebrotes de la pandemia de covid han puesto en guardia de nuevo al empresariado vasco que ve que la recuperación económica esperada irá más lento de lo previsto. Al menos esa es la visión de la organización empresarial vizcaina, Cebek, que aunque espera un crecimiento del PIB del 6,5% en este 2021, cree que estará ligado al control sanitario del virus porque pese al optimismo que quiere transmitir, reconoce que las empresas viven "en una situación económica abiertamente negativa" en estos momentos.

La organización empresarial presidida por Iñaki Garcinuño señaló el miércoles que tras una encuesta a más de 500 compañías del territorio los datos que manejan les llevan a anticipar una lenta recuperación de la economía vasca, debido al mantenimiento de los problemas generados por el covid-19, la incertidumbre sobre la aplicación de las vacunas a la población y el retraso en la salida de la crisis por la vuelta a las restricciones para combatir la pandemia en su tercera ola. La encuesta muestra que los empresarios vascos aunque reconocen que la situación ha mejorado en la parte final del año no terminan de ver la luz al final del túnel.

Los directivos de Cebek, Iñaki Garcinuño y Fran Azpiazu, señalaron que la organización empresarial estima que 2020 ha finalizado con una caída de la economía vizcaina del orden del 10% y esperan un crecimiento cercano al 6,5% para 2021, por debajo de las previsiones del Gobierno vasco del 8,6% y de las españolas del 7,2%, que estará muy ligado al control sanitario de la pandemia con la vacunación pero que aún siendo positivo "en todo caso no será suficiente para recuperar lo perdido el pasado año".

Ante la ralentización de la recuperación económica por los rebrotes del covid, los empresarios temen que los problemas de liquidez de las empresas acaben siendo problemas de solvencia por lo que instan a que se conceda un año más de plazo de acreencia para devolver las ayudas públicas percibidas por las compañías, y que no se aumente la presión fiscal en esta coyuntura.

La presentación del informe de Coyuntura Económica de Bizkaia se ha producido, según recordó Garcinuño, coincidiendo con la tercera ola del coronavirus, con vuelta a la implantación de restricciones de movilidad y de ciertas actividades económicas, medidas seguramente "ineludibles", pero que hacen que "la afección a la economía continúe siendo elevada".

En su análisis, los directivos de Cebek destacaron que aún habiendo "elementos para la esperanza y para la salida" de la crisis, incluidos los proyectos de inversión avalados por los fondos europeos, aunque temen que no lleguen directamente a las pymes, todavía existen "grandes incertidumbres. Garcinuño indicó que en 2020 la caída de la actividad se había producido, sobre todo, en la Industria y en el sector Servicios. Según afirmó, la producción industrial se ha desplomado y sectores tractores de la economía en Euskadi como la automoción y el aeronáutico, están hoy "aún con una actividad muy reducida". Por su parte, la Construcción ha sido "la menos perjudicada". Sin embargo, según apuntó, sectores como el Comercio y la Hostelería siguen "padeciendo las consecuencias del cierre de sus establecimientos y la caída brutal del consumo".

Confianza empresarial

El presidente de Cebek añadió que, para alcanzar la recuperación prevista es clave recuperar la confianza empresarial y las actuales circunstancias sanitarias negativas "lo condicionan". Iñaki Garcinuño valoró la figura de los ERTE, que afectan a un 4,5% de los trabajadores en el territorio, para mantener los niveles de empleo pero se mostró totalmente en contra del mantenimiento de la denominada prohibición de despedir "y que no es tal" pero que "coloca en una grave situación tanto a empresas acogidas a ERTE como a las que no se han acogido a un ERTE".

Garcinuño cree que "no guarda proporción que la cuantía de la devolución en caso de despido afecte a las ayudas recibidas por personas a las que no se ha despedido", ya que ello, "puede colocar a las empresas en cuestión en una posición muy delicada". El presidente de Cebek reconoció que los ERTE ayudan a mantener el empleo, pero "en situaciones permanentes de caída de actividad no es suficiente para hacer que la empresa sea viable". "Estamos en la obligación de adecuar el gasto de personal a los ingresos, la empresa ante todo tiene que seguir viva".