Eskerrik asko, Estrobo!
Cuando a un servidor le dijeron hace poco más de un año que tenía que empezar a cubrir la actualidad del remo, se le vino el mundo encima. Cuando no tienes ni idea de lo que es una ciaboga, ni quién demonios es José Manuel Francisco, lo normal es que empieces a preocuparte. Tuve la suerte de que desde la primera regata pude contar con la impagable ayuda de mi predecesor en DEIA, Javier Núñez, y de compañeros de otros medios como Ramón Basaldua, Julen Ensunza, Gaizka Lasa y Asier Kareaga que, literalmente, me traducían en términos cristianos qué es lo que estaba pasando en el agua.
Para bien o para mal estaba consiguiendo sobrevivir a gran parte de la temporada cuando en la redacción recibí una llamada telefónica de un tipo que se hacía llamar Estrobo. Me dijo que era un periodista jubilado, que le gustaba mi trabajo y que quería conocerme. Esa curiosidad insana que tenemos los plumillas me arrastró una mañana a la playa de La Arena. Allí me encontré con un señor afilado, pulcramente vestido y de mirada viva. Me contó su experiencia personal en torno a las regatas, su extensa relación profesional con el mundo del remo y su visión de lo que ese maldito deporte de los remos le había aportado. En una banqueta de la cafetería Kantauri aprendí que ante un cuaderno, una máquina de escribir o un teclado de ordenador se puede vivir el remo de una manera tan intensa y gratificante como lo hacen sus propios protagonistas.
Me monté en mi coche con el hormigueo que te queda en la piel cuando personajes tan excepcionales como José Luis Korta, José Manuel Francisco o Juan Luis Amilibia son capaces de hacer entender a tus sesos de secano secretos de una trainera que antes se te antojaban poco menos complejos que la comprensión del universo. Para cuando regresé a la redacción de DEIA, en el correo electrónico ya había recibido un e-mail de Estrobo con varias páginas de estadísticas de la bandera de La Concha. Toneladas y toneladas de números desgranaban la historia centenaria de la regata más importante.
En el último año el remo se ha visto sacudido por la Operación Estrobo. Al margen de lo que en ella se pueda destapar, personalmente me ha dado pena que un señor, que no ha visto una regata en su vida, haya decidido bautizar este polémico caso con el mismo nombre con el que se conoce a Xabier Lauzirika, un profesional que ha dedicado la mayor parte de su vida a difundir y hacer más grande el noble deporte del remo.
Desde la parte que me toca no quiero dejar de agradecer a Xabier su ejemplo. Gracias por dignificar nuestra profesión, por hacerme entender que si te pitan los dos oídos es porque no tienes el norte tan perdido. Gracias por ser el disco duro del remo, por ser una enciclopedia viviente. Gracias por aquella llamada de teléfono, por la montaña de estadísticas y, sobre todo, por la palmadita en la espalda. Eskerrik asko, Estrobo!