Ayer volvieron los niños a la calle tras semanas de confinamiento y hoy regresan a la actividad muchas fábricas e industrias de Euskadi. Que pararan en su día fue un paso muy discutido entre autoridades, empresarios y trabajadores. El tira y afloja entre salvar los números y la salud de las plantillas fue un duro pulso que desembocó en cientos de ERTE de toda índole. Hoy muchas empresas vuelven al trabajo, pero no todas lo hacen con el acuerdo entre la patronal y los asalariados.

Es el caso de Mercedes-Benz, que cuenta en Araba con la mayor fábrica de Euskadi. Sus cinco mil trabajadores y trabajadoras atienden hoy a la llamada a filas. Pero también, como en otras muchas empresas, lo hacen con un fondo de desconfianza, esperando y exigiendo que la actividad regrese con medidas y garantías suficientes para afrontar el riesgo de contagio de covid-19.

Igor Guevara, del sindicato ELA, es el presidente del comité de empresa de la planta alavesa. “El 16 de marzo paramos porque vimos que las medidas que estaba tomando la empresa eran totalmente insuficientes”, explica a DEIA en vísperas de la vuelta al trabajo, “llamamos a Inspección para que verificara que estábamos trabajando sin medidas suficientes y al propio Osalan y a la Ertzaintza. Nadie se hizo cargo y, frente a eso, el comité decidió parar la cadena de producción”. Tras esa medida el escenario general era tan cambiante que empresa y comité vieron que era inviable reabrir la factoría. Fue entonces cuando se puso en marcha un ERTE de fuerza mayor. “Era inasumible tomar las medidas que hacían falta en aquella época”, confirma Guevara.

La compañía automovilística no ha sido inmune a la plaga. La plantilla ha contabilizado cerca de cincuenta casos positivos, siendo hoy en día veintiséis los que están infectados por el coronavirus.

Con la fecha de hoy fijada en el horizonte, la empresa presentó a principios de la semana pasada un plan para retomar la actividad, pero los representantes de la plantilla no aceptaron la propuesta de buen grado, sobre todo ateniéndose a un informe de Osalan que señalaba que el 85% de los puestos de la cadena estaban a menos de dos metros de distancia y que un 75% estaban a menos de metro y medio. “Lo que dicen las normativas de protección laboral es que lo primero que hay que hacer es evitar esa situación, buscar los medios técnicos u organizativos para evitar esa situación”, protesta Igor Guevara, “nosotros denunciamos que la empresa no había hecho absolutamente nada para intentar adecuar los puestos y evitar que los trabajadores estuviesen por debajo de la distancia de seguridad”.

El comité solicitó un estudio para solucionar este punto de desencuentro y la compañía lo presentó el martes. Pero la puesta en marcha de las medidas que proponía se iba a dilatar hasta mediados de mayo. “Dijimos que si para el día 27 (por hoy) solo estaban implementadas el 10% de las medidas que habían pensado y para el día 4 solo estaban el 50% de las medidas, no era muy lógico arrancar”, relata el presidente del comité.

La compañía llamó a trabajadores y personal técnico de las líneas para que empezaran a trabajar esa modificación de los puestos y el jueves, después de dos jornadas trabajando en ello, los representantes de la plantilla pudieron ver que habían adelantado bastante en la solución: “Lo que no se había hecho en semanas se hizo sin problemas en dos días y se avanzó bastante. En ese aspecto sí que fue todo a mejor”.

No todo han sido desencuentros. Ambas partes han acordado que la entrada al trabajo hoy mismo haya sido ya escalonada, entrando parte del primer turno a las 6.00 horas y otra parte a las 6.10 horas, intentando evitar aglomeraciones que faciliten el contagio.

También se ha incrustado una parada en la cadena de producción para limpiar las herramientas, pero fundamentalmente el desencuentro ha estado en que la empresa no entiende que el trabajador no puede trabajar al mismo ritmo con las mascarillas. “Pedimos que den un tiempo para la higiene personal”, explica Igor Guevara, “estamos hablando de una cadena en la que cada minuto y cincuenta segundos se acaba el proceso y empieza el nuevo ciclo. No es lo mismo trabajar con una mascarilla y con una pantalla que trabajar sin nada”. Con temor al contagio y desencuentros entre patronal y trabajadores, la gigantesca factoría de Mercedes en Araba es una muestra del contexto en el que hoy han regresado a la actividad muchas empresas de Euskadi.

“Si las medidas de protección no están implementadas todavía, no es muy lógico arrancar la actividad”

“Es necesario un descanso para la higiene personal porque no es lo mismo trabajar con mascarillas que sin ellas”

Comité de empresa de Mercedes