bilbao - Todo es nuevo para Celia Fernández. La madrileña debutó la temporada pasada en una prueba de las Red Bull Cliff Diving World Series y este curso ha competido ya de manera más regular. Cada prueba es una experiencia, un nuevo lugar desde donde saltar. A partir de mañana competirá en la plataforma instalada en el puente de La Salve y reconoce sentirse “muy emocionada” por esta oportunidad que aguardaba desde hace años.

¿Qué supone para usted competir en Bilbao?

-Para mí saltar en Bilbao es un sueño cumplido. El año pasado ya hubo un español compitiendo aquí, Carlos Gimeno. Él y yo trabajábamos en un espectáculo y hace años imaginábamos cómo sería saltar en Bilbao. Llevo pensando en esto desde hace mucho tiempo y cuando dijeron que la final iba a ser aquí, me hizo mucha ilusión. Llevo todo el año esperando que llegue el momento.

¿Cómo describiría el lugar donde les toca competir?

-El escenario es precioso, al lado del Guggenheim y con Bilbao de fondo. Luego será más fácil también porque no tenemos la dependencia de mareas, olas, corrientes? al final la ría no tiene una corriente muy fuerte cuando saltamos, por lo tanto es una parada que, aunque a veces te la puede jugar por el tiempo y la lluvia, creo que suele ser de las más tranquilas.

Cada año Red Bull apuesta más por potenciar la figura de la mujer dentro de este deporte, ¿qué importancia tiene esta iniciativa?

-Muchísima. Se potencia a la mujer en el deporte y la igualdad. La verdad es que se están adaptando las cosas y el año que viene incluso habrá dos chicas más compitiendo. Ahora son catorce chicos y diez chicas y la siguiente temporada se iguala, serán doce y doce. Es importante dar visibilidad y ver que las chicas también podemos hacer esto. El problema que sufrimos en este deporte para seguir evolucionando y que llegue a ser olímpico es que hay pocas chicas practicándolo.

¿Cómo las animaría a que empiecen con esta disciplina?

-Siempre estoy intentando tirar de la gente y que entienda que esto no es subirse a los 27 metros y tirarse. Hay un proceso, una evolución de ir poco a poco. Hay que ir superando barreras mentales y al final se llega a esto. Es el disfrute que te hace llegar a estas competiciones. Que siempre hay nervios, pero es un ambiente muy lúdico y festivo.

Empezó con la gimnasia, luego pasó por un circo y ahora los saltos, una trayectoria muy heterogénea.

-Al final todo tiene un punto en común. Empecé con la gimnasia, que son acrobacias, y luego hice los saltos porque para el casting de un espectáculo tenía que hacerlos. No sé por qué me dio por ahí, me lo pasaba bien en la piscina. Las dos cosas tienen en común la parte acrobática y me permitió trabajar en un sitio que era un sueño hecho realidad, de repente estaba trabajando en el circo. En este show hacíamos saltos desde 17 metros y había chicos que ya habían competido en Red Bull. Eso nos marcó el objetivo de mejorar con la idea de algún día llegar a competir en Red Bull. Todo se fue enlazando y mi pregunta ahora es: ¿qué será lo siguiente?

Debutó el curso pasado en Mostar, ¿cómo se sintió al subir por primera vez a la plataforma?

-Fue increíble, como un sueño hecho realidad. Mostar lo guardo con especial cariño, pero en cada parada que llega, la energía que siento me hace venirme arriba. Tengo siempre muchísima ilusión, cada una de ellas es súper especial y espero que siga así siempre. Me llena y me hace seguir mejorando. Eso sí, ahora también me da un poco de miedo porque esta es la última prueba del año, se acaba todo y toca esperar.

Compagina su vida deportiva con su trabajo. Es ingeniera de telecomunicaciones. ¿Cómo lo hace?

-Siempre he aprovechado y soy una persona bastante eficaz. Llego a un sitio y no pierdo el tiempo. Voy siempre a toda leche. Siempre he ido a la carrera con la vida y tengo la suerte de que en mi trabajo tengo una flexibilidad laboral que me permite hacerlo todo. Aunque lo que me mueve es la ilusión. Igual el tiempo que podría estar vagueando estoy entrenando o haciendo otra cosas, porque además de esto también hago otras mil quinientas cosas.