L baloncesto masculino de los Juegos arrancará mañana con un primer plato fuerte. Estados Unidos se medirá a Francia y existe una gran expectación por ver la respuesta que ofrece el equipo estadounidense tras una preparación atípica. El séptimo puesto en la Copa del Mundo de 2019 les obliga a un lavado de imagen en Tokio donde solo repiten dos de los jugadores que entonces vivieron un torneo pobrísimo, Jayson Tatum y Khris Middleton. Gregg Popovich, de vuelta de todo, sigue al frente del banquillo, pero el reclutamiento, sobre todo, de Kevin Durant y Damian Lillard elevan el nivel del equipo cuyo único problema puede ser la falta de acoplamiento.

Middleton, Jrue Holiday y Devin Booker han llegado a Tokio con el tiempo justo tras la final de la NBA, Zach Lavine tuvo que aislarse por los protocolos sanitarios y el rendimiento de los estadounidenses en los amistosos, con derrotas ante Nigeria y Australia, les hace aparecer como más vulnerables que antes de otras citas olímpicas. De todas formas, si los campeones están centrados, son capaces de imponer su defensa y su ritmo de juego y se pasan el balón con eficacia despejarán el camino al cuarto oro seguido.

Francia, sobrada de físico, será desde luego una buena primera prueba de toque en un torneo que mezcla a potencias clásicas como España, Argentina, los propios galos y Australia, el último podio mundialista, con las sorpresas que han llegado del Preolímpico. Italia vuelve tras una ausencia de 17 años, Alemania lo hace después de 13, la República Checa se estrena en unos Juegos, pero hay dos selecciones a las que todos miran con respeto y mucho interés.

Eslovenia, incluida en el grupo de España, también debuta en unos Juegos Olímpicos a lomos de Luka Doncic, quizás la gran estrella del torneo de baloncesto con permiso de Durant, y muchos la ven capaz de llegar al podio por la ilusión y el brillante juego que desplegaron para clasificarse. La otra selección tapada es Nigeria, que tiene ocho jugadores que actúan en la NBA. Pero ya se sabe que eso no significa nada y las selecciones africanas no han logrado hasta ahora dar ese paso que necesitan en cuanto a baloncesto colectivo. Algún día tiene que ser, pero los águilas verdes no tienen un grupo sencillo.

España tiene que manejar un torneo más corto que otras veces y que no permite descuidos. Pero en el seno del equipo de Sergio Scariolo existe una especie de conjura para dar brillo al último baile de Pau Gasol, cuya presencia en los Juegos ya resulta admirable por lo que le ha costado. Con más de medio equipo por encima de los 30 años, será también el último gran torneo para varios jugadores y quieren poner el mejor broche posible a casi dos décadas de un nivel altísimo. Donde ya no llega el físico, pese a que habrá más descanso entre partidos, debe aparecer el gran bagaje táctico de un grupo que puede jugar casi de memoria y que tiene los roles muy marcados.

En el mismo grupo está Argentina por lo que se volverá a repetir la final de la Copa del Mundo de 2019. También será la despedida de Luis Scola, el abuelo protector de un grupo de jugadores que ya se han despegado de la mochila de la generación dorada y que parece mejorado respecto a hace tres años por la inclusión de la prestancia física de Leo Bolmaro y Juanpi Vaulet. Y para el final entre los candidatos al podio queda Australia, una selección que lleva dos cuartos puestos seguidos que no premiaron su excelente juego. Para esta cita a los Mills, Ingles, Baynes o Dellevedova han sumado un plus físico con Thybulle y Exum para reforzar su defensa, donde quizás flojearon en otros torneos.

Sin derrotas desde 1992. Estados Unidos no debe tener rival en su camino hacia su séptimo oro seguido en los Juegos, en los que no cede un partido desde 1992. Una vez más, su selección es potentísima, imbatible en condiciones normales y está de nuevo encabezada por Sue Bird y Diana Taurasi, que buscan su quinto oro. Por debajo de las jugadoras de la WNBA, la lucha por el podio está igualada, como quedó claro en el Eurobasket. España fue plata en Rio y, siempre que haya superado la decepción del mes pasado, está entre las aspirantes por el salto de calidad que le da la vuelta de Alba Torrens. Australia, sin Liz Cambage, pierde mucho poderío y Nigeria y Canadá parten como alternativas a las selecciones europeas.