Mejorar es el principal objetivo de Adrián Ben. Siempre dar un pasito más. Esa mentalidad le ayudó a colarse en la élite mundial del 800 metros y no quiere bajarse de ahí. Un objetivo logrado con esfuerzo y también con el apoyo de los suyos, algo fundamental para él.Es su primera vez en la Milla Internacional de Bilbao, ¿qué le parece correr en ella?

—Estuve hace poco en Euskadi para correr la Milla de Berango y el público fue increíble. Estamos acostumbrados muchas veces a la alta competición, en el que hay que tener el máximo resultado y cuando vienes a estas millas buscas más el disfrute, estar cerca de la gente y compartir todos un buen rato. Creo que Bilbao será una experiencia increíble. A mí, siendo de Galicia, me tira mucho el norte y es de los mejores sitios en los que puedo estar. Espero hacerlo lo mejor posible y que disfrutemos todos de nuestra pasión, que es el atletismo.

¿Cómo llega a esta cita?

—Terminé bastante tarde la temporada porque seguí compitiendo después de los Juegos para ir a la Diamond League y esta es mi tercera semana entrenando. Pero me encuentro bien, seguimos el plan poco a poco y esta carrera nos viene bien para desconectar de estas primeras semanas tan duras. Esta claro que con poco entrenado, los ritmos te sacan un poco y parece que el coche va en tercera revolucionado, pero estoy contento.

Llega después de un año muy difícil de mejorar.

—Sí, cada vez el listón está más alto. Cuando quedé sexto del mundo hace dos años no sabía si iba a mejorarlo o no y a la primera que tuve, fui capaz. No es algo con lo que me coma la cabeza, pero sí que es mi objetivo. Quiero seguir mejorando poco a poco. Si la próxima tiene que ser cuarto, será cuarto y no pasa nada, a la próxima medalla. El objetivo es seguir mejorando mis posiciones, mis tiempos y ser cada vez un poco mejor.

¿Qué le viene a la cabeza al pensar en la última temporada?

—Ha habido momentos buenos y también malos. Parece que la gente al final solo se acuerda de los buenos, pero en 2020 me hice una fractura en el fémur y estuve varios meses parado. Tuve que empezar poco a poco, toda la gente estaba como un tiro y me costó mucho. Al final somos humanos y le damos a la cabeza. Luego estuvo el tema del covid que parecía que no nos dejaba. Gracias a Dios los Juegos se celebraron y salió bien. Al final trabajamos solo para tener la oportunidad de intentarlo y si trabajas y sale, es una alegría tremenda.

Ese trabajo le llevó a ser el primer atleta estatal en lograr entrar en una final olímpica de 800 metros.

—Parecía de película, porque la final olímpica era en mi cumpleaños. Mi objetivo y mi ambición eran estar en esa final. Por marcas parecía que era muy complicado y el 800 cada vez está más caro, pero no era imposible. Poniéndole todo el cariño, la pasión y la garra que tengo en el cuerpo conseguí ser el primero y para mí es increíble, no hay manera de describirlo.

¿Cómo fue estar en esa gran final?

—En ese momento estaba concentrado en hacerlo lo mejor posible. Antes de correr pensaba: “Adri, por favor, corre que el que gana hoy es campeón olímpico”. Quería correr bien, estar con los mejores, sacar medalla... Ahora a toro pasado lo veo y le digo a mi madre: “¿Sabes que hemos estado a 97 centésimas de ser campeones olímpicos?”. Es en frío cuando ves hasta dónde has llegado, pero en el momento que estoy allí me gusta estar muy concentrado.

¿Cuál es su siguiente objetivo?

—Tenemos las competiciones de pista cubierta, pero nosotros las preparamos por encima, si sale genial y si no, no será una gran preocupación. Luego nos centraremos en el aire libre, porque viene cargadito. Tenemos en julio un Mundial en el que intentaré mejorar, aunque parece que ya cada vez que corra voy a quedar finalistas, pero aquí corre todo el mundo. Trabajo todos los días del año pensando en mejorarme a mí mismo, luego saldrán las cosas o no, pero mi objetivo es ese. Después, tenemos el Europeo. La última vez que corrí era muy joven y ahora llego más maduro. Tengo ganas de dar mi mejor versión porque creo que si estoy bien y la carrera sale, podemos hacer algo grande.

¿Todo lo conseguido le hace correr con una presión extra?

—La presión siempre está e intento evadirme y centrarme en las personas que quiero. Cuando quedé finalista olímpico tenía 175 mensajes de whatsapp y cuando quedé octavo en la Diamond League solo siete. Me preocupo de que esos siete estén orgullosos y sepan que lo he dado todo. El resto lo agradezco, evidentemente, y siempre doy mi cien por cien, pero me centro más en la gente que está conmigo también en los malos momentos.

“Espero hacerlo lo mejor posible en Bilbao y que todos disfrutemos de nuestra pasión, que es el atletismo”