La Federación Vizcaina de Fútbol tiene presidente para los cuatro próximos años después de la esperada jornada electoral celebrada en la tarde de ayer en el salón de actos de San Mamés, donde estuvo lejos de saltar la sorpresa. Será Iñaki Gómez Mardones, en el cargo desde 2006, quien continúe al mando de las operaciones hasta 2024 tras sumar 97 de los 100 votos en juego y hacer valer así su condición de favorito ante la candidatura del aspirante Karmelo Atxabal, procedente del mundo del fútbol sala e incapaz de materializar el objetivo de dar un giro a una federación a la que pretendía someter a un profundo lavado de cara. No será así. El continuismo asociado a la figura del inabordable Mardones, quien enlazará dieciocho años como presidente, seguirá latente después de unas sintomáticas votaciones que se llevaron a cabo en medio de unas estrictas medidas de seguridad para hacer frente a la propagación del covid-19.

Futbolistas, entrenadores, árbitros y representantes de clubes vizcainos acudieron a tan señalada cita para ejercer su derecho a voto en unas elecciones que se vieron paralizadas en su momento y que se resolvieron ayer con un total de cien asambleístas en acción a fin de determinar presidente y junta directiva para el periodo 2020-24. No hubo ningún detalle sin atar en el acto. A la votación final en el incomparable local electoral escogido para la ocasión, sin ir más lejos, solo pudieron asistir los correspondientes asambleístas y miembros de la propia Junta Electoral, así como el personal autorizado de la organización.

El tiempo de permanencia de los asambleístas en el recinto, asimismo, fue el indispensable para votar, con carteles informativos colocados en distintas zonas para tener bien presentes las normas de seguridad a seguir en todo momento, según había programado la propia federación. Fue así, con controles de temperatura corporal a la entrada y con la obligatoria utilización de mascarillas, como se desarrolló una atípica y desnivelada votación por la presidencia de la Federación Vizcaina de Fútbol en la que cantó bingo sin despeinarse Mardones, quien llegó a la institución en 1982.

Lo hizo, desde la presidencia del San Ignacio para pasar a formar parte del equipo de gobierno que lideraba entonces Ángel María Villar, lejos de ser consciente de que perduraría tantos años en un sillón de mando en el que tiene plaza reservada durante cuatro años más. Pese al optimismo que trató de transmitir Atxabal en el desarrollo de las elecciones, finalmente no hubo partido real, si bien el mungiarra obligó a Mardones a un paso por las urnas para renovar su condición de presidente.

En la antesala de las decisivas votaciones, que no arrojaron sorpresa alguna, Mardones siempre se mostró convencido de que su candidatura resultaría ganadora. “Incorporamos gente joven y la trayectoria que lleva esta junta, con su comportamiento y trabajo en el día a día, es reconocida por los clubes”, aseguró a DEIA el bilbaino el pasado 25 de julio advirtiendo que, a pesar de su dilatada trayectoria como presidente, “nos vemos con fuerzas y ganas de seguir al frente de la federación”.

“Si no hubiese tenido buenas sensaciones, no me habría presentado y nos apoyan también desde el fútbol sala”, agregaba entonces Mardones a este periódico, reflejando así un marcado optimismo que no le dejó ayer en mal lugar, pues arrasó en unas votaciones que legitiman la continuidad de su mandato hasta 2024.