BILBAO- En 1956 un grupo de empresarios vascos -entre ellos los Lipperheide, Ybarra etc.- puso en marcha una compañía, Tamoin, dedicada a los montajes metálicos industriales. Hoy, sesenta años después, Tamoin es una compañía vasca totalmente distinta. Con propietarios diferentes -los directivos de la empresa compraron la misma en 1998 a través de un proceso de MBO- la empresa “ha dado un salto tecnológico notable y en presencia internacional”, según recuerda su actual presidente Antonio Barrenechea, licenciado en Ciencias Empresariales por la Universidad Comercial de Deusto y trabajador de la compañía desde 1992.
“Entré como director comercial en una empresa que estaba más acostumbrada a que le compraran que a vender y que solo trabajaba en montajes”, recuerda Barrenechea, a la vez que confiesa que no tenía vocación empresarial alguna cuando dio, con otros, un paso al frente, para tomar el control de la sociedad para solventar una difícil situación de la misma. “Lo hice porque me veía en la calle sin trabajo”. Casi 25 años después de su entrada en Tamoin, el grupo vasco es un referente en el sector de servicios industriales.
¿En qué elementos se concreta este cambio tecnológico en Tamoin?
-Pues, por ejemplo, en hechos como que Iberdrola nos haya adjudicado un contrato de 66 millones de euros para la construcción y puesta en marcha de dos plantas de cogeneración en México bajo la modalidad llave en mano (EPC) con el fin de mejorar la eficiencia y reducir los costes energéticos de su cliente final, utilizando como combustible el gas natural. Este segmento, el de los proyectos de ingeniería llave en mano hasta ciertas dimensiones, nos ofrece unas posibilidades importantes de cara al futuro de la compañía.
¿Qué es Tamoin en 2016?
-Un grupo empresarial al que denominamos Tamoin 3.0, especializado en servicios de ingeniería de alto valor tecnológico que aporta soluciones integradas a los clientes. Tenemos varias áreas de actividad bien equilibradas entre oil&gas, con el 35% del negocio; generación energética, con el 27%; y energía eólica, 26%, que son las tres áreas principales. Esta distribución nos permite, en cierta medida, compensar los parones de actividad en unos sectores con otros. Además con esta estructura podemos hacer montaje, mantenimiento, ingeniería, EPC, etc. Tenemos una empresa preparada para afrontar retos.
¿De qué cifras estamos hablando? ¿Y hay mejoría respecto al ejercicio precedente?
-Sí, este año esperamos mejorar nuestras cifras de facturación ya que contemplamos alcanzar los 100 millones de euros, un récord, aunque es una cantidad beneficiada por algunos contratos importantes que no se dan todos los años. No olvidamos que la crisis nos afectó con un cierto retraso respecto a otros por el periodo de maduración de los proyectos y en 2014 tuvimos un año muy complicado aunque no tanto como en 1999 cuando suspendió pagos Mecánica de la Peña y nos dejó con unos impagos importantes. Por cierto entonces facturábamos unos 18 millones de euros. Afortunadamente ahora estamos en otra dinámica, positiva y de crecimiento. El grupo cuenta en la actualidad con unos 480 trabajadores directos aunque podemos generar trabajo para unos 1.200.
¿A dónde les ha llevado la internacionalización de la empresa?
-Hemos pasado de ser una compañía que trabajaba prácticamente en su totalidad en el mercado interno español a ser una empresa que obtiene fuera de España el 55% de la facturación. Aunque hemos desarrollado proyectos en numerosos países, ahora estamos focalizados en Perú, Filipinas, México y Reino Unido, territorios con un potencial importante de crecimiento.
Una de la áreas de negocio más importantes del grupo es el mantenimiento de turbinas.
-Efectivamente, al ser en los orígenes una empresa intensiva en mano de obra y centrada en montajes decidimos darle más valor añadido al servicio del mantenimiento y montaje de turbinas a través de la especialización de una división que denominamos TPS. Y de hecho entre 2000 y 2014 hemos montado 45 turbinas y debemos hacerlo bien porque hemos llegado a trabajar con equipos de Siemens, Alstom, General Electric y Mitsubishi, aprovechando el tirón de las centrales eléctricas de ciclo combinado a gas.
En energías renovables se centraron muy fuerte en las eólicas.
-Apostamos por el mantenimiento posterior y no por la instalación de parques eólicos porque ello precisaba de una financiación muy importante que no teníamos. Todo ello dentro de la evolución general de la compañía de avanzar hacia negocios de más valor añadido y con ingresos más predecibles. Fuimos dejando un poco de lado el montaje y nos especializamos en el mantenimiento.
A ustedes la crisis les estalló en 2014.
-Sí. Y nos dimos cuenta de que no era una crisis coyuntural más. Había cambiado el ciclo y estábamos en un cambio estructural, en un cambio de modelo. Hay formas de hacer que no van a volver. En España tras unos años de fuerte expansión de la inversión en nuevas centrales de generación se paralizó esa actividad y decidimos volcarnos en el mantenimiento de nucleares, parques eólicos, etc. Además entramos en áreas como la aeronáutica desmontando turbinas de motores de Iberia. Hoy el mantenimiento es el 70% del negocio y esperamos crecer en EPC y en el área eólica en el exterior.
Tamoin trabaja mucho como proveedor de servicios con grandes compañías como Iberdrola o Repsol-Petronor que tienen un efecto tractor indudable en el tejido industrial que les rodea. ¿Cómo es trabajar con compañías de ese tamaño?
-Son empresas muy exigentes a todos los niveles que no regalan nada pero si haces bien el trabajo y tienes una gama de servicios amplia, en la que competimos duramente con muchos, como es nuestro caso, puedes colaborar con ellos muchos años. Por ejemplo, con Iberdrola llevamos más de 55 años porque este tipo de compañías también demanda numerosos servicios distintos y nosotros les ofrecemos un portfolio muy amplio porque hemos diversificado mucho nuestras actividades. La eléctrica supone una cuarta parte de nuestra facturación. Es una compañía muy receptiva. Si tiene un problema te lo dice pero si tú lo tienes también te escucha. Por ejemplo, los dos contratos llave en mano que he citado y que nos ha adjudicado Iberdrola en México, nos van a permitir dar ese salto en know-how y en tecnología. Además nos abre nuevas puertas en el país americano donde podemos hacer valer nuestro notable conocimiento y experiencia en el mantenimiento e instalación de turbinas de centrales energéticas.
Una empresa como la suya precisa de mano de obra cualificada, no solo en ingeniería sino también en formación profesional. ¿Cómo está la situación de la FP en Euskadi?
-En el País Vasco hay buenos ingenieros y buenos profesionales pero en Formación Profesional hay que ir más allá. Nosotros hemos formado a la gente en casa. Hace falta más profesionales de FP. Hay que apostar claramente por la formación profesional dual, combinando la formación teórica con la práctica en las empresas. Y eso en el País Vasco ya estaba inventado con las escuelas de aprendices. Por ejemplo, para nosotros trabajar con Petronor es importante al igual que trabajar con el centro de formación de Somorrostro porque nos permite contar con personal cualificado. Uno de los cambios más importante de la empresa ha sido el rejuvenecimiento de la misma. En 1998 la edad media era de 52 años y hoy la edad media es de 41 y esto es notable no porque la edad sea un lastre sino porque contamos con un perfil de trabajador más adecuado a lo que hacemos ahora y a la economía globalizada actual. En resumen, creemos que hay que potenciar y prestigiar la Formación Profesional en Euskadi si queremos aumentar la competitividad de las empresas.
Las empresas de montajes son intensivas en mano de obra y esto no siempre es bien visto por los financiadores.
-Nosotros no somos prestamistas de mano de obra. No podemos competir por precio en ningún sitio. Cuando hablamos de efecto tractor nosotros no entendemos eso de venga usted a donde yo estoy y háganoslo más barato. En eso no creemos. Empresas tipo Tamoin no existen en el mundo. Hay ETTs pero no hay empresas con el nivel conocimiento que tenemos dentro de esta compañía en aspectos tan diversos. Lo mejor que tenemos en Tamoin es su gente. Hoy para que te contraten hay que dar servicio. Y para eso tienes que ser bueno en lo tuyo, y ganar dinero, claro.
Por cierto, ¿usted también piensa que uno de los problemas de la industria vasca es el tamaño?
-Sí. Sin duda. Yo soy un convencido de que uno de los grandes problemas de la empresa en Euskadi para competir con éxito en el mundo es su escaso tamaño. Y a nivel empresarial es una realidad que en el País Vasco somos muy poco dados a juntarnos, aliarnos o fusionarnos.