La última jornada de Jon Rahm en el Zurich Classic de Nueva Orleans fue el reflejó de todo su torneo. Un querer y no poder constante. Oportunidades escapadas por centímetros que impidieron estar en la pelea por el título a esta pareja. El golfista de Barrika y su compañero vieron cerca a los líderes durante toda la tarde, a una pequeña racha de birdies que les permitiera soñar. Pero por una cuestión o por otra, no llegaron a culminar en el tee y acabaron su recorrido sin opciones. La buena noticia fue el puesto final. Pese a no dibujar una candidatura fiable en ningún momento, no hicieron un mal torneo. Siempre colocados en la parte alta de la tabla, Rahm y Palmer terminaron séptimos. Otro resultado entre los diez mejores para el vizcaino, que sigue con la tendencia de estar siempre cerca de los mejores, aunque sin cosechar esa victoria tan deseada. Regularidad sin premio.

Rahm y Palmer concluyeron a tres golpes de los ganadores del torneo, los australianos Marc Leishman y Cameron Smith. El vizcaino y el estadounidense no estuvieron lejos en cuanto a juego, pero sí que les faltó aprovechar sus buenos hoyos con birdies. Además, contaron con una desventaja acumulada considerable desde los primeros días ya que no aprovecharon las dos jornadas jugadas con la modalidad de four balls. El barrikoztarra estuvo muy solo en esos recorridos y tuvo que tirar del carro para sumar la mayoría de los hoyos bajo par y eso provocó que necesitaran una gesta en la última jornada.

La diferencia entre los dos jugadores se hizo evidente en el último hoyo del día. Rahm sacó su orgullo con un golpe que recorrió muchos metros. Palmer también fue capaz de hacer volar lejos la pelota, pero su lanzamiento murió en el búnquer. Ahí, el vizcaino respondió con sus mágicas manos para salvar una pelota y dejar prácticamente dado el golpe para su compañero. Birdie de despedida y ligero buen sabor de boca con el resultado final.

Sin embargo, el daño ya estaba hecho desde los primeros hoyos. Rahm y Palmer partieron con la necesidad de encadenar birdies rápidamente para entrar en la pelea y forzar a sus rivales a protagonizar una buena tarde. Pero los pares fueron la tónica constante. Día gris, sin excesivo brillo y con varias oportunidades perdidas en los greenes. El primer birdie no llegó hasta el hoyo 6, cuando Rahm realizó un toque lleno de talento para embocar un complicado putt. Ese birdie no ejerció de despertador y tuvieron que pasar cinco hoyos más para bajar del par, gracias a los mejores golpes dados por Palmer en el día de ayer.

Con ya poco por jugar y obligados a arriesgar, la desesperación jugó una mala pasada a la pareja vascoamericana. Ninguno de los dos estuvo a su nivel y eso que el primer golpe de Palmer no fue malo. A partir de ahí, nada salió bien. Rahm no acertó con la aproximación, el estadounidense falló cerca del green y el vizcaino no pudo embocar un putt lejano. Bogey y fin a las esperanzas. Solo el orgullo final hizo que sumaran un birdie para escalar hasta la séptima posición final.

victoria australiana

Por otra parte, el torneo tuvo que decidirse en el play-off de un igualado duelo entre Leishman y Smith y los sudafricanos Charl Schwartzel y Louis Oosthuizen. Este último lanzó la bola al agua desde el tee y los australianos aprovecharon la oportunidad para hacerse con el torneo con un juego conservador en el último hoyo.