Ni mucho menos ha vuelto la normalidad económica, pero Euskadi dio un primer paso ayer en esa dirección. La reapertura de ciertas construcciones y de algunas fábricas devolvió a la rutina a algunos miles de trabajadores vascos en un día marcado por el nerviosismo y el temor a la falta de medidas de seguridad. Puntales a nivel productivo como Michelin o Gamesa cumplieron, según sus propios trabajadores, con los requisitos marcados por las autoridades, algo que según los sindicatos no ocurrió en todas las empresas.

Las grandes industrias están dedicando estas primeras jornadas tras el parón sobre todo a preparar sus instalaciones y a responder a pequeños pedidos. La producción normalizada tendrá que esperar un tiempo. Por ello ayer el número de trabajadores en plantas como Sidenor o la propia Michelin era muy inferior al habitual, lo que facilita el distanciamiento y el cumplimiento del resto de medidas de seguridad. La fábrica de Gasteiz, la más importante en Euskadi en volver a la actividad (Mercedes lo hará en principio el próximo día 27) ha separado la entrada de trabajadores en cada turno en tres grupos, con una diferencia de media hora, para facilitar la toma de temperatura y el distanciamiento tanto en el puesto de trabajo como en zonas comunes. Por ahora se han reincorporado 800 de sus más de 3.000 empleados.

“Veníamos nerviosos porque no sabíamos lo que nos íbamos a encontrar, pero he salido muy relajado, incluso contento”, comentó ayer a DEIA el operario José Carlos Maestre al término del turno de mañana. Asegura que en las instalaciones de Michelin respetan los dos metros de seguridad entre trabajadores, así como el uso de mascarillas y de gel de manos y desinfectante. “Hay que tener cuidado, claro. Acostumbrados a estar casi abrazados pues ahora hay que estar con ojo, esto es muy serio”, dice Maestre.

“La verdad es que en general lo han trabajado bien”, reconoce otro trabajador de la plantilla, que prefiere no revelar su nombre. “Los problemas están en el vestuario, son de techo bajo y cerrados, eso da más miedo. Te aconsejan que vayas con la ropa puesta de casa y entres lo mínimo, en mi caso solo para cambiarme los zapatos. También han limitado el acceso a la zona del bocadillo para que no se apelotone la gente”, añade.

El sindicato LAB reconoció que Michelin ha aplicado medidas “ejemplares”, aunque señala a la multinacional francesa como una excepción. En una nota muy crítica, el sindicato de la izquierda abertzale denuncia en todo caso que la producción de la fábrica alavesa “no es necesaria” y consume recursos sanitarios, como mascarillas y guantes, que no podrán ser usados en servicios básicos.

La central apunta que otras fábricas que reabrieron ayer, como Aceros Olarra o Alconza, se han limitado a seguir las pautas del Gobierno vasco sin acuerdo con los trabajadores mientras que otras, como Sidenor o Laminados Losal, “no han presentado ningún plan o han establecido las medidas decididas por la patronal de forma unilateral”, denuncia LAB, muy crítico con el papel de las autoridades laborales en la jornada de ayer, en especial con Osalan, que “no está respondiendo a las consultas”.

Más conforme con el papel del Gobierno vasco se mostró UGT-Euskadi, que valoraba “positivamente” este primer día de vuelta progresiva a la actividad de sectores no esenciales, que “se va a producir de forma escalonada, porque hay que cumplir las normas de seguridad y salud, sobre todo la distancia y los EPIs. “Hacemos especial hincapié en la distancia, la mascarilla y la higiene”, remarcó UGT. En líneas generales son ELA y LAB los sindicatos más molestos con las directrices marcadas por el Gobierno vasco de cara a la vuelta a la actividad, mientras que CC.OO. y UGT avisan de que estarán atentos a que se cumplan las medidas de prevención, pero con un tono más conciliador.

Desde el departamento de Trabajo, al que pertenecen Osalan y la Inspección, se negó que se estuvieran registrando grandes discrepancias a la hora de reanudar la actividad entre las empresas y los trabajadores. La consejera, María Jesús San José, cargó contra ELA y LAB por sus críticas al Gobierno y a la guía laboral aprobada de cara al regreso al trabajo. “Si no quieren que las empresas abran que lo digan, pero que no siembren sospechas sobre el compromiso de todos”, dijo San José.

El sector industrial funcionó ayer a menos del 30% de su capacidad, según el departamento de Desarrollo Económico, mientras la construcción regresa a un ritmo algo más alto. Al margen de las labores de reforma, que siguen paralizadas ante el riesgo de contagio de los residentes, las principales construcciones ligadas al ámbito público han reanudado su actividad, así como algunas de carácter privado. “La salud y la economía se ayudan mutuamente y deben ser compatibles”, dijo en Radio Euskadi la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia. “No estamos diciendo que vamos a reiniciar la actividad de cualquier manera, sino todo lo contrario, con condiciones de seguridad”, afirmó Tapia.

En principio ya tienen luz verde para regresar al trabajo, sumando industria y construcción, cerca de 250.000 trabajadores vascos, aunque la cifra de operarios activos es aun muy inferior. La normalidad se irá recuperando poco a poco a medida que pasen los días y las semanas, hasta el punto de que aun es una incógnita en qué momento las grandes palancas económicas volverán a estar a pleno rendimiento.

Incautan 2.000 tests. Siemens Gamesa ha decidido realizar tests del coronavirus Su intención era empezar esta semana con los test a los empleados de la línea de producción, pero el último pedido, unos 2.000 tests, fue incautado. Fuentes del comité de empresa confirmaron este extremo, pero ni la compañía ni el Gobierno vasco quisieron pronunciarse al respecto.

“Estábamos nerviosos porque no sabíamos qué íbamos a encontrar, hay que tener cuidado, pero ha sido muy relajado”

Trabajador de Michelin

“Si no quieren que las empresas abran que lo digan, pero que no siembren sospechas sobre la seguridad”

Consejera vasca de Trabajo