Jon Rahm cerró el Travelers Championship y su primera tanda de torneos tras el coronavirus con una jornada en la que casi nada le salió como él esperaba. Su juego tuvo demasiadas fisuras y fue imposible lograr un resultado que le permitiera progresar en la clasificación, una vez que el triunfo estaba descartado ya que partió a ocho golpes del liderato. Los tres primeros hoyos, en los que no pudo coger la calle, fueron premonitorios de una vuelta complicada que dio la razón al de Barrika, que antes de arrancar el torneo admitió que aún tenía que quitarse el óxido tras tres meses sin competición en los que había hecho mucho trabajo de gimnasio y ganado músculo y eso le había provocado un desajuste a la hora de calibrar las distancias con sus palos.

Esos tres primeros hoyos los salvó indemne el de Barrika con un gran approach desde unos 30 metros que estuvo a punto de embocar y con dos putts lejanos para par de los que no embocó mucho durante los cuatro días. En el hoyo 4, empezaron los problemas con un mal segundo golpe que le obligó a patear desde fuera del green para dejarse una opción lejana de par que no pudo convertir. En el par 5 del 6, Rahm logró el birdie de cada día en el TPC River Highlands, un campo que penaliza si no logras poner la bola en sus estrechas calles. Con apenas un 50% de acierto desde el tino y idéntica estadística en llegar al green en regulación, era imposible procurarse buenas oportunidades de rebajar golpes al campo de Connecticut.

Su tarjeta se lastró en el 8, un par 3 en el que su golpe de salida visitó el agua. No pudo limitar los daños y salió con un doble bogey que le relegó muchos puestos. En el 12, su bola quedó entre los árboles y tuvo que perder un golpe para devolverla a la calle y anotarse otro bogey. El par 5 del 13 lo facturó con otro birdie y cuando su juego se estabilizó ya no quedaban hoyos. Al menos, otros dos birdies en el 15 y el 17 le permitieron equilibrar su tarjeta, aunque otro bogey en el 18, previo paso por el búnker, le sumó un último golpe en una jornada aciaga en todos los aspectos. Al final, concluyó en el trigésimo séptimo puesto, pero curiosamente le sirve para mejorar dos plazas en la FedEx Cup.

No es el botín esperado tras este exigente regreso en el que Jon Rahm no ha mostrado la magia que su juego desprendía antes de que el coronavirus parase el mundo. Al menos, ha mejorado con el putt con el paso de los días. Ahora, toca trabajar en el campo de prácticas para preparar la siguiente cita, que salvo cambio de planes será el The Memorial en Muirfield, dentro de tres semanas. El foco está en llegar en la mejor forma a la serie de torneos gordos, el WGC de Memphis, el PGA Championship y los play-offs del circuito estadounidense.

Dustin Johnson, al mando

Al cierre de esta edición, llegaron al TPC River Highlands las temidas tormentas lo que obligó a interrumpir el juego cuando solo quedaban tres partidos en el campo. A tres hoyos de acabar, mandaba Dustin Johnson con -20, con golpes de ventaja sobre Kevin Streelman, el ganador del torneo en 2014. Brendon Todd, que había empezado líder el día con dos golpes de ventaja, no aguantó la presión de jugar al lado del exnúmero 1 de mundo, que volvía a disputar un torneo después de mucho tiempo, y entregó sus opciones con un triple bogey en el 12.