- Son días, semanas, de mucha presión para el sector de las biociencias, que engloba tanto a empresas farmacéuticas como a centros de investigación relacionados con la salud. La crisis del coronavirus ha disparado la demanda de mascarillas, guantes y otros elementos de prevención, pero también los temores sobre la capacidad de respuesta del sector farmacéutico y las expectativas acerca de un posible tratamiento para los síntomas del covid-19, en cuya búsqueda está implicado de forma directa el centro vizcaino Biocruces. “Estamos volcados para cubrir todas las necesidades, no te puedo decir más”, señalan a DEIA desde la asociación que representa al sector en Euskadi, Basque Health Cluster, que se ha dotado de un cierto blindaje para garantizar que la información que se hace pública estos días no va más allá de la que facilitan las autoridades sanitarias por las vías oficiales.

Euskadi cuenta con un importante nodo en este ámbito formado por algo más de 150 compañías y varios centros de trabajo pioneros a nivel del Estado español en colaboración con universidades y hospitales, caso del mencionado Biocruces. Una BioRegión, Bio Basque, que ha ido ganando peso en los últimos años para convertirse en un eje estratégico de la economía vasca tanto a nivel de inversión como en capacidad de generación de puestos de trabajo.

Por ello no es de extrañar que el foco mediático se haya detenido sobre la CAV en varias ocasiones en las últimas semanas a cuenta de la crisis sanitaria global provocada por el coronavirus. La pyme Sibol, por ejemplo, se ha hecho conocida más allá de la muga por ser el único fabricante de mascarillas de máxima seguridad en el Estado español. Ubicada en Zamudio, trabaja a pleno rendimiento desde hace semanas para atender una demanda absolutamente disparada. Como Sibol hay decenas de pequeñas empresas vascas dedicadas al sector biosalud, muchas de ellas con una larga experiencia, aunque también un puñado de grandes grupos con vocación internacional.

En primer lugar hay que destacar a Faes Farma, con sede en Leioa y que anotó el pasado año el mejor resultado de su historia con 64 millones de beneficio. La empresa vizcaina comercializa productos en más de 60 países con una plantilla global de más de 1.300 personas. Su condición de empresa farmacéutica no le ha servido para quedar al margen de los fuertes batacazos que sufren los mercados bursátiles en el último mes, lo que en el caso de Faes Farma le supone perder prácticamente todo el valor ganado a lo largo de un gran 2019.

Otro nombre de referencia es la alavesa Praxis Pharmaceutical, en el parque tecnológico de Miñano, asentada a nivel comercial tanto en Europa como en Latinoamérica. Además, el gigante alemán Roxall cuenta en Euskadi, en concreto en Zamudio, con su centro de referencia en alergología tras adquirir la unidad en 2017 a la portuguesa Bial. Sus trabajadores iniciaron a finales del año pasado movilizaciones ante el “aumento de la precariedad” y en demanda de un convenio propio que les permita mejoras salariales en relación al convenio estatal de Industria Química. En el apartado de conflictos laborales hay que ubicar también a la unidad vizcaina de la distribuidora farmacéutica aragonesa Novaltia, cuya plantilla se lanzó a la huelga a mediados del año pasado en demanda también de la aplicación de un convenio propio.

En el ámbito biotecnológico Euskadi cuenta también con varias empresas punteras como Progenika Biopharma, ahora del grupo Grifols, especialista en biología molecular y especializada precisamente en la detección de virus. Con origen hace dos décadas en el Parque Tecnológico de Zamudio, en el que tiene su centro de referencia, Progenika está presente en EE.UU., Londres o Emiratos Árabes. Sin duda puede considerarse uno de los buques insignia de Bio Basque, tanto por su expansión internacional como por los avances patentados en el diagnóstico de distintas enfermedades. Otros grupos referentes superespecializados son BTI-Biotechnological Institute, en implantes y terapias regenerativas, AJL Ophtalmics, de oftalmología, o los grupos Noray y Viralgen.

La otra pata del sector vasco de biociencias son los centros de investigación, arropados por una inversión en I+D que supera los 80 millones de euros anuales. El CIC BioGune es un centro pionero en el Estado español y una de las referencias en Europa en biología molecular y biotecnología. Cuenta con un centro de investigación especializado en biomateriales, el CIC BiomaGune. Además, en la CAV hay tres grandes institutos de investigación a nivel clínico ligados directamente a la red hospitalaria pública, uno en cada herrialde: Biocruces en Bizkaia, BioAraba y Biodonostia. También hay tres centros más dedicados a áreas más específicas como son BCBL (Basque Center on Cognition, Brain and Language), especializado en el cerebro y el lenguaje, Achucarro, en neurociencias, y Biofisika, centrado en biofísica molecular y celular.

BioBasque es una amplia red que combina recursos privados y públicos y que conecta el ámbito sanitario con la investigación y con la empresa. El sector biosalud da trabajo a cerca de 7.500 personas y, con una facturación global anual de unos 1.500 millones de euros, supone ya un 2% del PIB de la CAV. Una colaboración público-privada vital en estos momentos para hacer frente al pico de demanda a causa de la crisis del coronavirus. El clúster ejerce de torre de control desde la que se trata de coordinar la producción de la empresa privada con las necesidades del sector sanitario, todo ello bajo la supervisión de las propias administraciones públicas.

“Llevamos mucho tiempo invirtiendo en I+D en el área bio y ahora necesitamos crecer en plantas productivas”, señalaba la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, en una visita a EE.UU. realizada el pasado mes de febrero, en la que mantuvo contacto con varios grupos del sector biosalud vinculados a Euskadi como Grifols, con sede en San Francisco. Un objetivo, el de ampliar la capacidad productiva del sector, que demanda un estrecho contacto con inversores internacionales, en especial norteamericanos. “Estamos en contacto con fondos con capacidad de inversión para que, cuando busquen crecer, recurran a Euskadi como punto de entrada a Europa. Tenemos oportunidades de seguir creciendo en este ámbito”, indicaba la consejera en relación a la expansión del sector biosalud, una de las apuestas estratégicas del Gobierno vasco junto a la fabricación avanzada o la energía.

Referente. En lo referente a Nafarroa, que también cuenta con un importante músculo económico en torno al sector farmacéutico, hay que destacar al gigante Cinfa, conocida empresa cuyos medicamentos, de una forma u otra, están presentes en casi todos los hogares vascos. Se trata de una multinacional que acaba de cumplir medio siglo de historia y que ya factura 500 millones de euros anuales con una tendencia claramente al alza en los últimos años. Con sede en Olloki, a las afueras de Iruñea, Cinfa ha dado el salto a países como Francia, Italia o Portugal y mantiene su apuesta por la internacionalización. Del grupo farmacéutico dependen más de medio millar de puestos de trabajo en la Comunidad Foral, si bien la empresa ha anunciado recientemente una expansión progresiva de sus instalaciones de Iruñea para ir incrementando la producción de manera escalonada a partir de 2022, cuando estará concluida la ampliación.