El acuerdo alcanzado entre la dirección de Siemens Gamesa y los sindicatos para cerrar la fábrica que la multinacional tiene en Aoiz pone fin a un tenso conflicto que ha afectado directamente a los 240 trabajadores de esa fábrica navarra pero al que la plantilla de todo el grupo ha estado mirando de reojo. Hace meses que se daban por hechos duros ajustes en la división de aerogeneradores terrestres en España y así ha sido, aunque por ahora la CAV ha esquivado el golpe.

Desde el comité de empresa de la sede central de Zamudio se critica “la deslocalización de manual” en relación a la fábrica de Aoiz, pero se confía en que esta ronda de ajustes haya terminado aquí. El acuerdo alcanzado esta pasada semana incluye indemnizaciones de 45 días por año trabajado con un mínimo de 30.000 euros y la posibilidad de prejubilarse a partir de los 55 años, además del compromiso de recolocación para una parte de los despedidos. El acuerdo ha dividido al comité, en el que especialmente ELA y LAB se han opuesto a la firma del cierre, si bien finalmente las condiciones de los despidos contaron con el apoyo de la mayoría de la plantilla, que entendió que así se permite reducir el impacto económico del ERE en las familias afectadas. La multinacional, por su parte, mostró su satisfacción por el acuerdo y volvió a justificar la medida tomada en Aoiz en las pérdidas sufridas en lo que va de año, así como en los altos costes de la fábrica navarra. La cuestión ahora es saber si con esta decisión será suficiente para recuperar la rentabilidad en la división de tierra o si habrá pronto nuevos ajustes.

En ese sentido, tras un verano muy tenso en las oficinas de Zamudio el ambiente es algo más relajado una vez parece que no habrá nuevos recortes, al menos en el corto plazo. En las oficinas del parque tecnológico trabajan unas 500 personas, y además, en lo que respecta a la CAV, Siemens Gamesa cuenta con dos plantas productivas en Mungia y Asteasu.

Precisamente el acuerdo alcanzado en Aoiz se parece mucho al que la multinacional alcanzó con los sindicatos a finales de 2017 para abaratar costes laborales y que, esa vez sí, impactó también en Euskadi. Hubo entonces prejubilaciones y bajas incentivadas para reducir plantilla, de forma que se evitaron decisiones traumáticas.

Antes del cierre de Aoiz Siemens Gamesa contaba con unos 5.000 trabajadores en el Estado español, la mayoría en las oficinas de Pamplona y Zamudio. El negocio onshore, el dedicado a la fabricación de molinos de tierra (la otra pata del grupo es el área offshore, los aerogeneradores marinos) está bajo la lupa de la dirección alemana prácticamente desde la llegada de Siemens, lo que se ha traducido en diversas rondas de ajustes en el Estado.