NORUEGA: Silvia Navarro y Zoqbi, Marta López (4), Jennifer Gutiérrez, Lara González, Ainhoa Hernández (2) , Shandy Barbosa (7), Mireya González (1), Eli Cesáreo, Nerea Pena (4), Alicia Fernández (3), Almudena Rodríguez (6), Maitane Etxeberria y Sole López (1).

ESPAÑA: Silje Solberg y Pedersen, Oftedal (2), Arntzen (2), Skogran (3), Aune (5) , Brattset (1), Sanna Solberg (1), Loke (2), Waade (1), Bakkerud, Herrem (3), Tomac (2) y Jacobsen.

Parciales: 2-3, 6-5, 7-6, 10-7, 11-9, 13-13 (al descanso); 17-14, 19-16, 22-18, 25-19, 27-20, 28-22.

Árbitras: Alpaidze y Berezkina (Rusia). Excluyeron a Eli Cesáreo, Ainhoa Hernández (2), Almudena Rodríguez y Lara González por España; y a Arntzen y Herrem por Noruega.

Incidencias: Semifinal del Campeonato del Mundo disputada en el Park Dome de Kumamoto (Japón).

Bilbao - Noruega lo había ganado todo. España, nada. Las escandinavas eran las favoritas para meterse en la que hubiera sido su vigésimo segunda final en grandes campeonatos. Las pupilas de Carlos Viver, casi ni entraban en las quinielas. Y, sin embargo, las guerreras se comieron las estadísticas y las apuestas. Se levantaron con hambre y, en la noche japonesa, se desayunaron a una Noruega que no las vio venir, que nunca entendió realmente qué pasaba y que, en el minuto 60, alzó la vista hacia el marcador con todo el asombro y la impotencia del mundo. Porque cuando la bocina final resonó en el Park Dome de Kumamoto, España tumbó al gigante noruego y se metió en la primera final mundialista de su historia. Así que ahora, con una medalla ya asegurada, las guerreras no temen a nada. Ni a nadie. Sueñan a lo grande y ya han fijado la vista en su siguiente rival. El último: Holanda (mañana, 12.30 horas en TVE).

Ayer, las noruegas fueron más fuertes, más altas, más técnicas. Pero España fue equipo, defensa y piernas. Las jugadoras del combinado estatal corrieron más, ayudaron más, sudaron más. Y, por eso, marcaron más. El conjunto de Carlos Viver entró al encuentro sin temor, desvergonzado. Tuteó a las favoritas al título y, tras el primer intercambio de goles, se creyó su igual. Comenzó a tener fe en sus posibilidades gracias al muro que tejió alrededor de una Silvia Navarro proverbial. Y la salida de Alicia Fernández a la pista lo terminó por disparar. España se colocó cuatro arriba y Noruega no entendía nada. Su técnico paró el partido. Tiempo muerto para acabar con el tiroteo. Y, a partir de ahí, las escandinavas empezaron a recuperarse. A curar sus heridas. Utilizaron una de sus siete vidas para explotar su resiliencia y conseguir empatar el marcador (13-13) justo antes del descanso.

Sin embargo, en la segunda mitad, España volvió a salir valiente, lanzada, para volver a disfrutar de un cómodo colchón de tres tantos. Aunque después las exclusiones tirarían todo el trabajo por la borda y Noruega se acercó de nuevo en el marcador. Tocaba remar otra vez. Pero a las guerreras no les importó. Intuyeron que su rival estaba tocado y se lanzaron a su cuello. Nerea Pena, Alexandra Barbosa y Almudena Rodríguez llevaron a las estatales a la locura. Mientras, Navarro descosía las pocas costuras que a las escandinavas les quedaban intactas. Thorir Hergeirsson, abrumado, tuvo que parar de nuevo el encuentro. Pero no le sirvió de nada. Entonces, Goliat se bloqueó, tiró su lanza y, desarmado, se convirtió en mortal. España se erigió en matagigantes y así se metió en su primera final de un Mundial.

Las guerreras se jugarán el título mañana ante Holanda, que venció por la mínima su encuentro contra Rusia (33-32). En juego habrá algo más que el oro: el billete directo a los Juegos Olímpicos de Tokio.