Bilbao - “Siempre le he visto bien”, dice Mikel Urrutikoetxea. Habla de Joseba Ezkurdia, un tipo fuerte, sensato y con una capacidad de jugar a pelota a mano excepcional. El vizcaino huye del resultadismo a la hora de valorar a su adversario de hoy, con el que se juega el billete para la final del Manomanista en el frontón Bizkaia de Bilbao, a partir de las 17.45 horas. El zaratamoztarra ve más allá. Ojos de halcón. “Joseba lleva años haciendo las cosas bien. No es cosas de la última temporada”, determina el vizcaino.

La cuestión es que el navarro ha explotado en términos generales y es más peligroso que una piraña en un bidé. Lo demostró tras el exitoso Campeonato de Parejas de 2018, que fue una montaña rusa en la que saboreó el hierro de la decepción y acabó coronado en el podio del frontón Bizkaia de Bilbao. La ola le impulsó hasta las semifinales del Manomanista -competición en la que lleva escalando curso tras curso desde que fuera alineado por Aspe en 2013-, donde se vio apeado por el campeón después de eliminar de forma brillante a Iker Irribarria (22-9) en el Astelena de Eibar. Jokin Altuna le arrebató el hueco en la final. Tras el verano, el espaldarazo llegó en el Cuatro y Medio. Consiguió el triunfo final y dos revanchas: la primera, al derrotar a Urrutikoetxea en la semifinal en Bilbao, puesto que jamás le había ganado de manera individual en sus cinco enfrentamientos anteriores, y la segunda, al imponerse a Altuna III en el Navarra Arena y cobrarse la venganza del mano a mano; además, con el premio de la txapela de por medio.

El Ezkurdia más peligroso llega a Miribilla con la intención de derrocar a Urrutikoetxea, emperador en un frontón en el que ganó tres cetros de forma consecutiva. El poderoso arbizuarra, cuya volea es pura dinamita, sufrió para vencer a Erik Jaka en los cuartos de final de la distancia, pero sacó dos lecturas positivas del envite: una primera parte de escándalo, autoritaria, violenta, veloz, y una capacidad mental reforzada. No se vino abajo. “Tuve las ideas claras. No me volví loco, no me aceleré. Tuve claro que era el momento de jugar serio. Tuve confianza en mí mismo. Y me salió”, define. El de Lizartza apretó, Joseba no rompió con la derecha y el envite se enredó. Resistió.

El arbizuarra entraba en todas las quinielas para llegar alto en el Manomanista, pero, enfrente, las acciones de Urrutikoetxea crecieron con su gran actuación en el duelo de cuartos de final ante Oinatz Bengoetxea, al que barrió por un claro 8-22. Si bien el zaratamoztarra no tuvo suerte en el Parejas -arrastró problemas de en la zurda-, la preparación para el mano a mano ha sido satisfactoria. Ya está olvidada la enfermedad vírica que le penó la pasada campaña en su primer envite, que perdió ante Altuna III (16-22) tras arrancar 7-0 y 14-9, y le tuvo todo el verano en barbecho. “En esos momentos te ves en una cueva oscura, en la que no ves la salida. Se pasan momentos malos. Pocas personas se acuerdan de uno en esos instantes. Es entonces cuando hay que tirar para arriba. Lo conseguí”, define el puntillero vizcaino, que demostró su talla ante el leitzarra. Tales fueron los galones de Urrutikoetxea que las apuestas se equilibran ante Ezkurdia, con cierta tendencia para el lado del campeón de 2015. Aunque el favoritismo no sirve para nada. La final más grande está en el horizonte. Es un premio grandísimo. El timón de la semifinal será clave. Mikel ve más allá. Ojos de halcón. “Si el partido es duro, mejor”, finaliza el de Zaratamo.

Por otro lado, el partido por el tercer y cuarto puesto del Manomanista se celebrará en el Beotibar de Tolosa el domingo día 26.