El Igualatorio Médico Quirúrgico celebrará su junta general de accionistas el próximo 23 de octubre en un encuentro que girará en torno a la posibilidad de permitir la entrada en la sociedad de otras compañías, lo que supondría que el IMQ deje de ser propiedad exclusiva del colectivo sanitario. La cita, prevista inicialmente para este mes, se ha retrasado al final a causa del covid, en medio de un debate interno que puede suponer una auténtica revolución en una organización empresarial con una historia detrás que se acerca a los 90 años.

Está en juego el modelo de la compañía, que ha funcionado durante décadas con una estructura muy cercana a la del mundo cooperativista, pero que tuvo que asumir en el año 2.000 el patrón de las sociedades anónimas deportivas y fijar un precio por acción.

A partir de ese momento, cada socio tuvo en sus manos una participación valorada en 30.000 euros y esa cantidad se ha ido revalorizando, con el criterio de un auditor independiente, con el objetivo de acercarlo al valor real del mercado.

Liberalización o tradición

En un siguiente escalón pasó a 56.000 euros y en estos momentos se sitúa en los 99.000 euros con el compromiso de situarlo en 199.000. Hay un consenso entre los partícipes en torno a la necesidad de fijar un precio razonable que, por un lado, garantice un retorno de la inversión a los accionistas actuales, pero que, al mismo tiempo, haga atractiva la entrada de nuevos socios. La batalla se centra en si se permite la liberalización, la entrada de accionistas al margen del colectivo médico, o si mantiene el esquema actual, la tradición.

En ese frente jugarán sus cartas el próximo 23 de octubre Ademi (Asociación para la Defensa del Modelo de Igualatorio) y PAI (Plataforma de Accionistas del Igualatorio). Los primeros defienden la necesidad de blindar el modelo y cerrar la puerta a la entrada de fondos de inversión o compañías aseguradoras. Se trata, afirman, de evitar que el IMQ se convierta en un lugar en el que la rentabilidad es el primer objetivo.

Mientras la PAI, liderada por médicos ya retirados, estima que ha llegado la hora de liberalizar el accionariado, pasar página y avanzar hacia un modelo diferente, alejado del que fue pionero en el Estado en 1934. Adeslas podría estar interesado en explorar esa vía.