bilbao - La altitud le sienta de maravilla a Richard Carapaz, que nació donde se fabrica el frío. En los Andes. A 3.000 metros. Es un cóndor el ecuatoriano, que vuelta alto, fuerte y libre hacia el nido rosa del Giro. En San Carlo, donde las caras son de agonía y las piernas de resignación, donde las fuerzas son ilusiones ópticas, donde amaga Primoz Roglic con la mirada, suspira Nibali y Landa se calza en el anonimato, Carapaz llama a la guerra total. El ecuatoriano, que pasó desapercibido en Lago Serrú tras los fuegos artificiales de Landa, es un potro desbocado. El viernes apenas robó un plano. Como esos actores secundarios necesarios para el lucimiento de las estrellas. Camino de Courmayeur tomó el centro del escenario, construido en las vigas maestras del Mont Blanc. Carapaz, violento su pedaleo, hambriento de gloria, era Charly Gaul volando bajo la lluvia y ganándole allí a Anquetil el Giro del 59. 60 años después, Carapaz agarró por las solapas la maglia rosa del Giro, que luce con siete segundos de ventaja respecto a Primoz Roglic tras un ejercicio de valentía, fe, fuerza y ambición. “Parece que fue ayer cuando estaba en casa en Ecuador jugando con una bicicleta de juguete. Ahora estoy vistiendo la maglia rosa”, dijo emocionado Carapaz. Lágrimas rosas en su rostro. Conquistada su segunda etapa, tras la que logró en Frascati, a su espalda, Roglic le vigila a 7 segundos, Nibali a 1:47, Majka a 2:10 y Landa a 2:50.

Su despegue sideral en San Carlo le otorgó una renta en meta de 1:54 sobre Roglic, Nibali, Landa, Majka y Miguel Ángel López, todos en el mismo pañuelo, desde el que se destacó unos segundos Simon Yates. El gol de la honra del inglés. Carapaz, empero, busca un trofeo mayor, el de la gloria en Verona. Allí se concederá en una semana el trofeo Senza Fine, la espiral dorada. Su actuación, portentosa, la talló en oro macizo. Alta joyería. Ese es el valor de sus piernas, magníficas ballestas que le impulsaron con rabia en el intrincado colle de San Carlo, el último gran puerto del primer bofetón de la montaña del Giro. Carapaz recogió el testigo del bullicioso Landa. “Era una estrategia que teníamos muy bien planteada desde el equipo; sabíamos que tanto Mikel como yo estábamos muy bien, que San Carlo también era una subida muy adecuada para mis condiciones, y con dos bazas para jugar teníamos más oportunidades”, explicó feliz.

En San Carlo y sus rampas hirientes, tensas (10 kilómetros al 10% de desnivel) y con los cuellos alzados de almidón, en un etapa de 131 kilómetros en la que se apretujaban cinco puerto, se examinaron los jerarcas de la carrera. Polanc, el líder que fue, penduleaba en la derrota. Miguel Ángel López, un combatiente eterno, abrió la llave del gas. Se agitó el avispero. Nibali lanzó después un pequeño esprint, al que respondió Roglic, otra vez con aspecto de tahúr. No se sabe si el esloveno va cargado de figuras o lo suyo son los faroles. Hermético, indescifrable, Roglic se acodó en la barandilla de la paciencia. Landa, que se exhibió durante un par de días, no se volvió loco. Sus locuras, maravillosas, se plegaron en la mesilla de noche con el cuidado con el que se dejan los libros antes de dormir. Carapaz no tenía intención de pegar ojo. “Tenemos un as en la manga y veremos cuándo lo sacamos”, dijo por la mañana. En guardia, atento y tenso. Lo suyo fue un acto reflejo. Encendió la luz. “He visto un momento bueno para atacar a tres kilómetros de coronar, he arrancado con todo y he podido insistir y tomar esos 30? segundos”, apuntó sobre su despegue. Fue un fogonazo sensacional que cegó al resto. Roglic silbó. Nibali, al que no le gusta el cuenteo de Roglic, tampoco atendió al insurgente. Majka elevó una ceja. Landa no pestañeó. Carapaz, rostro guerrero, atacó. A degüello. A 30 kilómetros de Courmayeur echó a volar. Decidió correr sin sombra. Solo le acompañó un crucifijo que le bailaba en el cuello a modo de oración.

sin respuesta Carapaz, enjuto, magro, era para entonces un gigante. Empequeñeció al resto. Nadie entre los favoritos pudo cicatrizar la herida provocada por el ecuatoriano, poderoso como el cóndor, la rapaz andina. Aleteó majestuoso y pronto cobró una presa de medio minuto mientras en el senado no se ponían de acuerdo los patricios. Roglic y Nibali seguían con sus discusiones existenciales. Landa estaba atado, supeditado a la aventura de su colega, cada vez más profundo su pedaleo. Carapaz masticó San Carlo como si fuera chicle. Al resto, el globo les estalló en la cara. El escalador, con ese estilo que remite a la vieja escuela, se impuso frente a los más capaces con un vuelo poderoso. La fe, dicen, mueve montañas. El ecuatoriano, que cree en sí mismo, la crujió con violencia. Terremoto. Subió con celeridad, colérico, como si se le llevaran los demonios ante un rebaño manso, sin pastor.

Carapaz era el lobo. Alcanzó la cumbre con una renta próxima al medio minuto y se lanzó en picado por un trazado garabateado por un niño. Una lazada maravillosa. El resto, se anudó. Nibali aceleró y Landa le rastreó de inmediato. Se pegó a su cola. También Roglic, Majka y Miguel Ángel López. La bajada era ideal para el Tiburón, pero se negó a nadar con fuerza. En su mente le atormenta Roglic. El siciliano no arriesgó. Carapaz no tenía nada en lo que pensar porque perseguía un sueño. “Es difícil creer que ahora soy yo la maglia rosa. Es un sueño por el que he trabajado mucho”, expuso el nuevo líder. El ecuatoriano, feroz y enérgico, no dio tregua. Abandonó la trinchera para conquistar la cumbre. Su destino era Courmayeur, a un palmo de Mont Blanc. El monte blanco era rosa para Carapaz, espumoso. Por detrás, se activó el modo ahorro. Por eso enlazó Yates, que alumbró una quijotada en el amanecer de la etapa, -atacó en el kilómetro 13- y se destacó un puñado de segundos para limpiar su nombre, pisoteado en los días anteriores. Yates no tiene huella. Carapaz, sí. Realmente profunda. Con ella aterrizó en el cielo de Courmayeur. Carapaz vuela a por el Giro.

1. Richard Carapaz (Movistar)4h02:23

2. Simon Yates (Mitchelton)a 1:32

3. Vincenzo Nibali (Bahrain)a 1:54

4. Rafal Majka (Bora)m.t.

5. Mikel Landa (Movistar)m.t.

6. Miguel Ángel López (Astana)m.t.

7. Pavel Sivakov (Ineos)m.t.

8. Primoz Roglic (Jumbo)m.t.

9. Joe Dombrowski (Education First)m.t.

14. Mikel Nieve (Mitchelton)a 5:40

26. Víctor de la Parte (CCC)a 7:20

48. Ion Izagirre (Astana)a 17:25

59. Pello Bilbao (Astana)a 22:57

132. Markel Irizar (Trek)a 40:55

149. Awet Andemeskel (Israel)m.t.

1. Richard Carapaz (Movistar)58h35:34

2. Primoz Roglic (Jumbo)a 7’’

3. Vincenzo Nibali (Bahrain)a 1:47

4. Rafal Majka (Bora)a 2:10

5. Mikel Landa (Movistar)a 2:50

6. Bauke Mollema (Trek)a 2:58

7. Jan Polanc (Emirates)a 3:29

8. Pavel Sivakov (Ineos)a 4:55

9. Simon Yates (Mitchelton)a 5:28

10. Miguel Ángel López (Astana)a 5:30

13. Mikel Nieve (Mitchelton)a 10:20

20. Víctor de la Parte (CCC) a 21:22

42. Pello Bilbao (Astana) a 47:44

45. Ion Izagirre (Astana)a 49:20

141. Markel Irizar (Trek)a 2h49:10

149. Sho Hatsuyama (Nippo)a 3h15:01