A medida que se acerca la junta de accionistas del Igualatorio Médico Quirúrgico, prevista para el próximo 23 de octubre, se percibe con mayor claridad que la institución se juega su futuro en esa cita. Sobre el papel ese día se decidirá si se liberaliza el accionariado de la compañía y si por tanto se permite la entrada de socios que no formen parte del colectivo de sanitarios. El planteamiento parece hecho a medida de la entrada de Adeslas, aseguradora con la que el IMQ mantiene una estrecha relación, en la compañía y un grupo de accionistas teme que esa operación suponga la pérdida de control de la compañía por parte del colectivo médico.

La tormenta arrecia desde hace meses, pero el eco público había bajado a raíz de la pandemia. La cercanía de la junta, que se iba a celebrar este mes pero se ha aplazado a octubre oficialmente por la crisis sanitaria, ha avivado las tensiones.

En el último capítulo, tres de los cuatro consejeros independientes del Igualatorio, han presentado su dimisión. Con mayor o menor extensión y adjetivos, Amaia Gorostiza (propietaria del Grupo Amaya Tellería y presidenta del Eibar), Álvaro Bidegain (presidente de Tubacex) y Javier Ormazabal (Grupo Velatia) han renunciado a su cargo por sentirse arrinconados en la toma de decisiones en un momento crítico para la compañía.

“Ni se nos ha informado mínimamente, ni, mucho menos, se nos ha pedido opinión desde hace meses”, afirma Álvaro Bidegain, que se extiende a lo largo de seis páginas en su carta de despedida, con severos reproches, e incluso realiza aportaciones en torno al reto al que se enfrenta el IMQ, el cambio de modelo societario. Sus hasta ahora compañeros de consejo son más escuetos a la hora de justificar su dimisión, pero insisten en los argumentos. Amaia Gorostiza alude a la “falta de información y de explicaciones pertinentes”. Javier Ormazabal asegura que los motivos de su dimisión “son la constatación de que la función y labor de los consejeros independientes no es ni respetada, ni apreciada ni valorada”.

Del mismo modo, los tres consejeros independientes que dimiten inciden en su carta al consejo en el supuesto interés de las personas que en estos momentos controlan la compañía de gestionar la posible liberalización del accionariado con cierta opacidad.

Así, según Amaia Gorostiza existen “distorsiones en influencias a la correcta toma de decisiones como consecuencia de debates sobre de propiedad del IMQ”. Según detalla, a los consejeros independientes se les ha hecho “de lado” en esa cuestión, lo que implica que “se vea significativamente mermada” su “capacidad de defender el interés social” del Igualatorio del consejo.

Por su parte, Ormazabal alude en su carta de dimisión a la “deriva generada por las actuales diferencias entre los accionistas”.

Bidegain afirma que “se ha producido un terremoto en el órgano de gobierno de la matriz”, que está controlado por consejeros que “se conducen como si tuvieran una indiscutible representatividad”. Afirma asimismo que esas personas han tomado decisiones controvertidas, como el cese del presidente, Pedro Ensunza, “tras una gestión exitosa” y “años de récords de resultados, dividendos y valor” para la compañía.