UANDO el pasado fin de semana se dio a conocer la identidad de los nuevos integrantes del Salón de la Fama del baloncesto, la inclusión de Kobe Bryant acaparó todos los titulares. La leyenda de Los Angeles Lakers, fallecida el pasado enero en accidente de helicóptero, es la punta de lanza de una promoción que incluye, entre otros, a mitos de la NBA como Tim Duncan o Kevin Garnett y a una exjugadora de la versión femenina de la liga estadounidense, Tamika Catchings, con una gran historia de superación personal. Catchings está considerada como una de las mejores jugadoras de la historia. Jugó quince temporadas en la WNBA, siempre con las Indiana Fever. Alero con notable tiro exterior, buen instinto para el rebote y gran capacidad defensiva, ganó el anillo en 2012, fue MVP en 2010, disputó diez All Stars y fue elegida en uno de los dos mejores quintetos de la competición en doce campañas. Además, se colgó al cuello cuatro oros olímpicos, el último de ellos en 2016, año en el que colgó las botas, y otros dos en Mundiales. Como curiosidad, fue la primera persona de la que se tiene constancia en firmar un quintuple-doble, con una actuación de 25 puntos, 18 rebotes, 11 asistencias, 10 robos y 10 tapones en high school.

Su currículum es arrollador y gana en mérito si se tiene en cuenta que durante toda su vida ha tenido que convivir con un severo problema de audición en ambos oídos. Tras descubrir su enfermedad a los tres años, tuvo que llevar aparatosos audífonos, lo que hizo que fuera objeto de bullying por parte de sus compañeros de colegio, hasta que se hartó y decidió desprenderse de ellos. Para hacer frente a su desventaja, aprendió a leer los labios, se sentaba en primer fila en clase y se preparaba de antemano las lecciones y los temas del día. También aprendió a buscarse la vida en las canchas, ya que no fue hasta la universidad, en Tennessee, cuando la mítica entrenadora Pat Summitt le convenció para volver a ponerse los audífonos para mejorar su rendimiento. Los aparatos, mucho más pequeños, eran ya casi imperceptibles, pero muchas veces se estropeaban por el sudor, hasta que una empresa especializada le fabricó un modelo que pudo utilizar sin problemas.

Catchings, que a sus 40 años trabaja como general manager de las Indiana Fever, se dedica también a dar charlas motivacionales en las que explica cómo logró superar sus problemas de audición para brillar en el deporte: “Sinceramente, nunca ha sido un gran impedimento. Puedo leer los labios y soy muy observadora. Siempre estaba pendiente de lo que pasaba alrededor y miraba constantemente al banquillo por si me indicaban algo. El baloncesto es un deporte muy gestual. Si ponía mucha atención, había veces que incluso podía adelantarme a las acciones, sacar ventaja”.