La expedición liderada por Alex Txikon regresa a casa. El Manaslu (8.163 metros) tendrá que esperar. El lemoarra y su equipo decidieron desistir hace unos días tras haber sido imposible cumplir con el objetivo de ascender a la octava montaña más alta del mundo en pleno invierno. Las incesantes nevadas y el fuerte viento les impidió pasar de los 6.500 metros de altitud. Sencillamente, como señala Txikon, la montaña no ha querido abrir sus puertas este año.

"Ya lo veníamos diciendo las últimas semanas. El Manaslu no nos ha dado ni media oportunidad. Iñaki Álvarez, Iker Mediavilla y yo nos vamos con una gran tristeza porque no hemos podido apenas ascender. Ha sido frustrante estar paleando nieve continuamente durante estos dos meses y no tener una recompensa. Aunque sea haber tenido una pequeña chance de ganar metros. Siempre soy muy positivo y creo que la situación puede cambiar pero esta vez no lo ha hecho. Durante nuestra estancia han caído más de cuatro metros de nieve y esto ha hecho que haya sido imposible. Nos vamos tristes a casa pero sé que las montañas seguirán allí y que algún día podremos tener de nuevo otra oportunidad. Espero de verdad que así sea", explicó desde Katmandú Txikon antes de poner rumbo a Euskadi.

"Hemos pasado la mayoría del tiempo cuidando el campamento base, quitando kilos y kilos de nieve de alrededor de nuestras tiendas esperando una ventana de buen tiempo que nunca ha llegado. Incluso hemos tenido que pasar varias semanas a resguardo en Samagaun, el último pueblo antes de llegar al Campamento Base. Ha sido uno de los inviernos más duros que recuerdo. Hemos empaquetado todo y hemos limpiado nuestra huella lo mejor que hemos podido. Es nuestra obligación dejar el monte como nos lo hemos encontrado y así lo hemos hecho", añadió el alpinista vizcaina en declaraciones difundidas por su equipo. El plazo para que la ascensión fuera considerada plenamente invernal expiraba el 21 de marzo, pero dado el poco avance llevado a cabo en las semanas previas resultaba "inviable" hollar la cumbre.

Txikon prefiere ver el vaso medio lleno: "Las expediciones invernales tienen esto, que dependes muchísimo del tiempo. Pero me gusta enfrentarme a grandes retos y creo que las invernales al Himalaya lo son. Es verdad que puede resultar frustrante, pero es muy bonito al mismo tiempo. Ahora toca volver a casa y descansar y más adelante iremos dando forma a nuevos proyectos que seguro saldrán. Aunque haya estado a muchísimos kilómetros de distancia he sentido cómo la gente me ha apoyado".