Soraluze - ¿Qué le parece la apuesta de la Itzulia por esta clase de subidas, como la de Karakate?

-Ha sido un pequeño descubrimiento. Yo vivo a 15 kilómetros de esta subida y Mikel Aristi, que vino conmigo, a apenas siete, y resulta que nos costó encontrarla. No viene en el GPS? je ,je ,je. Yo creo que no deja de ser un Made in Basque Country. Al final es el ADN de la Itzulia. Se ha apostado en los últimos años por este tipo de subidas, con mucha pendiente, estrechez. Sigue la filosofía de la Itzulia.

¿Servirá Karakate para romper la carrera el último día?

-Todo dependerá de quién salga con el maillot de líder en la crono de Zumarraga. Si sale cualquiera que no sea un Astana, la carrera va a ser muy diferente porque Astana tiene un equipazo. Si ellos no están con el liderato pueden mover la carrera desde Azurki o desde aquí mismo y poner la carrera patas arriba.

¿La clave será la crono?

-La crono va a marcar mucho más de lo que creemos. La subida es muy muy dura y la bajada dará unos segunditos. Hay dos escenarios posibles y son totalmente opuestos. Si quien sale de líder es un Astana, con el equipo que tienen, van a tener controlada la carrera, la van a llevar atada. Entonces se va a ver menos espectáculo. En cambio, si el maillot lo coge otro corredor, con el equipo que tiene Astana puede mover la carrera como ellos quieran y se va a ver una carrera superbonita. No hay término medio. El Astana es con diferencia el equipo más fuerte. Si Izagirre sale líder de la crono con unos segundos, con un equipo como el Astana controlando, aquí no se va a mover ni dios. Ya se puede mover Alaphilippe que no va a ningún lado. Si es al contrario y son los Astana los que se tienen que mover, va a haber fuegos de artificio en cada subida.

¿Siente nervios ante su última participación en la Itzulia?

-Cuando llegue el momento igual sí. Ahora estoy haciendo todo por última vez y de eso sí soy consciente. Para mí es especial poder correr esta Itzulia. Es la carrera de casa y como euskaldun para mí es importante. Me gustaría disfrutar de la Itzulia y agradecer a la afición todo el apoyo que he sentido sin ser un corredor puntero. He tenido el calor de la gente como si lo hubiese sido todo y siempre me he sentido en deuda con ellos. Me gustaría despedirme, disfrutar de la afición y agradecer todo lo que han hecho por los corredores euskaldunes.

¿Tiene sentimientos encontrados?

-Por un lado va a ser una sensación súper especial. La última Itzulia, con tu gente. Por otra parte, tengo el corazón partido. Eso te genera una sensación de que será la última vez y eso ahí esta. Cuando llegas a Arrate con la gente tan cerca es algo muy especial. Por ejemplo, el año pasado, en la subida a Oiz como ciclista no he sentido nada igual. Me va a dar pena perderme eso como ciclista. Sobre todo para uno que no es ganador. Los que no ganamos tenemos la sensación esa de lo que hayas podido aportar a un compañero o la que te transiten los aficionados.

¿Bajará el paso el último día para disfrutar más con los aficionados?

-Iré con mi paso.... que ya es bajo de por sí. Intentaré ir donde pueda. Aunque sufriendo en esta pedazo cuestas, lo voy a disfrutar por el cariño de la gente. Para mí hay aficiones muy concretas. Nosotros los euskaldunes estamos en el top del top. Socialmente también. Es un privilegio ser ciclista en Euskadi y a mí, particularmente, me enorgullece cuando se acercan compañeros, ciclistas extranjeros y la gente te dicen: “hostia, qué afición tenéis, cómo animan”. Como euskaldun, eso me llena mucho.

Sabiendo que se despide, ¿está guardando recuerdos?

-No, la verdad es que no estoy guardando recuerdos. Lo único que haré es colgar mi última bici de competición en la cafetería. Con candado, eso sí? je, je, je. La gente me dice que siga un año más y me retire con 40 años. Soy más del momento y de disfrutar a tope. Lo que sí haré es ir despidiéndome de gente que probablemente no veré más. Les daré un abrazo a esas personas para agradecérselo a los que en un momento u otro me han ayudado. Para mí es importante. Quiero ser agradecido. Yo he tenido mucha suerte en la vida. Sin ser un crack he aguantado 16 años en el ciclismo de élite, seis en Euskaltel-Euskadi y diez años más en diferentes estructuras de Trek. No ha sido porque sí. Ha sido gracias a un montón de gente. Sería muy egoísta decirte lo contrario. Encima he tenido cáncer. Si no es por un montón de carambolas y gente que me ha echado un buen cable yo no hubiese estado aquí. Ahora, en la despedida, hay que valorar que esto no lo ha hecho solo uno mismo. Es justo ser agradecido.

¿Ha pensado en el futuro?

-Sí. Soy del aquí y el ahora pero me gusta tenerlo todo bien atado de cara al futuro. Tengo bastante sistematizado todo.