El defensa del Cádiz Rafael Giménez Fali le ha ganado la partida al miedo que había manifestado por un posible contagio de coronavirus y ayer volvió a entrenarse a las órdenes de su técnico, Álvaro Cervera, entre el aplauso del resto de la plantilla.

La ayuda recibida por el club gaditano y las palabras de ánimo de compañeros y afición han suavizado la gestión de un asunto que parecía espinoso el pasado mes de abril.

Un muy afectado Fali mostraba entonces su preocupación por la pandemia y se negaba a abandonar el confinamiento en su domicilio, de donde no era capaz de salir como los protagonistas de aquella obra maestra de Luis Buñuel, El ángel exterminador.

En una entrevista radiofónica, el central valenciano aseguró que no se jugaría la vida "ni por cinco mil millones", pese a ocupar el Cádiz el liderato de Segunda División antes de que se parara la competición tras la jornada 31. Fali ahondó en su temor y, de manera tajante, dijo que tenía "tomada" la decisión: "no voy a ir a entrenar ni a jugar, se puede retrasar unos meses la Liga y no pasaría nada", explicó el zaguero, de 26 años, quien se preguntó "¿por qué no se puede parar esto del todo en vez de estar con 400 muertes al día?". Tal era su miedo que, incluso, llegó a plantearse la retirada del fútbol: "prefiero comerme un trozo de pan con aceite antes que ponerme en riesgo, a mi familia y a mis compañeros", afirmó.

paciencia y un psicólogo

El club que preside Manuel Vizcaíno intentó convencer a Fali en tono dialogante, llevando con mucho tacto el asunto y tratando la situación del jugador como si estuviera lesionado, sin forzar su decisión y descartando desde el primer instante tomar medidas disciplinarias.

Aunque el futbolista dijo en su momento que no estaría seguro mientras no existiese una vacuna, con el paso de los días y la ayuda de un psicólogo el zaguero se ha atrevido a volver al césped. Haber superado el pico de contagios y ver cómo se reducen las cifras de fallecidos por la pandemia en España ha ayudado a que se fortalezca su confianza.

Fali dio el primer paso el pasado jueves, al cruzar el marco de la puerta de su casa para someterse a las pruebas del covid-19 y el viernes completó las pruebas médicas. Ayer, por fin saltó al césped de la Ciudad Deportiva con diez días de retraso respecto a sus compañeros, provisto de mascarilla, guantes y resignación.