hemos hecho un milagro en dos años”. De esta manera resume Javi Aramendia, impulsor de la cadena de pastelerías Casa Aramendia, el proceso por el que una pequeña tienda ubicada en Errenteria cuyo origen se sitúa en la localidad navarra de Sangüesa, se ha transformado en una cadena con 13 establecimientos y 35 trabajadores con presencia en Donostia y Villabona en tan solo un bienio.
La Cámara de Gipuzkoa nombró a esta firma Empresa Comercial 2015 en reconocimiento al esfuerzo realizado por Javi Aramendia para reflotar un negocio que decaía hasta llegar a plantearse el cierre. La crisis de 2008 irrumpió en la vida de este empresario, que ante todo se considera pastelero, con un préstamo de un millón de euros. La lucha por mantener a flote la pastelería le costó un serio problema de salud, a raíz del que decidió cómo quiere “trabajar y con quién”.
Su contacto con una asesoría para estudiar la viabilidad de Casa Aramendia coincidió con la quiebra de la cadena Rich, que brindó la oportunidad a Javi Aramendia para alquilar sus 10 locales de la capital guipuzcoana y realizar una fuerte apuesta con resultado exitoso. Dos nuevas y recientes aperturas reflejan que la decisión fue acertada y ahora el principal objetivo ya no es afrontar las elevadas deudas, sino aplicar medidas para asentar un negocio que funciona.
La iluminación de los locales, la introducción de sistemas informáticos en la gestión, el importante cambio en la imagen corporativa y la presencia en Internet son algunas de las iniciativas que ha aplicado desde el punto de vista más técnico, pero también ha potenciado los valores tradicionales de la empresa.
El trabajador cobra un protagonismo especial al buscar su implicación absoluta. “Ellos son los primeros en aportar y, además, es condición imprescindible”, advierte Aramendia, quien considera que este objetivo se cumple porque “cuando entra en cualquiera de nuestros locales, el cliente nota algo diferente”.
poner en valor el conocimiento La diversificación es otro de los rasgos que caracteriza a la empresa, que ha organizado otras actuaciones relacionadas con el gremio como los talleres de elaboración de pasteles. “En 2011 realizamos un análisis de la empresa y comprobamos que teníamos mucho conocimiento, por lo que pensamos en la manera de explotarlo”.
La continua labor investigadora se centra en los nuevos productos, pero también hay un espacio reservado para la historia de los alimentos. Casa Aramendia está certificada por el Gobierno Vasco como experiencia turística Top Ten.
Sin embargo, Aramendia ha tomado la decisión personal de dedicar más tiempo a la creación de nuevos sabores. “Mi valor añadido no es la fabricación, sino idear nuevos productos que salgan mejor y más frescos”, asegura. Considera que se trata de un proceso continuo que exige dedicarle mucho tiempo, por lo que uno de sus últimos cambios ha sido nombrar a un gerente para que él se pueda dedicar a su verdadera profesión, ser pastelero.