BILBAO. Liquidado el verano, ya es posible adivinar con qué nota aproximada van a cerrar el año las arcas públicas de la CAV. No será un sobresaliente pero a estas alturas hay margen de sobra como para aprobar el curso. Las haciendas vascas vienen de años de récord y eso hace difícil dar continuidad a la senda alcista, más aun en un contexto económico cada vez más incierto en el que aumentan los temores a que la desaceleración sea más acusada de lo esperado. Con todo, Euskadi ha recaudado en lo que va de año un 1,3% más y, aunque por poco, se encamina a un nuevo récord de ingresos.

De conservar ese estrecho margen favorable, las haciendas forales sumarán al cierre del año una recaudación total superior a 15.000 millones de euros, una barrera histórica que no se rompió el año pasado por un puñado de metros. La magnitud de la cifra da una idea de cómo han progresado los ingresos fiscales en los últimos años, gracias sobre todo al crecimiento del número de trabajadores. En 2009, el peor año para las arcas forales, los ingresos totales no llegaron a 11.000 millones, es decir, se recaudó prácticamente un tercio menos. Pero es que en 2007, tras un largo periodo de bonanza, la CAV logró ascender hasta 13.800 millones, también claramente por debajo del nivel actual.

El problema es que todos los indicadores apuntan a que el buen momento económico está próximo a terminar, lo que incide directamente en la capacidad recaudatoria. Aunque por ahora la industria vasca está salvando el frenazo internacional, son muchos los factores que empujan hacia el estancamiento. Las principales potencias europeas llevan meses planas y las tensiones comerciales a nivel global o la transformación a la que está abocada la automoción agravan la situación.

Una pérdida de ritmo en el crecimiento económico en la segunda mitad del año se daba por hecha, el propio Gobierno vasco avanzó la desaceleración hace meses, pero ahora surgen voces que hablan directamente de una nueva recesión. A nivel local, la industria del Estado español ya marca valores más bajos que el año pasado, aunque la economía española sigue contando con el alivio del turismo. Esta es una baza que juega también Euskadi, que lleva además en la otra mano la carta de la especialización industrial como cortafuegos ante la caída de la demanda en sectores tradicionales como el acero.

Por debajo de previsiones

Va a ser una recta final de año difícil, aunque el de agosto se considera ya un dato de recaudación sólido que no suele variar mucho a 31 de diciembre. Hay que tener en cuenta que ya está cerrado el grueso del IRPF y del Impuesto de Sociedades, las dos grandes campañas del año. Todo hace pensar que 2019 será otro ejercicio fiscal en verde, aunque eso sí el crecimiento será bastante más corto que el 3,5% más cosechado en 2018. Una desaceleración también en el terreno fiscal con la que se contaba en las tres haciendas pero que, de nuevo, es bastante más acusada de lo esperado.

En el último Consejo Vasco de Finanzas (CVF), el órgano que reúne a diputaciones, Gobierno vasco y ayuntamientos, celebrado en febrero, las instituciones vascas apuntaron a un nuevo avance de la recaudación en el entorno del 3% para alcanzar una cifra global de unos 15.300 millones de euros. Los números hasta agosto rubrican que se rebasarán los 15.000 millones, pero con menos holgura de lo estimado en el CVF de febrero. En todo caso, el consejero vasco de Hacienda, Pedro Azpiazu, ya ha avanzado que el proyecto de Presupuestos para 2020 contará con 300 millones más en relación a las Cuentas de 2018 que han sido prorrogadas este año.

Gipuzkoa es el territorio que más acusa el parón en la recaudación, con un avance de los ingresos hasta agosto de solo cuatro décimas, aunque también Bizkaia y Araba quedan por debajo del 2%. El territorio vizcaino es el que más tira de los ingresos con un incremento interanual del 1,9% destacando el buen comportamiento del IRPF. El tributo ligado directamente al empleo y a los salarios crece casi el 4%, con un comportamiento especialmente favorable en las rentas de trabajo, de forma que compensa un avance más tímido de los impuestos indirectos y el retroceso de Sociedades a causa de los adelantos realizados en 2018 por parte de las empresas de elevada facturación y plantilla, que empujaron hacia arriba el nivel del impuesto el pasado ejercicio pero que penalizan en 2019.

La hacienda de Gipuzkoa vincula el repunte también al aumento de los ingresos en las retenciones sobre rendimientos del trabajo por la mejoría en la contratación, así como al buen comportamiento del IVA.

En Araba, la diputación valoró la “tendencia de crecimiento moderado” en los ingresos destacando el alza de Sociedades gracias a los rendimientos de empresas, profesionales y autónomos. En Araba, al contrario, baja el IRPF debido al efecto de la devolución por las prestaciones de maternidad y paternidad mientras que mantienen el buen ritmo IVA e Hidrocarburos.

1,9%