BILBAO. El mercado inmobiliario sólo se ha reactivado -y a un ritmo mínimo- en las localidades donde los precios de los pisos se han ajustado a la nueva realidad que está conformando la crisis. Lo complicado es saber hasta dónde hay que bajar el precio o cuál es el momento en el que una vivienda ya se ha abaratado lo suficiente para comprarla. Ese impasse se suma a las dificultades de acceso al crédito y la cautela con la que se miden los pasos en un escenario en el que el ahorro es el principal destino del dinero. Esas dinámicas han generado un enorme stock inmobiliario.

Para absorber esas viviendas sin salida a día de hoy es necesario que los precios bajen en el Estado español un 30%, aproximadamente el triple que lo que ha retrocedido hasta ahora, entre este año y el 2012, según el informe Situación Inmobiliaria del BBVA. El banco afirma que la caída será de un 7% al cierre de 2009. La progresión se acentuará con un 8% adicional en 2010 y se ralentizará a partir de entonces.

Las bajadas de los tipos de interés han permitido que los ciudadanos accedan a la vivienda, pero el previsible repunte en el último tramo de 2010 provocará, según la entidad financiera, que sean los propios promotores y vendedores los que prosigan con el ajuste de los precios.

"El proceso de ajuste aún no ha tocado fondo", indicaron la economista jefe de Escenarios Financieros y Económicos, Mayte Ledo, y la economista jefe de Análisis Sectorial del Servicio de Estudios de BBVA, Ana Rubio, durante la presentación del informe en Madrid.

A su juicio, las causas se encuentran, en primer lugar, en que el sector aún presenta desequilibrios "en cantidades" pese a que "la oferta de vivienda nueva se ha adaptado con agilidad a este escenario situándose en mínimos". Según cálculos de la entidad financiera, la bolsa de viviendas sin vender podría superar el millón de inmuebles, con lo que la sobreoferta debería irse ajustando durante los próximos tres o cuatro años hasta retornar a niveles de principios de esta década.

Por otro lado, considera que la corrección de los precios "ha sido reducida tanto en términos de magnitud como de duración". Y en último término, las familias optan por ahorrar en vez de gastar.