Bilbao- La secretaria de Estado de Comercio, la gallega Xiana Méndez (Pontevedra, 1977), es testigo directo de las complicaciones que un comercio exterior español en máximos históricos está sufriendo con las incertidumbres derivadas de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, -el tristemente famoso Brexit-, el auge del proteccionismo comercial de la mano de Estados Unidos y la desaceleración económica. Así como de la problemática que sufre el comercio tradicional con la competencia de Internet. Méndez, licenciada en Derecho y Administración y Dirección de Empresas, desde la privilegiada posición de su cargo analiza la actual coyuntura.

¿Están las empresas preparadas para el Brexit, pensando en el peor escenario, una salida sin acuerdo?

-Aunque el escenario continúa lleno de incertidumbre y ante la posibilidad de que no exista tal acuerdo podemos decir que las empresas están razonablemente preparadas. Se han hecho campañas desde la administración para concienciarlas. No hay que olvidar que el Brexit supone un nuevo escenario, nuevas reglas de juego. Cada empresa debe ver, en función de su sector, cual es la exposición al riesgo que tiene respecto al Reino Unido. Además aquellas que no lo han hecho nunca deben aprender como se realizan intercambios con terceros países como Estados Unidos o China. Hay una realidad y es que dos tercios de las exportaciones de las empresas españolas van a la Unión Europea, un mercado sin barreras arancelarias, y ahora hay que aprender a trabajar con el Reino Unido, siempre en el peor escenario, como si fuera un país tercero. Por eso exportar a las islas será como hacerlo a un país tercero con las reglas de la OMC y hay que aprender a hacerlo.

Las empresas tienen que prepararse pero ¿y la administración, aduanas, logística en fronteras...?

-El transporte más afectado va a ser el terrestre. Las mercancías que viajan en camión van a estar afectadas por controles en las fronteras, con una posible dilatación del tiempo de paso. Y ese tiempo es muy importante, por ejemplo, en bienes perecederos, frutas, verduras, etc, y exportamos mucho al Reino Unido. Cada empresa tendrá que considerar cual es su mejor opción logística, por un lado, y respecto a la administración, nuestra voluntad, y hemos trabajado en ello, es no ser un obstáculo adicional en las fronteras aunque habrá controles. Estimamos un incremento del 300% en la inspección de los medios de transporte terrestre. Ello implica que tenemos que dotarnos de más medios, y de hecho hay un plan de contingencia para dotarse de más recursos humanos. Pero ya hemos trabajado, por ejemplo, para realizar todos los procedimientos en frontera a través de una ventanilla única y online.

¿Qué afección puede tener el Brexit, en la economía de España y el Reino Unido en el caso de una salida sin acuerdo, tal y como están las cosas?

-Se va a producir un impacto significativo pero no me atrevo a dar una cuantificación. Lo miramos a cinco años vista pero el Reino Unido es el tercer mercado de destino más importante para nuestras exportaciones y el principal emisor de turistas con cerca de 20 millones de visitantes británicos al año. Además, un Brexit sin acuerdo generaría mucha incertidumbre y afectaría a la inversión. No hay que olvidar que Reino Unido es uno de los primeros inversores directo en España. No obstante, hay cuestiones para las que nos podemos preparar. Eso sí, el Reino Unido se vería más afectado que la UE.

Hablamos mucho de los efectos en los intercambios comerciales pero ¿qué pasa con las personas?

-Un Brexit sin acuerdo tendría un efecto notable en los derechos de las personas. Somos conscientes y estamos hablando de asuntos como permiso de trabajo, residencia, tarjeta sanitaria, acceso a la educación pública etc. La movilidad de los trabajadores nos preocupa mucho. Y es para lo que más estamos intentando prepararnos partiendo de la premisa que el salvaguardar los derechos de los ciudadanos ha sido la primera medida que contemplamos todos los Estados en nuestras actuaciones. La CE ha dicho que lo primero a negociar con el Reino Unido son los derechos de los ciudadanos. Aquí creemos que en ambas partes existe la mejor voluntad para encontrar la mejor solución.

¿Ve factible un segundo referéndum sobre la salida británica de la UE?

-Partiendo del principio de que son los británicos los que tienen que decidir porque es un tema de política interna, un segundo referéndum podría ser una opción porque lo que, a día de hoy, está claro es que la UE no va a volver a renegociar un acuerdo de salida.

El comercio exterior español ha dado un salto adelante notable.

- Sin duda. La española es una economía muy abierta al mundo. Las exportaciones suponen cerca del 35% del PIB, una cota que solo supera Alemania entre los grandes países europeos pues Francia, Italia o el propio Reino Unido no alcanzan esas cifras. Además, en los últimos años las exportaciones han crecido de forma notable, por ejemplo en 2017, con cifras récord históricas. El sector exterior ha ayudado a crecer el PIB y a generar empleo. Exportamos de forma más diversificada y hay más empresas que exportan regularmente. Hoy tenemos un sector exterior más competitivo, más resistente, más diversificado y más profesionalizado. Este año no tenemos una previsión de la evolución porque no hay que olvidar que venimos de máximos y mantener ese ritmo con una economía mundial y un comercio mundial en desaceleración no será fácil.

¿Se puede entender la vuelta al proteccionismo en la época digital?

-El libre intercambio comercial basado en una reglas aceptadas por todos y establecidas de forma multilateral ha traído el mayor periodo de prosperidad mundial que se conoce en nuestra historia. Esas mismas reglas contemplan que en determinadas circunstancias se puedan establecer medidas de protección, antidumping, por ejemplo, pero legítimas y justificadas. El problema es que ahora algunos están estableciendo barreras de manera unilateral, que no son ni legítimas, ni justificadas. Y también hay otras grandes potencias que juegan con otras reglas de juego, con economías que no son de libre mercado.

España exporta bien pero concentra sus ventas en el mercado interno europeo. ¿Hay que diversificar mercados y potenciar áreas de gran crecimiento como Asia-Pacífico?

-Sí. Una de las líneas orientativas de la política de internacionalización es la diversificación de la base exportadora. Tanto en productos como en mercados de destino. Hace unos años la UE concentraba el 75% de nuestras exportaciones, y ahora es el 65%. Pero sigue siendo muy elevado, de manera que también nuestro sector exportador se resiente cuando se desacelera la economía de la eurozona. Como parte del Plan de Internacionalización del Gobierno hay unas propuestas para acompañar a las empresas a implantarse en una serie de mercados que consideramos estratégicos. En concreto, hemos buscado doce mercados geográficos, -México, Brasil, Estados Unidos, Rusia, Sudáfrica, Marruecos, Egipto, Japón, China, Corea del Sur, Canadá e India-, que generan muchas oportunidades de negocio y donde las empresas españolas tiene más probabilidades de tener éxito, en función de los productos y servicios que podemos exportar, que son competitivos, y en función de las demandas concretas que tienen dichos países. Después tenemos que ver cómo podemos acompañarlas con nuestros instrumentos financieros y los programas de internacionalización y de promoción, en acciones específicas en esos mercados.

¿Tiene razón el comercio tradicional para quejarse del comercio electrónico como competencia desleal?

-Sí. Es una realidad. A los comerciantes les pedimos que se adapten a la digitalización, que es un reto y una oportunidad, pero los comerciantes quieren que la competencia lo haga con las mismas reglas de juego, empezando por las fiscales, pero también en temas como las garantías, la atención al consumidor y la protección de los derechos de trabajadores.