QUINCE años atrás aquella era una tierra regada por un mar de lágrimas. De tristeza, de rabia por el ídolo caído, de impotencia por no haber podido frenar la debacle. La Vega de Ansio, ¿se acuerdan? Han pasado tres lustros desde que el BEC (Bilbao Exhibition Centre) desembarcara en los antiguos terrenos donde Altos Hornos se enseñoreó y donde vivió su derrumbe. En este tiempo, BEC aparece como la cruz del tesoro en el mapa económico; todo un botín de agentes dinamizadores; de espacios para intercambiar ideas, de un plan estratégico del tejido empresarial, asociativo y social del entorno; de cañón proyector de Euskadi hacia el ancho mundo. Es curioso, año tras año, el BEC, sobre el que se cernieron las nubes negras de la incertidumbre (lo recordó el propio lehendakari, Iñigo Urkullu, en su alocución: “en Euskadi se ha cuestionado todo; debe ser que el cuestionamiento mejora los servicio”, dijo), rejuvenece. Como si se mirase en el mismo espejo en que se miraba Dorian Grey.

De los restos y los retos habló Urkullu en su turno de palabra. Desde AHV al BEC. Antes habían tomado la palabra Xabier Basañez, quien habló de “una fábrica de ideas”; la consejera Arantxa Tapia, quien se movió entre la movilidad y la internacionalización; el presidente de la Cámara de Comercio, José Ángel Corres, quien recordó los viejos vínculos de la Cámara con la Feria y cómo el empresariado encuentra en el BEC un hábitat natural; la alcaldesa de Barakaldo, Amaia del Campo, quien resumió los quince años en tres palabras: tristeza, orgullo e ilusión; el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, que se refirió al BEC como el centro más avanzado de Europa, un espejo para la innovación, el empoderamiento y la internacionalización; el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, quien hizo un juego de palabras entre crecer, creer y hacer, “para seguir haciendo”.

“En 2004 emergía un símbolo de los nuevos tiempos para Euskadi”. Así tronó la primera voz de la tarde, la del propio Xabier Basañez. Gotearon las cifras. Veámoslo: los tres lustros ha acogido un total de 2.348 eventos de diferente índole: 358 ferias; 1.764, eventos como congresos o convenciones, pero también asambleas de colectivos o agrupaciones, consejos de dirección de empresas o exámenes de oposición pública? y finalmente, 226 espectáculos, principalmente musicales, aunque también eventos deportivos. Además, 15 millones de personas han pisado el atrio de las instalaciones feriales para asistir a alguno de estos eventos. Amén.

El acto de celebración estuvo decorado con una excelente exposición fotográfica y con excepcionales ilustraciones audiovisuales. Fue un montaje inmersivo de arte digital concebido como un innovador repaso al pasado, presente y futuro de BEC. El ayer se fijó en la arquitectura Bauhaus que inspiró la construcción del recinto; el hoy fue concebido como un homenaje al legado del maestro Ennio Morricone, con las míticas melodías de Once Upon a time in America o El bueno, el feo y el malo y el mañana lanzó una mirada al futuro con ojos psicodélicos y futuristas.

De todo este encuentro, abrochado con un cóctel propio de gigantes, fueron testigos, además de los citados, la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria, y de las Juntas Generales, Ana Otadui; Jesús Loza, Arantza Estefanía, Joseba Intxaurraga, Isabel Muela, Xabier Ochandiano, José Ignacio Zudaire, Bernabé Unda; los consejeros Josu Erkoreka y María Jesús San José; Luis Urrutikoetxea, Isidoro Beltrán; el presidente del Athletic, Aitor Elizegi, junto a los directivos Fernando San José, Tomás Ondarra e Itziar Villamandos; los presidentes de Confebask, Eduardo Arechaga; Cecobi, Pedro Campo, y Cebek, Iñaki Garcinuño.

Digamos que el salón Luxua de BEC era un hervidero de nombres propios de ayer y hoy. Allí se dieron cita, además de los citados, Luis Gaviola, Itziar Epalza, Ricardo Barkala, Jon Azua, Juan Mari Saenz de Buruaga; el cuadro de mandos de Editorial Iparraguirre formado por Iñaki Alzaga, Juan José Baños, Javier Andrés y el director de DEIA, Iñaki González; Asís Canales, en nombre de Iberdrola, José Ramón Taranco, Carmelo Corada, Joserra Álvarez, Arturo Trueba, Inés Monguillot, Juan Carlos Landeta y Eduardo Ruiz de Gordejuela. La llegada de tanta compañía de viaje era incesante. Tanta como para llorar. De alegría.

Entremos de nuevo en el who is who de la tarde noche. En ese libro estaban escritos los nombres de diputados forales, entre ellos Imanol Pradales, José María Iruarrizaga y Teresa Laespada entre otros; alcaldes como Josu Bergara, de Sestao, y Mikel Torres, de Portugalete; Jorge Aio, Jon Ortuzar, Ignacio Echeberria, Roberto Lertxundi, Roberto Urkitza, Alejandro Prieto, Mikel Arieta-Araunabeña, Gonzalo Olabarria; el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, Jon Sánchez, Eduardo Gallo, Alberto Sanz, Mikel Huizi, Arantza Urkijo, Matilde Elexpuru, Carolina Pérez Toledo, presidenta de AED (Asociación de Dempresarias y Directivas); Juan Carlos Matellanes, presidente de la ABAO; Juan Carlos Puente, Bittor Laraudogoitia, José Luis Hernández y toda una cohorte de nombres propios que han arrimado el hombro, que se han nutrido del maná del BEC y sus posibilidades, que van a empujar hacia el futuro con el máximo aliento si cabe. Ni uno solo de los presentes tiene duda: superada la tempestad de los viejos tiempos el sol que hoy brilla sobre esta tierra que cayó herida años atrás, es vitamina pura. Todo un empuje.