"Me resulta un poco extraño, incluso me siento perdido". Lo dice Aitor, que echa la mirada hacia atrás para localizar a sus dos amigos que se han quedado un poquito rezagados tras acceder a las instalaciones de Lezama, donde se notaban las medidas de seguridad establecidas por LaLiga y acentuadas por la pandemia del covid-19. Los tres son socios del Amorebieta, como el resto de los 700 aficionados, muchos de ellos llegados en autobuses fletados por el club, que se dieron cita en un partido que pasará a la historia de la entidad azulona al tratarse de su estreno en la LaLiga SmartBank ante su gente. "Es una pena que no sea en Urritxe, hubiera sido aún más especial, pero es lo que hay", apunta Mentxu, acompañada por su ama y su izeko. Lezama, no obstante, será su casa a lo largo de toda la temporada. "Lezama es azul", alardea otro socio que pasaba al lado. Y el Amorebieta encuentra también su otro Urritxe. Una buenísima sintonía que fabrica el primer éxito en la histórica andadura en Segunda División del equipo de un pueblo de 19.000 habitantes, una especie de aldea gala. Las gradas de Lezama, o Urritxe según se mire, estallaron de satisfacción. "Que se prepare el siguiente", avisó Gorka, un joven socio zornotzarra. Ese siguiente que pasará por Lezama es el Burgos, el verdugo del Bilbao Athletic en el play-off de ascenso en Burgos. Quizá toque una pequeña venganza.

Y eso que la fiesta no comenzó con buena pinta. A los tres minutos se metió un intruso. Curro silenció las gradas con una volea que sorprendió a Roberto Santamaría, aunque la hinchada azul no estaba dispuesta a que nada ni nadie estropearan un día tan emotivo. Los aplausos espolearon a los de Iñigo Vélez de Mendizabal. El gasteiztarra conoce bien Lezama, el corazón del Athletic. Militó en el primer equipo durante la etapa de Joaquín Caparrós como técnico y quizá haya retenido alguna información de aquellos tiempos, en los que probablemente no manejaba ser entrenador profesional en un futuro, pero el fútbol da muchas vueltas. Iñigo dirige al Amorebieta y se ha reencontrado con su pasado rojiblanco. Nueve de sus once titulares lucen también su paso por el Athletic y han mamado Lezama. O sea, Iker Bilbao, Iker Seguín, Mikel San José, Oier Luengo, Markel Lozano, Álvaro Peña, Óscar Gil, Gorka Guruzeta y Gaizka Larrazabal volvían a casa. El primero de ellos, Iker Bilbao, se encargó de recordarlo, cuando aprovechó un grueso error del meta Makaridze para hacer el 1-1 doce minutos después del jarro de agua fria que arrojó Curro. El de Larrabetzu escribe, por tanto, su nombre en la historia de la Sociedad Deportiva Amorebieta al convertirse en el autor del primer gol del club azul en la categoría de plata, en el fútbol profesional, después de 195 minutos de espera.

El tanto de Iker Bilbao se entendía como un buen presagio. El Amorebieta ya había sido víctima del infortunio en Girona y en Miranda y en algún momento le tenia que llegar la recompensa. Surgió entonces la experiencia de Mikel San José, del que se sabe su largo recorrido en la élite. Dicen que el zorro es más sabio por viejo que por zorro. El de Atarribia robó un balón en zona andaluza y armó una contra que propició la expulsión del visitante Robertone. Con más de 70 minutos por delante, todo un mundo, el Amorebieta gozaba de una superioridad numérica que no la podía desaprovechar. La dicha, eso sí, se hizo de rogar. Y tuvo que ser con suspense. Le tocaba decidir al VAR. Durante largos segundos de espera, el públizo zornotzarra empezó a jalear al unísono "Gol, Gol, Gol...", hasta que llegó el veredicto. García Verdura, el colegiado, señaló el centro del campo y validó el remate de Obieta. El sueño se hizo realidad. El Amorebieta ya difruta de sus primeros tres puntos. Y le quedan mucho más por sumar.