cORRÍAN las ocho de la mañana cuando la marea marrón de Zierbena iniciaba su viaje, su cita con la historia. Cuatro autobuses llenos de aficionados y de ilusión zarpaban con el objetivo de dar aliento a su trainera y, así, lograr su primera Bandera de La Concha.
El rostro de cada uno de los hinchas que llenaron los cuatro autobuses reflejaban alegría e ilusión. Una de las personas más emocionadas era Mari Tere Renovales, la socia número uno del club de remo galipo. “Estoy muy ilusionada y nerviosa. Es una oportunidad muy bonita para nuestro club y hay que estar aquí apoyándoles. Tiene muchísimo mérito que siendo un municipio tan pequeño, estemos aquí luchando por ganar”, señaló esta mujer que lleva muchísimos años siguiendo a Zierbena. Irune Bañales es una auténtica fuente de datos acerca del remo galipo y, como no, no podía perderse la cita de su trainera con la historia. “No podíamos faltar y el ambiente está siendo muy bonito. En el viaje hemos estado cantando, la gente está muy animada, ojalá podamos llevarnos la bandera para casa, pero, aunque no se gane, estos remeros merecen nuestro reconocimiento”, aseguró Irune. Ella fue una de las personas encargadas de organizar los autobuses que acercaron a la afición de Zierbena hasta la Bella Easo. “La verdad es que esperábamos una muy buena respuesta de la gente, pero nos ha sorprendido llenar cuatro autobuses. Hay que tener en cuenta que somos un municipio de mil habitantes”, reconoció Irune.
Así, un alto porcentaje de la población de Zierbena estuvo en Donostia apoyando a los suyos. Entre la marea marrón no faltaron Luis y Aingeru González, padre e hijo que estaban expectantes ante lo que ocurriría a partir de las 12.30 horas. “Esperemos que Zierbena pueda llevarse la bandera. Creo que va a estar muy apretado, apretadísimo, pero ojalá podamos ganar”, apuntó Luis. Aingeru ha pasado por las categorías inferiores de Zierbena y, quizá por este motivo, vivió la jornada de ayer de una manera muy especial. “El remo es pasión y es lo que te engancha a este deporte”, reconoció.
Llegó la hora de la verdad. Los jueces dieron la salida a la segunda tanda de la bandera. En la zona del Aquarium las camisetas marrones no eran mayoría, pero alentaron como nunca a los suyos. Cualquier apoyo era poco para tratar de acercar a su trainera al sueño de ondear minutos después la Bandera de La Concha. Gritaron, sufrieron pero, por desgracia, no pudieron disfrutar de la victoria. La reacción de la hinchada galipa fue ejemplar. En la rampa, los gritos de ánimo a sus remeros que, algunos, tocaban tierra entre lágrimas fueron constantes. “Ánimo chavales, levantad la cabeza, estad orgullosos de lo que habéis hecho”, espetó Mari Tere a sus remeros. “Solo puedo decir que estoy muy orgullosa de este equipo y de ser de este pueblo. Gora arrauna!!”, señaló Irune. La gran familia de Zierbena inició la vuelta a casa sin la bandera, pero llena de orgullo pasadas las 15.30 horas. Tres horas después, en la localidad vizcaina comenzaron una serie de actividades para reconocer la labor de una trainera que se quedó ayer a tan solo un segundo de inscribir su nombre en el palmarés de la regata más importante del mundo arraunlari.