Jon Zabala (Markina-Xemein, 1988) tiene tantas vidas como un gato. En la primera fue un chaval puntista que soñaba con emular a su padre, profesional en West Palm Beach, y hacer las maletas para jugar en Estados Unidos; en la segunda fue un pionero de veinte años que abrió el mercado de la cesta en Filipinas; en la tercera estuvo a punto de dejar el deporte al ver que no salía la oportunidad de hacer las Américas; en la cuarta recibió la llamada de Dania Jai Alai y acabó residiendo en Florida; en la quinta, con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, se le negó la renovación del visado y se le truncó el sueño; en la sexta vivió la resurrección del regreso a casa y se reencontró con Markina, y en la séptima ha echado raíces en el Jai Alai World Tour. En todas ellas hay varias constantes: la cesta punta, el sacrificio, el trabajo y el coraje. "Mi forma de ver la vida siempre ha sido la misma: hacer siempre todo lo que pueda, porque así no me quedará ningún remordimiento. Siempre he dado todo", define el vizcaino.

Jon Zabala se acoda en las semifinales del Grand Slam de Gernika, que se disputan el sábado, a partir de las 19.00 horas -se emiten en diferido por ETB-1 (22.10 horas)-, y saborea el momento. "Es increíble. Los pelotaris intentamos estar toda la vida en estos partidos. Me refiero a citas como las de Gernika o al Día del Carmen en Markina. Son sueños cumplidos", explica el markinarra, quien recuerda que le llamaron por la baja de Eric Irastorza. "Estaba preparado y entré en el último momento. En el primer partido estuve algo nervioso, pero me siento bien y he ido cogiendo confianza", reflexiona. Además, este año ha podido contar con el calor del público, respetando las restricciones sanitarias, por supuesto. "El año pasado disputé los partidos de Donostia y Gernika, pero fueron a puerta cerrada. Es distinto. La gente da un plus al puntista", relata. Al pelotari le pone la algazara y el humo. Al pelotari le encanta el aplauso y la adrenalina. Logró la clasificación el pasado sábado junto a Alex Hormaetxea frente a Diego Beaskoetxea y Julen del Río (9-15, 15-11 y 5-3). "Fue duro, tal y como esperábamos. Diego tiene experiencia y Del Río es un pelotari muy fuerte. Pudimos aguantar y tirar hacia delante", certifica Zabala.

Su siguiente estación: Xabier Barandika e Imanol López, primeros clasificados del Grupo B tras superar a Iñaki Osa Goikoetxea y Nicolas Etxeto. Se la jugaban y dieron el do de pecho. Contra el guardaespaldas zumaiarra, además, pugnó en el Master Series de Markina, en casa. Ganó el guipuzcoano, que compartió gerriko con Jokin Arbe. "López es el mejor. Lo hace todo bien. Será muy difícil superarle, pero es un encuentro bonito para jugar. Aprendí de Markina y el sábado viviremos un partido distinto. Tendré que aguantar para buscar oportunidades para Hormaetxea", desbroza. Al fin y al cabo, Alex es un artista. "Espero algo similar al encuentro anterior: que me meta en el agujero", esgrime.

Con todo, se encuentra "bien preparado" para la batalla. "Llevo haciendo crossfit desde que regresé de Estados Unidos en 2019 y me siento a gusto físicamente. La última temporada en Dania me di cuenta de que no podía mejorar técnicamente, así que le di caña al aspecto físico. Practico crossfit en Eibar y tengo costumbre de ir cinco o seis veces a la semana. Me ayuda a despejar la mente. No tengo miedo al cansancio", sostiene Zabala. Incluso, su colaboración con un nutricionistao ha derivado en una mejora física de ocho kilogramos de músculo.

FILIPINAS Y ESTADOS UNIDOS.

Apenas inaugurada la veintena, a Jon Zabala le salió la oportunidad de ser profesional en Filipinas. Era 2009. "Fue una experiencia bonita y dura", recuerda. "Conoces otra cultura y a otros pelotaris. Me sirvió para aprender mas en el aspecto mental que en el deportivo, pues no era muy buen frontón", rememora el vizcaino. La cancha se encontraba en un pueblo en la selva. El viaje en coche al banco, por ejemplo, era una odisea de hora y media. "Mi meta era dar el salto directo a Estados Unidos. Vi que no podía ser, así que decidí regresar", cuenta. Estuvo un año.

Al retornar se centró en intentar cumplir el sueño americano. La oferta tardó cinco campañas en llegar. "En 2015 pensé que ya era suficiente, que dejaba la cesta, que no iba a conseguirlo. Gorka Urkidi, mi entrenador, me insistió en continuar y dos meses después me llegó la opción de ir a Dania. Le debo mucho", cuenta. Mantuvo su puesto en Florida cuatro temporadas. Donald Trump se convirtió en presidente de Estados Unidos en 2016 e inició su etapa de proteccionismo y se suspendieron visados. En 2019 fue uno de los pelotaris a los que no renovaron el pase sin motivo aparente.

Así que regresó a casa, a Markina. Pero no se rindió. "Por la cabeza se me pasó que tenía la oportunidad de probar en Euskadi, que iba a hacer el esfuerzo de intentar meter el pie en el Jai Alai World Tour. ¡Qué menos que esforzarme!", finaliza. Dicho y hecho. Siempre cumple. Siete vidas. Está a un paso de una final y a dos de un gran título, que se decide el próximo lunes, día grande en Gernika, en horario matutino (12.00 horas).

"En 2015 estuve a punto de dejarlo. Mi entrenador insistió y justo me llamaron para ir a Dania"

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