Dinamo Kiev 0

Barcelona 4

DINAMO KIEV: Bushchan; Kedziora, Zabarnyi, Mykolenko, Karavev; Sphepliev (Min. 83, Baluta), Buyalskiy, Garmash; Shaparenko (Min. 71, Lednev), Verbic y De Pena (Min. 70, Supryaha)

BARCELONA: Ter Stegen; Sergiño Dest, Mingueza, Lenglet (Min. 65, Jordi Alba, Junior; Pjanic (Min. 65, Riqui Pugi), Aleñá; Coutinho (Min. 65, Griezmann), Trincao (Min. 83, Konrad), Pedri (Min. 73, Matheus) y Braithwaite

Goles: 0-1: Min. 53; Dest. 0-2: Min. 57, Braithwaite. 0-3: Min. 70; Braithwaite (p.). 0-4: Min. 92; Griezmann.

Árbitro: Matej Jug (SLO). Mostró tarjeta amarilla a Pjanic del Barcelona y a Popov del Dinamo.

Incidencias: Estadio NSK Olimpiyskiy-Kiev. Sin público.

Peor arranque liguero en 29 años; Messi perdiendo su influencia quién sabe si por la edad, por vivir retenido en una jaula de oro o por ambas razones; cuatro jugadores titulares lesionados; otros que no rinden acorde a lo que costaron; una línea defensiva carente de efectivos con cuatro bajas; una crisis financiera cifrada en una deuda de 800 millones de euros; una dirección recién dimitida y otra a expensas de llegar y ver lo que se encuentra... Y entre todos estos motivos para catalogar una crisis, aparece la Champions League, un oasis del que beber alguna esperanza. Una sombra para cobijarse del fuego que arde en Can Barça. Curiosamente el mismo escenario que terminó de hundir el proyecto anterior, que incineró al equipo de forma bíblica. Pero esta temporada el Barcelona ha encontrado en Europa un bálsamo, el lugar donde ahogar las penas con su inmaculado recorrido.

Frente al Dinamo se prolongó el idilio, un pleno de cuatro victorias. Con placidez. 0-4. Aunque la comodidad solo llegó cuando el equipo ucraniano, que jugaba a vida o muerte, hizo gala de su necesidad. Obligado, dejó de ser compacto en el segundo tiempo, lo que le permitió al cuadro culé romper el equilibrio.

El Barça saltó al césped de Kiev con un once nada reconocible, plagado de actores secundarios. La salvedad eran Ter Stegen, Lenglet, Pedro y Coutinho. Griezmann y Dembélé se congelaban en la grada. Los meritorios tardaron un cuarto de hora en coger las riendas, en trasladar el juego a la zona de los tres cuartos. Aunque sin peligro. Los de Ronald Koeman eran estériles. Salvo los centros por alto de Dest y Júnior por los carriles, algo insólito en los últimos tiempos, lo demás eran toques fáciles, pases de cara al compañero. Se formó una caravana en el mediocampo. Pausa tras pausa. Aburrido. Previsible. Sin amenaza. Caricias para el plantel ucraniano.

El Dinamo no fue el del Camp Nou. Careció de agresividad. Se mostró tímido, recogido en su campo. Y sin colmillo, pasada la media hora tuvo la mejor ocasión de la primera mitad. Se trató de una acción en la que ni siquiera hubo disparo a portería; Verbic le quitó de las botas un jugoso balón a Buyalskyy. Imagínense qué partido. Plano. Carente de emoción. Soporífero. El Barça disparó por primera vez entre los tres palos en el minuto 36. Fue Trincao. Un donativo para el guardameta Bushchan. Eso sí, la posesión era abrumadora.

El ritmo aumentó en el segundo acto. El Dinamo estaba obligado a ganar para dar vida a sus opciones de acceder a octavos. Se estiró. Avisó con Verbic nada más reanudarse el duelo. La tropa de Koeman comenzó a ver espacios. Metió una marcha más. Convirtió la horizontalidad en verticalidad. Solo así el Barça comenzó a ver el paraíso.

La táctica de Mircea Lucescu se hizo añicos al lanzar a sus jugadores al ataque. Los culés encontraron fisuras y empezaron a dañar. Dest arrancó el inicio de una jugada, conectó con Pedro, que asistió a Braithwaite y, tras un control fallido, cayó un regalo a Dest, que cruzó el disparo para abrir el marcador en el minuto 52. El Dinamo bajó los brazos. Se deshilachó.

El Barça hizo del descosido un roto. En 5 minutos generó más peligro que en el primer tiempo. Tras la salida de un córner, el debutante Mingueza peinó el esférico y Braithwaite empujó hacia la red en el segundo palo.

En el día de las oportunidades, Koeman dio paso a Alba, Riqui Puig y Griezmann. El lateral respondió de inmediato con una asistencia a Braithwaite, que fue objeto de penalti. El danés lanzó la pena y anotó. Minuto 70, marcador resuelto y más cambios para un segundo y tercer estreno. Saltaron al campo Matheus Fernandes, el desconocido, el jugador que no tuvo presentación con la camiseta azulgrana, y Konrad. Coser y cantar para el Barça, que además vio sonreír a Griezmann con el cuarto de la noche, un gol de tiro cruzado al estilo Messi. Pero el Barça no debe mirar el marcador con excesos de orgullo, puesto que solo fue capaz de desequilibrar cuando el Dinamo cambió su apuesta inicial. Eso sí, hubo rotaciones y sigue teniendo su oasis, la Champions, donde ya está en octavos de final.

El Sevilla, con apuros

El Sevilla se impuso al Krasnodar (1-2), pero sobre la bocina. Tras adelantarse en el minuto 4 con un gol de Rakitic se vio empatado por Wanderson en el 56 y Munir tuvo que resolver en el 95.