Aún es pronto para saber cuál será el impacto final del coronavirus en el empleo pero lo que sí se puede avanzar es que, como en todas las crisis, el paro se ceba sobre los colectivos más vulnerables. La precariedad tiene muchas caras y una de ellas está muy ligada a la formación. Y es que los sectores que menor cualificación demandan son los que presentan mayor temporalidad y, para terminar de complicar la ecuación, los que más tiempo van a permanecer con la actividad limitada a causa de la pandemia.

Según datos de Eustat del primer trimestre, es decir, solo registran la punta del iceberg de todo el destrozo laboral ocasionado por la crisis sanitaria a partir de mediados de marzo, la caída del empleo se concentra exclusivamente en los grupos de trabajadores con niveles de estudios más bajos. Es más, el número de trabajadores vascos con estudios superiores (esto es, un título universitario o una FP de grado superior) incluso se mantiene al alza a finales de marzo, lo que contrasta con la fuerte caída de ocupados con formación primaria y media.

Hay que tener en cuenta que el primer trimestre fue, hasta mediados de marzo, un buen periodo en términos económicos. Es cierto que enero suele ser un mal mes para el empleo porque recoge todas las finalizaciones de contratos de la campaña de navidades, pero la tendencia en febrero y marzo suele ser hacia la recuperación (Lanbide registraba un descenso del paro hasta el día 12 de marzo). Eso explica que el balance de los tres meses haya sido relativamente suave, de solo 3.500 empleos menos, en comparación con lo que será el segundo trimestre del año en el que ya sí se conocerá la magnitud real de esta crisis a nivel laboral.

Ese primer recorte, por limitado que parezca en comparación con lo que está por llegar, ya es explícito a la hora de señalar qué colectivos están sufriendo las consecuencias del confinamiento y el cierre de negocios. Está claro que el número de trabajadores con mayor cualificación también se va a ver afectado, pero de momento encaran este periodo de incertidumbre con más garantías. A cierre de marzo Eustat contabilizaba 399.000 trabajadores en Euskadi con estudios superiores, 3.500 más que a finales del año pasado. Eso no significa que la situación excepcional en la segunda mitad de marzo no haya enviado al paro a una parte de estos trabajadores, lo que ocurre es que las contrataciones previas han compensado esa caída. Hay que recordar que, de cara a las estadísticas, las personas incluidas en un ERTE no computan como desempleados. Concebidos precisamente para evitar el despido, esta sería una fórmula que está protegiendo principalmente a trabajadores indefinidos y, por tanto, afectando en mayor medida a quienes tienen empleos más cualificados.

En el otro lado, las mayores tasas de temporalidad se concentran en actividades de baja cualificación como hostelería, comercio y el resto de actividades más estacionales, lo que explica la caída en el grupo de ocupados que tienen niveles de estudios más bajos. Quienes tienen estudios primarios bajan en 600 mientras los que tienen nivel intermedio (hasta finalizar el Bachiller o una FP de grado medio) se reducen en más de 6.000, con lo que el descenso conjunto supera los 7.000 puestos de trabajo.

Y no hay duda de que el desplome será mucho mayor en los próximos meses. Todavía en marzo había un grupo de empleados temporales que no quedaron formalmente en paro pese a dejar de trabajar debido a que o bien todavía estaban consumiendo las vacaciones correspondientes al contrato o bien no pudieron hacer las gestiones de búsqueda de empleo. El propio Eustat remarca que en la última semana más de una tercera parte de la población vasca ocupada no estaba trabajando de forma efectiva por distintas razones asociadas al covid-19.

Los datos de Lanbide de abril no aportan información sobre el nivel de cualificación de los nuevos parados, aunque sí confirman el escenario negativo general en que ha entrado el mercado laboral a partir de marzo. Una situación que según los expertos continuará en mayo y junio a la espera de valorar cuál es el parte de daños de sectores como la hostelería y el pequeño comercio. En el primer caso bares y restaurantes vascos podrán iniciar a partir de hoy una actividad reducida y con muchas medidas de seguridad, mientras que las tiendas podrán empezar a atender sin cita previa, aunque eso sí con un número de clientes controlado.

Por ahora la pérdida de empleo en la hostelería de la CAV por la pandemia es de cerca de 7.000 puestos de trabajo, si bien la prueba de fuego para muchos negocios viene a partir de ahora ya que los meses de verano son decisivos de cara al balance del año de muchos de ellos. El comercio vasco por su parte resiste mejor debido sobre todo a las grandes cadenas y al negocio de la alimentación, que no se ha visto afectado. Aun así en marzo y abril el sector pierde casi 3.000 afiliados a la Seguridad Social, cifra que probablemente seguirá ampliándose.

Estudios primarios. En Euskadi hay, según datos de Eustat, un total de 215.00 trabajadores que únicamente tienen estudios primarios, es decir, uno de cada cinco. En marzo este colectivo se reduce en medio millar de trabajadores.

Estudios secundarios. Quienes tienen la ESO (o equivalentes) o el Bachiller como máxima titulación (entran también aquí FP de grado medio) son 331.500, lo que supone un bajón de más de 6.000 en marzo.

Formación superior. Son 399.000, unos 3.500 más que en el inicio del año.

6.772

Empleos ha perdido la hostelería vasca en marzo y abril.

2.847

El comercio pierde algo menos por el tirón de la alimentación.