Antesque nada quisiera destacar que hemos asistido a una etapa memorable sin necesidad de inventar nada. Este es el ciclismo de siempre y hemos vivido un espectáculo formidable con los ingredientes clásicos: más de 200 kilómetros, encadenado de montañas de verdad y sálvese quién pueda. Ha sido una jornada de supervivencia pura y dura, que es lo que ha hecho grande a este deporte. Se trataba de resistir. Entiendo que otras grandes opten por etapas más cortas y explosivas, pero no hay que inventar nada. El Giro ha acertado de pleno y a los que nos gusta el ciclismo hemos disfrutado muchísimo porque en una sola etapa hemos asistido a un gran espectáculo con el simple hecho de hacer un buen recorrido. No son necesarias ni cuestas de cabras, ni etapas exprés y ni porcentajes imposibles para que nos deleitemos. Creo que lo ideal es mezclar ambas cosas y, en ese aspecto, otras organizaciones deberían reflexionar. En cuanto a la etapa, honor para Carapaz, un ciclista formidable. Siempre al ataque. Es valiente y va siempre con todo. No es de los que mira atrás. No ataca de cara a la galería y se ha demostrado en San Valentino, donde sus opciones para ganar el Giro han subido mucho. Se ha visto que Del Toro ha sufrido y es normal. Estamos en la tercera semana y en territorio de alta montaña. Se ha defendido, pero se ha dejado bastante tiempo. Además, Simon Yates también le ha rascado. La general queda muy abierta y aún resta muchísima montaña. No es de extrañar que pueda haber más hundimientos. Roglic ha abandonado. Desde la caída en el sterrato no acababa de ir bien y ha dicho basta. Le toca buscar otros objetivos. Lo mismo que Ayuso, aplastado por la montaña y víctima también de aquella caída. Estaba claro que no iba bien. Ahora tiene que demostrar que es buen compañero de equipo y proteger a Del Toro, que lo tiene muy difícil. Aún habrá sorpresas estos días.

El autor es director deportivo del Grupo Eulen-Nuuk.