La única empresa siderúrgica vasca fabricante de acero común, la vizcaina de Nervacero, perteneciente al grupo catalán Celsa, podría superar los efectos negativos de la crisis generada por la pandemia de coronavirus gracias al apoyo financiero gestionado por la SEPI del plan de rescate del Gobierno español para compañías estratégicas, según fuentes de la firma catalana que reconocen que están estudiando acogerse a dicha opción.

Nervacero es una compañía que cíclicamente está en el ojo de la tormenta cada vez que hay una crisis en el sector del acero. La empresa que en 2007 llegó a producir más de 1,1 millones de toneladas de acero común se mantiene en los últimos ejercicio con cerca de 630.000 toneladas, algo más de la mitad que en sus épocas de esplendor. En 2019 la acería vizcaina, con unos 300 trabajadores en plantilla, aumentó ligeramente su producción.

Como se recordará, Nervacero produce, principalmente, acero común, redondo corrugado, para el sector de la construcción pues es clave en el hormigón armado. De ahí que los resultados de la fábrica estén ligados a la demanda del sector de construcción pese a que también produce redondo liso que se usa como materia prima en la forja o la estampación.

El dueño de Nervacero, la siderúrgica catalana Celsa, controlada por la familia Rubiralta, estudia acogerse al fondo de rescate articulado por el Gobierno español para empresas estratégicas con el fin de sobreponerse al impacto que la pandemia del covid-19 ha ocasionado en sus negocios y evitar otras soluciones como las de los denominados fondos buitre. “Grupo Celsa analiza en la actualidad detenidamente las condiciones dadas a conocer por el Consejo Gestor del Fondo de apoyo a la solvencia de empresas estratégicas y estudia si procede acogerse a la ayuda pública temporal que ofrece el Gobierno a las compañías que, como consecuencia de la pandemia, necesiten financiación adicional de forma transitoria”, indica la nota de la empresa.

La ayuda pública evitaría que se volviese a cuestionar el futuro de Nervacero como ocurrió en 2016 cuando los acreedores de Celsa plantearon su cierre .