bilbao - Le apodan El Profesor. Un maestro es el que guía. Es quien marca el camino. Es el que corrige. Es el que establece los mecanismos de control. Dice que salía a la pista sin plan alguno. Al tuntún. “No tenía una estrategia en mente”. En el amanecer de la temporada es comprensible; el sistema de evaluación no goza de referencias. Pero la experiencia dota de automatismos. Existen conceptos básicos que quedan interiorizados con el cincel de cada jornada de trabajo. En el Gran Premio de Catar de MotoGP las dudas se cernían sobre el nivel competitivo del personal, pero especialmente sobre el rendimiento de los neumáticos. ¿Temperatura? ¿Durabilidad? Eran preguntas por responder. Atisbando dudas, la prudencia es fiable compañera, pensó Dovi.

Dovizioso, en el reino de la incertidumbre que era Losail, ejerció un control permanente de la situación. Asumió el rol de líder. Optó por imprimir el ritmo deseado y así despejar riesgos. El Profesor guiaba la excursión. Se alojó en cabeza desde los primeros metros, dejando latente que sigue siendo el Dovi que disputa títulos. El mismo de los dos años previos. El único capaz de debatir con Marc Márquez en los últimos tiempos.

Con temor a la respuesta de sus neumáticos, la experiencia indicó a Dovi que ralentizara la carrera. Obedeció. Logró que se formase un nutrido grupo que aspiraba a todo. Y esto generó satisfacción general; eso y el miedo a arrancar el curso con un cero. Invadía el conformismo, respeto, paz y armonía. Márquez, a la zaga de Dovi, dejaba crecer el capricho del italiano.

Pero Alex Rins era el alumno rebelde que hay en toda clase. En la quinta vuelta discutía el liderato de Dovi, quien rápido ponía firme al vibrante catalán, el gran agitador. Dovi le mandaba a la esquina, pero Rins se revelaba ante el poder. La Suzuki se muestra fascinante. Rins ansiaba corresponder a la evolución de su máquina, pretendía ser osado en el océano de la precaución. Pero la Ducati corre. La recta de meta era un castigo. En ese punto recuperaba Dovi su mando. Rins se alzó en cabeza hasta en tres ocasiones y en las tres recibió un inmediato correctivo. Los 10 kilómetros por hora de diferencia en la velocidad punta administraban jerarquía.

Márquez se dedicaba mientras tanto a la vida contemplativa. Su aún convaleciente hombro izquierdo no le permite florituras y Losail es circuito enemigo de Honda; en MotoGP, Marc solo ha ganado allí en 2014. Si bien, el campeón protegía las máximas aspiraciones; no se apeaba de las posiciones de podio. Atento al desarrollo.

El Viñales poleman se difuminaba en los primeros acelerones. Rossi, decimocuarto de partida, se fajaba en la remontada. El honor de Yamaha permanece mancillado en 2019.

¿Dónde está Jorge Lorenzo?, quería saber la parroquia ante las expectativas despertadas con su desembarco en Honda. Pasando el mal trago, era la respuesta. Con apenas pretemporada por su fractura de muñeca izquierda y dos caídas en los entrenos, lo suyo, como auguró, era un ejercicio de supervivencia. Finalmente sería decimotercero. Comienza a ceder.

Más allá de las hostilidades desatadas por el bravo Rins, incombustible, un showman, la precaución se desabrochó a tres vueltas del final; todo lo anterior se plasmó como un mudo pacto de no agresión entre Márquez y Dovi. Ambos se mostraban satisfechos con el desarrollo de la carrera.

márquez despierta Pero fue entonces cuando Márquez entró en escena para arrojar su potencial. Al igual que Rins, Marc alcanzó el liderato hasta en tres ocasiones. “Trataba de empujar pero al adelantar a veces te vas un poco largo”. Sus ataques los convertía Dovi en nimiedad. El tercer y último intento de Márquez de alcanzar la victoria ocurrió en la última curva: el catalán ganó el interior del ángulo y rebasó a Dovi pero excedido de velocidad. Así, el italiano enderezó antes su máquina y enfiló primero la recta de meta. Maniobras calcadas a las del GP de Catar de 2018. Y como El Profesor estaba atento al copieteo, cazó las intenciones de Márquez, que si el año pasado asomaba a 27 milésimas del triunfo del italiano, esta vez se quedaba a 23, aunque “muy satisfecho porque es un circuito que nos cuesta”.

“Marc nunca tira la toalla, pero fui capaz de responder llevándome al límite”, se congratulaba Dovizioso, que, carente de plan, sí interiorizaba la obsesión por preservar sus calzos. De ahí que El Profesor decidiera ser autoridad para imponer el ritmo.

Satisfacción para Crutchlow, tercero y recuperado del tobillo que se quebró en Australia por diecisiete partes; para Rins, cuarto transmitiendo que con mesura está en condición de ganar; para Rossi, última Yamaha en la parrilla y primera en cruzar la meta (5º); para Mir, octavo en su debut. Desilusión para Viñales, séptimo, y Lorenzo, decimotercero.

Andrea Dovizioso (Ducati) 42:36,902

Marc Márquez (Honda) a 0,023

Cal Crutchlow (Honda) a 0,320

4. Alex Rins (Suzuki) a 0,457

5. Valentino Rossi (Yamaha) a 0,600

6. Danilo Petrucci (Ducati) a 2,320

7. Maverick Viñales (Yamaha) a 2,481

8. Joan Mir (Suzuki) a 5,088

9. Takaaki Nakagami (Honda) a 7,406

10. Aleix Espargaró (Aprilia) a 9,636

11. Franco Morbidelli (Yamaha) a 9,647

12. Pol Espargaró (KTM) a 12,774

13. Jorge Lorenzo (Honda) a 14,307

1. Lorenzo Baldasarri (Kalex)39:56,109

2. Thomas Luthi (Kalex) a 0,026

3. Marcel Schrotter (Kalex) a 2,123

4. Remy Gardner (Kalex) a 2,125

5. Augusto Fernández (Kalex)a 2,305

1. Kaito Toba (Honda) 38:08,887

2. Lorenzo Dalla Porta (Honda) a 0,053

3. Arón Canet (KTM) a 0,174

4. Marcos Ramírez (Honda) a 0,505

5. Celestino Vietti (KTM) a 0,584