GETXO - Las lágrimas en los ojos de varios aficionados de Donostiarra fueron el reflejo de lo ocurrido en el agua. No fueron lágrimas llenas de amargura, todo lo contrario. Fueron el síntoma de una alegría desbocada, de el sentimiento producido por vivir un momento histórico, único. La Torrekua consiguió su primera bandera en la Eusko Label Liga, el primer gran triunfo de un club con una ambición enorme que aspira a que este hito no quede en cosa aislada. Ese premio perseguido por todas las traineras y reservado a muy pocas. En esta Eusko Label Liga marcada por la igualdad, aprovechar la oportunidad es la clave para destacar. La desigualdad de las calles, con una ventaja importante para la cuatro, y el viento que fue a más diseñaron un escenario propicio para la embarcación donostiarra y sus remeros no desperdiciaron la oportunidad. Donostiarra dominó su tanda y ninguno de los botes de la tanda de honor pudo superarle. Orio fue el que más cerca se quedó, pero su agónico intento de remontada murió a un segundo.

La primera calle del campo de regatas de Getxo fue un castigo para todos los botes destinados a ella. El rebote de la ola castigó a las traineras y las dificultades para bogar por ahí se multiplicaron debido al constante vaivén vivido en las embarcaciones. En la segunda tanda, Urdaibai sufrió esta situación y se dejó segundos desde los primeros metros. Los bermeotarras no pudieron entrar en la pelea y a cada metro la distancia con Donostiarra cada vez fue mayor. Los entrenados por Igor Makazaga vivieron una situación completamente opuesta. Navegaron por la mejor calle y disfrutaron en ella. Encontraron la remada bastante fácil y su ritmo fue muy superior al de todos sus rivales. Los donostiarras afrontaron la regata como una contrarreloj y llegaron a tener hasta veinte segundos de ventaja sobre Urdaibai. Solos en la lucha y con el sueño de la bandera insuflando ese extra de potencia.

No tener opciones de bandera no hizo desaparecer el orgullo de Urdaibai. Los bermeotarras, veinte segundos por debajo, cruzaron todo el campo de regatas para ir hacia la calle cuatro. En el segundo largo, la proximidad con Ondarroa no les dejó hacer esa maniobra, pero en el cuarto pudieron dejar atrás a la Antiguako Ama y eso les dio libertad completa para moverse por el campo de regatas. Desatados tras esperar demasiado. La Bou Bizkaia aprovechó mejor esa ola vaga y recortó distancias a toda velocidad, protagonizando el segundo mejor largo del día y recortando a Donostiarra diez segundos en muy pocos metros, lo que le sirvió a la postre para conseguir el cuarto puesto.

El tiempo marcado por Donostiarra fue una amenaza seria y cuando el viento subió ligeramente sus opciones de bandera empezaron a multiplicarse. A Zierbena se le unió ese pequeño hándicap con los habituales problemas de los habitantes de la calle uno. El rebote de la ola fue ingobernable para los galipos y ya en los primeros metros perdieron unos cinco segundos. Ese dubitativo inicio fue un mazazo para la cuadrilla preparada por Juan Zunzunegui. Cada esfuerzo por encontrar la reacción fue en vano. Zierbena ayer no bogó a su mejor nivel y las malas condiciones terminaron por sepultarles. La trainera galipa finalizó en octavo lugar y se dejó un buen puñado de puntos en su lucha por el segundo puesto de la general.

Santurtzi aguanta Zierbena fue el primero en caer de la lucha y Hondarribia solo aguantó hasta el segundo largo, cuando hizo su último alarde colocándose en cabeza antes de empezar a perder segundos de forma considerable. La lucha de la tanda de honor estaba entre Orio y Santurtzi. Los antecedentes de las anteriores mangas y su rendimiento actual pronosticaron una exhibición oriotarra, pero Santurtzi se rebeló ante ello. La Sotera puso en complicaciones a la San Nikolas y en los primeros largos sus proas se intercambiaron en cabeza. Los entrenados por Iker Zabala resistieron durante más de dos largos. Sin embargo, el deseo de la bandera hizo más efecto en Orio. Los oriotarras aceleraron en el largo final y con una ola vaga como apoyo dejaron atrás a los santurtziarras, que salvaron por centésimas el tercer lugar.

El último largo de Orio fue una lucha contra el cronómetro. Los oriotarras lo dieron todo en el largo final. Cada segundo reducido fue un impulso para los aguiluchos y un aumento en la tensión de los remeros de Donostiarra. Los diez segundos de ventaja marcados en la ciaboga pasaron de ser una distancia insalvable a un objetivo asequible. Orio realizó el mejor largo de vuelta y llegó a colocarse a un único segundo de la embarcación de la capital guipuzcoana. Pero con Orio en plena ebullición, la boya de meta apareció de salvadora de Donostiarra. La tormenta amarilla quedó detenida en seco. El ímpetu de la San Nikolas se tradujo en un segundo puesto y la alegría explotó en las tostas de la Torrekua. Veinte minutos de espera, llenos de tensión, para convertirse en una explosión de alegría y grabar sus nombres en una fecha histórica.