bilbao - En el tramo final de su mandato -dejará la presidencia de la Federación Vizcaina de Empresas del Metal, a la que accedió en 2012, la próxima primavera-, José Luis López Gil ha anotado un triple. Cuando casi nadie contaba con ello ha logrado el aval de más de la mitad de la representación sindical para renovar el convenio de la industria de Bizkaia, con más de 50.000 trabajadores, lo que no ocurría desde 2001.

Después de un largo conflicto con diez jornadas de huelga y otras ocho al caer, imagino que para muchos empresarios sería un alivio la firma del convenio.

-Sí. Sobre todo porque es un buen acuerdo. Para las empresas y para los trabajadores. El que haya un horizonte definido es bueno para todos. Ha costado, pero ha merecido la pena. Espero que sea el inicio de una nueva etapa en la que haya más acuerdos.

¿Llegó la patronal a dar por perdidas esas ocho jornadas de trabajo? ¿Se llegó a ver el acuerdo como un imposible?

-Siempre hemos sido conscientes de que iba a ser muy difícil. La postura sindical era de intransigencia. Las circunstancias cambiaron 15 días antes de esas ocho huelgas -previstas a partir del 28 de noviembre, a razón de dos jornadas por semana, hasta las navidades-. En ese momento los sindicatos empezaron a cambiar un poco el discurso, a dejar de lado esa intransigencia. Eso permitió acercar posturas. Nosotros ya sabíamos que teníamos que ceder, pero los sindicatos hasta ese momento no.

No trascendió públicamente un primer acercamiento hasta un par de días antes del inicio de la huelga, ya la última semana de noviembre.

-Ya en una reunión 15 días antes detectamos un cambio, vimos que había intención de llegar a un acuerdo. Las cosas se precipitaron y todos hicimos un esfuerzo por evitar las huelgas. No había seguridad de que fuéramos a llegar a buen puerto, pero si ves que el otro se mueve pues haces un esfuerzo también.

¿Cómo explica que lo que no ha sido posible en ocho años -el último convenio, firmado solo por CC.OO. y UGT, fue para el periodo 2008-2011- se haya logrado en 15 días?

-Todos teníamos el convencimiento de que llegar a un acuerdo era bueno. Para los trabajadores, y sobre todo para los que se van incorporando al sector, era muy importante tener un convenio que garantice, entre otras cosas, un salario suficiente.

ELA ha dado a entender que ha habido conversaciones bilaterales con otros sindicatos fuera de la mesa. ¿Es cierto?

-Por supuesto que ha habido conversaciones con los sindicatos fuera de la mesa. Yo personalmente y el director general de la federación, Adolfo Rey, fuimos a las sedes de los cuatro sindicatos con dos mensajes: uno, queríamos llegar a un acuerdo; y dos, la plataforma conjunta que habían propuesto era inasumible. Se lo dijimos a todos los sindicatos.

¿Le duele que el sindicato mayoritario se haya quedado fuera?

-A todos nos hubiera gustado que hubiera firmado. Pero es su decisión, y tampoco me sorprende. Desde 1994 ELA no firma en el Metal de Bizkaia.

El convenio, firmado hasta 2021, incluye un mecanismo novedoso para proteger a los trabajadores de las contratas de mantenimiento. ¿Ha sido su mayor concesión?

-La subrogación era un tema importante. Pero cuando negociamos un acuerdo negociamos un conjunto de cosas. Lo que nos tiene que parecer bien es el conjunto. ¿Nos hubiera gustado que fuera de otra manera? Sí, y probablemente a los sindicatos también. A unas empresas la subrogación les afecta más y a otras menos, pero en conjunto el acuerdo es bueno.

¿Cómo surge la solución ‘salomónica’ de acotar la subrogación a los trabajadores de mantenimiento?

-A los sindicatos les dijimos que los acuerdos se valoran en su conjunto y que tenían que moverse. Y que no teníamos duda de que, si de diez puntos se acordaban la mayoría, pues igual se podía ceder en algo más. Así que fuimos cerrando temas y dejamos para el final los más complicados.

Desde FVEM se reivindica también el punto del acuerdo sobre igualdad.

-Es que cuando se nos ha criticado por el tema de la igualdad nos parece realmente extraño. En nuestro sector hacen falta más mujeres, estamos encantados de destacar el tema de la igualdad. Por ahí, igual que en la seguridad laboral, desde el principio sabíamos que no iba a haber problemas.

LAB, CC.OO. y UGT han calificado de histórico el acuerdo, que también han celebrado las instituciones.

-Es que esto va a repercutir positivamente a todos los niveles. Primero porque se lanza la señal de que se pueden alcanzar acuerdos en este país. Si puede haber acuerdo en el Metal de Bizkaia puede haber acuerdos en otros territorios y en otros sectores. Va a ser bueno para que las empresas tengan estabilidad, hagan inversiones y puedan mejorar los salarios.

¿Qué le pareció el ‘capote’ de Iñigo Urkullu cuando defendió públicamente la postura de FVEM?

-El lehendakari estaba bien informado de cómo estaba la negociación, y respetamos lo que diga. Lo que nos interesa es lo que piensen nuestras empresas asociadas. Si el lehendakari tiene a bien hacer esas declaraciones, pues encantados.

Se avecina un 2020 complicado para la industria...

-Estamos todos perdiendo algo de gas, sí. Las incertidumbres siguen ahí patentes. El sector está bien, a secas, pero las cosas parece que se pueden complicar más. El tener tranquilidad para unos años va a ser importante para superar esas incertidumbres.

¿Seguirá generando empleo la industria vizcaina?

-Es difícil de prever. Este año, hasta octubre, hemos creado 900 nuevas afiliaciones a la Seguridad Social. No sé qué pasará en 2020, confío en que se cree algo de empleo, no mucho.

¿Siguen las empresas echando en falta personal cualificado?

-Sí. No solo con las nuevas tecnologías, falta personal incluso en profesiones tradicionales como soldadores o mecanizadores. Insisto, el hecho de firmar el convenio va a hacer que las empresas hagan inversiones y contrataciones con más tranquilidad.