los sueños no siempre se hacen realidad. Pero el pelear es lo único que mantiene encendida la llama de la esperanza. Nadie sabe qué depara el futuro, pero para que sea lo más positivo posible, hay que trabajar. Carmen Aizpurua (26-I-2001, Bilbao) lo tiene claro y el 20 de agosto cogerá un avión para empezar su reto estadounidense en la Universidad de Georgetown, que ha tenido como alumnos a políticos como Bill Clinton, José Manuel Durao Barroso o Abdalá II de Jordania y deportistas de la talla de Allen Iverson, Dikembe Mutombo o Patrick Ewing, entre otros. Allí jugará en la primera división universitaria de tenis, donde deberá compaginar la competición con la carrera de Finanzas.

El camino para cumplir este propósito de aterrizar en Washington no ha sido fácil para la vizcaina, ya que ha tenido que jugar a un nivel alto en su deporte, donde ha ganado alrededor de 60 torneos, mientras rendía en los estudios: “Gente con la que competía no estaba yendo al colegio, estudiaban a distancia. Ha sido difícil para mí, pero mi colegio siempre me ha dado facilidades”. A pesar de poder saltarse alguna clase para entrenar, las exigencias académicas eran las mismas para Aizpurua. La ya exalumna del Colegio Americano de Bilbao tenía que entregar proyectos y hacer exámenes, al igual que el resto de sus compañeros. Su pasión por el tenis y el deporte viene heredada por su padre, y ese amor por la raqueta se ha traducido en buenos resultados. “Mi padre siempre ha sido superdeportista. Me apuntó a hockey, patinaba, jugaba a tenis y pádel... Pero el tenis siempre fue lo que más me gustó”, relata la joven promesa.

Una década jugando da para mucho, y entre todos los torneos en los que ha competido, el Mutua Madrid Open júnior 2018 ha sido el más especial para Aizpurua. “Me hizo muchísima ilusión”, cuenta. El campeonato de esta categoría se disputó la misma semana que el profesional. La bilbaina pudo coincidir así con jugadores contrastados como Djokovic, Halep y Bouchard. “Estaba estirando en el gimnasio y de repente entró Djokovic a calentar”, recuerda. Aizpurua tenía claro desde hace tiempo que quería estudiar en el extranjero, y Estados Unidos era su mejor oportunidad para compaginar el deporte y los estudios al más alto nivel. Para entrar en Georgetown la vizcaina tuvo que sacar buena nota en el SAT (equivalente a la selectividad estadounidense) y el TOEFL (titulación del inglés obligatoria para estudiar en Estados Unidos), además de demostrar sus habilidades tenísticas: “Apunté mis resultados, me grabé un vídeo jugando y en diciembre fui a hacer una prueba”.

En EE.UU. competirá representando a su universidad en la División I norteamericana. Su objetivo antes de volar al continente americano será recuperarse de una lesión de rodilla que la ha tenido apartada un tiempo de las pistas. “Me pusieron un refuerzo en la rodilla y estuve cuatro meses de baja, pero ahora ya estoy tratándola bien”, comenta la tenista. La alimentación es parte fundamental de la preparación física del deporte de élite. La jugadora formada en el Club Jolaseta ha acudido a “varios nutricionistas” para controlar esta faceta y mejorar de su lesión.

Aizpurua revela no tener un referente en particular, ya que admira y se nutre de varias jugadoras como Ashleigh Barty (actual número 1 de la clasificación mundial), Bouchard e incluso Nadal y Federer. La actual 120 del ranking femenino estatal tiene un ilusionante reto durante los próximos cuatro años en Estados Unidos y no quiere pensar en lo que vendrá después. “Voy siempre poco a poco”, recalca la bilbaina. En unas semanas comenzará su nueva aventura en tierras americanas. La meta está clara: disfrutar de la experiencia, estudiar y hacer deporte. El tiempo dirá si Carmen Aizpurua se convierte en profesional. Pero lo que tiene asegurado es una enorme oportunidad para seguir creciendo.