BILBAO. Los polígonos industriales fueron un buen reflejo del éxito de la huelga en Euskadi. Ocho de cada diez empresas permanecieron cerradas en los mismos, sin presencia visible de piquetes a media mañana, según se podía constatar visualmente y, sorprendentemente, también auditivamente pues un silencio inhabitual delataba la ausencia de actividad. Aunque en algunos locales de los polígonos vizcainos se mantuvo el trabajo con las persianas bajadas, salvo, al menos en los de la margen derecha en las localidades de Erandio y Leioa, en varios talleres relacionados con el automóvil que tuvieron las puertas abiertas de par en par, la inactividad fue la tónica habitual en labores de manufacturas y distribución.

Un caso más especial fue el de los centros comerciales. El de Artea, en Leioa, amaneció extrañamente vacío. La ausencia de vehículos en el parking ya mostraba a las 10.00 horas la excepcionalidad de la jornada. Con Eroski y Forum, los dos mayores comercios, cerrados, las pequeñas tiendas recibieron a los piquetes sin personal alguno dentro. Tras pactar la entrada en el interior del centro comercial con el pequeño grupo de ertzainas presente, el piquete formado por sindicalistas de ELA aleccionados al grito de "¡formales, eh!", se pasearon sin incidentes por el recinto, en cuyas inmediaciones uno de los mayores comercios chinos permaneció cerrado durante toda la mañana.

Mientras, en el Txorierri vizcaino, la tranquilidad también fue la nota predominante. En el Parque Tecnológico de Bizkaia y los polígonos de toda la comarca apenas se registraron incidentes. A primera hora de la mañana un contenedor ardió en la entrada a Zamudio, pero no impidió que los trabajadores que quisieron trabajar accedieran a sus respectivos puestos.

El paro fue masivamente seguido en la comarca. Desde primera hora de la mañana el tráfico fue un buen termómetro para medir la incidencia de esta huelga, ya que, en comparación con una jornada laboral cualquiera, el número de vehículos disminuyó drásticamente y el cierre masivo de gasolineras tampoco ayudaba a la movilidad. También los vehículos aparcados en las pocas empresas que abrieron sus puertas fueron menos de los habituales. En concreto, los polígonos de Torrelarragoiti y Ugaldeguren amanecieron con una estampa más propia de fin de semana que de un jueves. En Mungialdea, el paro fue masivamente seguido.