BILBAO - Los Presupuestos de las administraciones públicas no dejan de ser una previsión de gastos e ingresos y la realidad siempre toma otro camino. Es lo que ocurrió sin ir más lejos el año pasado, cuando el Gobierno vasco gastó 473 millones de euros menos de lo estimado inicialmente. Si a esa cifra se le restan las inejecuciones imputables al tren de Alta Velocidad, que Euskadi asume en algunos tramos aunque el Estado es el pagador final, el remantente fue de 386 millones y se ejecutó un 97,48% del presupuesto, el porcentaje más alto de todas las comunidades y del Estado.

Las páginas del libro de la última crisis tienen varios capítulos protagonizados por sobresaltos en los que la manta del gasto público no ha llegado para cubrir todas las necesidades de las familias y las empresas. Coincidía el desplome de la recaudación con el incremento de los apuros del conjunto de la ciudadanía y las administraciones bajaban la persiana de cada ejercicio con las cuentas descuadradas.

La situación ha cambiado radicalmente. Euskadi batió el año pasado su récord de recaudación y la positiva evolución de las contrataciones de trabajadores permitió reducir la factura de la Renta de Garantía de Ingresos. Las obras de la Y vasca tampoco han avanzado este año como se creía y solo ha sido necesaria la mitad de los fondos consignados en los Presupuestos. A eso se unen las habituales inejecuciones presupuestarias, los proyectos que no llegan a cristalizar o que no requieren tanto dinero como se estimaba.

Una cosa sumada a la otra permitió al Gobierno vasco gastar 473 millones de euros menos de lo previsto y por otro lado renunciar a endeudarse por valor de 273 millones. Y todo ello cerrando el año con un superávit de 507 millones. De modo que si se comparan todas estas variables con las del resto de comunidades y las del Gobierno central, Euskadi destaca como la administración más equilibrada.

Es la que tiene el porcentaje más bajo de deuda sobre su Producto Interior Bruto (13,6%), mantiene una tasa de superávit del 0,68% también en relación a su PIB y además es la que mejor se ajusta al gasto previsto en sus Cuentas. Cabe por tanto decir que el Gobierno vasco es el campeón del control presupuestario y lo hace además sin que se resienta en líneas generales el esquema de gasto diseñado.

En el repaso de la ejecución presupuestaria por departamentos, destaca la evolución de Desarrollo Económico e Infraestructuras, Empleo y Políticas Sociales y Hacienda. Estas tres consejerías solo alcanzaron el año pasado un 89% de los fondos comprometidos. Desarrollo Económico dejó sin gastar 89 millones de euros. La mayoría de ellos (40 millones) respondieron a inejecuciones de programas de desarrollo rural. También se transfirieron 17 millones a Eusko Trenbideak para la financiación de nuevas infraestructuras. Además se solicitaron 12 millones menos de los previstos en ayudas para el desarrollo empresarial, emprendimiento e internacionalización.

El Departamento de Empleo y Políticas Sociales gastó 112 millones menos de lo previsto básicamente por que se han pedido menos ayudas (RGI, bonificaciones de la Seguridad Social y programas de empleo y orientación laboral). Hacienda y Economía, que tiene consignada la partida más baja de todo el Ejecutivo solo se ahorró siete millones.

En cuanto a las obras del tren de alta velocidad, solo se completó un 46% de las actuaciones previstas, 74 millones de los 161 presupuestados. En cambio los departamentos que están más volcados con el gasto social, Osakidetza (100%) y Educación (99%), agotaron los fondos previstos o estuvieron a punto de hacerlo. Algo similiar ocurrió con el Departamento de Trabajo y Justicia (94%), que solo se dejó 63 millones de euros en el tintero.

Cultura también alcanzó el 99% de su previsión de gasto y en general todas las consejerías se acercaron bastante al objetivo de gasto. Mención especial merece el Departamento de Seguridad, que se ahorró 63 millones debido a que no se puso en marcha una oposición de la Ertzaintza que se celebrará finalmente este año y por el ahorro en 20 millones en gastos de funcionamiento de la Policía Autónoma.

El Gobierno vasco, que ya emitió el año pasado 273 millones en deuda menos de lo previsto, confía en quedarse también este curso por dabajo del límite permitido.