durango

llega Antón Barrutia, 80 años recién cumplidos, y de lo primero que cuenta es que esa mañana se ha hecho 40 kilómetros en la bicicleta estática, hora y media de sudada a 33 kilómetros por hora. Se lo cuenta a Patxi Gabica (Ispaster, 1937), que corrió seis Tours, y a Carlos Echeverria (Aramendia, Nafarroa, 1940), cinco Tours disputados. Les unen los recuerdos de aquellos años 60, pero, sobre todo, el debut del Kas en la carrera francesa hace 50 años, en 1963. Los tres formaban parte de ese equipo y así es como lo recuerdan.

Antón Barrutia: Yo ya lo había corrido en el 57. Bahamontes, Loroño y Poblet iban de jefes de fila y nosotros de gregarios. Dominó de arriba abajo Anquetil, que ha sido el mejor ciclista que ha habido porque no solo cuenta el palmarés, sino contra quién lo has logrado. Anquetil corría contra Bahamontes, Gaul, Poulidor y Anglade en las subidas; contra los garrotazos que le daban en el llano Van Steenbergen, Poblet, De Bruyne o Darrigade; y luego llegaba la crono y ganaba. En una etapa de ese año que acababa en Rouen, el pueblo de Anquetil, se hizo una escapada de salida y se metió Bahamontes. Yo iba atrás con Loroño, que me decía: "¿Vamos a Larrabetzu a coger cangrejos? Vamos a estar mejor que aquí". Hacía un calor de treintaytantos grados. Seguimos y al de unos pocos kilómetros nos encontramos a Bahamontes tumbado en una esquina porque le había sentado mal una inyección de Redoxón y estaba medio mareado. Loroño vio aquello, cazó al pelotón y acabó quinto. Yo me retiré en la cuarta etapa.

Carlos Echeverria: ¿Quién fue aquel ciclista que...?

Están los tres sentados en torno a una mesa del txoko que tiene Barrutia en Durango. Es mediodía, ruge el estómago como pidiendo combustible para que arranque la memoria y de la cocina salen dos bandejas de metal cargadas de salchichas y panceta. Alguien descorcha una botella de vino. Empiezan a recordar.

Echeverria: Ah, sí Carmelo Morales. Decía que quería irse del Tour, y Bernardo Ruiz le respondía que cómo iba a hacer eso con lo bien que se comía. Eran los años 50, después de la guerra en España, otro mundo. No sé cómo sería el Tour antes, pero lo que yo recuerdo es que se comía mal.

Barrutia: Arroz con membrillo a las 5.30 de la mañana, imagínate.

Echeverria: Un día por el norte de Italia nos tocó cenar al lado de Gimondi. Todos los corredores teníamos el mismo menú menos él, que se estaba comiendo junto a sus gregarios un chuletón de los que nosotros no habíamos visto ni en foto. Llamamos al camarero y le dijimos que nosotros también queríamos chuletas y nos respondió que esas las pagaba no sé quién, alguien importante. Le dijimos que nosotros también las pagábamos. Claro, no nos las trajo.

Barrutia: Los tres corrimos juntos nuestro primer Tour en el 63. Era el primero también del Kas. Yo desde el 57 no había vuelto a Francia porque en el 59 estaba también seleccionado, pero se montó un follón en Madrid. Corrimos una crono por Aranjuez que ganó Antonio Suárez, segundo hizo Bahamontes y cuarto, yo. Al acabar, fuimos a la Federación. Estaba allí Langarica y le preguntó Loroño quién iba a ser jefe de filas en el Tour. Dalmacio le dijo que el jefe de filas iba a ser él. Empezamos a discutir todos hasta que Jesús me cogió y me dijo: "Nos vamos para casa".

Echeverria: En Bilbao se montó una buena porque Loroño aquí era Dios. A la mujer de Langarica le insultaban, le escupían... Fue demasiado.

Barrutia: Sí, pero ojalá existiese hoy la rivalidad, sana, que había entonces entre Bahamontes y Loroño.

Patxi Gabica: Aquel Tour lo ganó Bahamontes, luego llegó Nencini y después, la época de Anquetil, que se llevó cuatro seguidos. Aquello lo vimos nosotros. Era el mejor de la época. Incluso cuando no ganó el Tour, ayudó a que ganase Aimar

Echeverria: Los sufrimos bien nosotros. Aquellos Tours eran más duros que los de ahora. Se atacaba desde salida y las etapas reinas eran la hostia. Anquetil era un fenómeno. Después de ganar cinco Tours y ver que no podía con el sexto se puso al servicio de Aimar. Recuerdo una etapa en Chamonix que iba escapado Poulidor y Anquetil tiró solo para Aimar durante 30 kilómetros sin un relevo.

Barrutia: ¿Y la etapa de Andorra del 64? La noche antes estuvo con la familia comiendo cordero y bebiendo champán y al día siguiente, subiendo Envalira, atacó Julio Jiménez y Anquetil reventó. Dicen que iba rojo e hinchado como un globo.

Gabica: En esa etapa iba yo delante con unos cuantos. No se veía nada en las bajadas, ni las rayas de la carretera, y Anquetil nos cogió, no sé cómo, a pocos kilómetros de meta. Yo ataqué en un repecho para ganar la etapa y cuando entré en el velódromo me caí y me ganó Janssen. En esa época estaba todavía Bahamontes, que tenía 35 años pero subía mucho. En 1965 atacó de salida en una etapa de 246 kilómetros y se fue con él Julio Jiménez. Subieron Aspin, Tourmalet, Aubisque y le dejó a Julito subiendo el Soulor. Teníamos un pacto entre el Kas y Bahamontes, para Julito era la montaña y para Bahamontes el Tour, pero en el llano Fede le decía que no podía más y tiraba solo Julito. Hasta que le dejó subiendo. Langarica se enfadó, paró el coche, esperó a que llegásemos y nos dijo que tirásemos a morir a por Bahamontes. Ahora él va diciendo que aquel Tour lo perdió por mi culpa. Y lo cierto es que con aquellos minutos tenía ganado el Tour.

Hablan de Anquetil, Poulidor o Bahamontes. ¿Y su equipo, el Kas, cómo era?

Gabica: Bahamontes si llega a estar en el Kas podía haber ganado unos cuantos Tours.

Barrutia: Cinco.

Gabica: No tenía equipo. Y Poulidor, igual.

Echeverria: Cuando llegamos en el 63 éramos todos unos novatos, salvo Antón. Estaba Valentín Uriona, Elorza, Pacheco, Sánchez Camero... No teníamos experiencia en el Tour.

Gabica: Pero aprendimos rápido. Dos años después ganamos por equipos. Quedamos Uriona, Momeñe, Pacheco, Antón y yo. Los demás quedaron fuera de control.

Barrutia: Y un año antes, la crono por equipos de Bélgica a Anquetil y estos. Fue un día grande.

Gabica: El Kas lo que tenía era que siempre corría con cinco o seis corredores buenos que andaban muy bien. Ese era nuestro peligro.

Echeverria: Y, sin embargo, nos faltaba un Anquetil, un líder. Si hubiese estado con nosotros, Poulidor habría ganado más de un Tour. Barrutia: El Kas ha tenido corredores buenos como San Miguel, Aurelio González, Julio... Pero el equipo era lo importante. Esa era la filosofía de Langarica. Creo que el Kas ha sido el mejor equipo de la historia del ciclismo y en épocas diferentes.

Langarica tenía fama de duro.

Echeverria: No, qué va.

Barrutia: Algo de cera sí que daba.

Echeverria: Aquel Tour no es el que conocemos ahora. Los hoteles no existían para nosotros, dormíamos en barracas. Después de una etapa de 250 kilómetros llegabas muerto y ni ascensor ni hostias.

Barrutia: Sitios de habitaciones con literas. O colegios. Un Tour protestamos porque no había derecho a aquello. Kas pagaba un dinero para los hoteles y luego nos metían en cualquier sitio. El año que debutamos, en el 63, fue el peor de todos. Luego, la cosa mejoró, quizás porque nos ganamos el respeto del Tour.

Gabica: A nosotros nos tocaban los peores sitios y a los franceses, los mejores.

¿El Tour les parecía entonces tan inmenso?

Barrutia: Había un periodista de Bilbao, Ubieta, le decía siempre a Loroño que un pedo de la Vuelta a Francia vale más que todas las pirrileras de la Vuelta a España.

Echeverria: Era distinto. Antes casi nadie se reservaba para correr el Tour.

Barrutia: En mi época estaban Bahamontes, Loroño, Bernardo Ruiz, Poblet... Los demás íbamos a currar. ¿Para qué íbamos a preparar el Tour?

Gabica: El Tour no se preparaba. Si hubiese hecho como el americano Merckx habría ganado veinte Tours.

Echeverria: Nadie ha estado tan cerca de ganar un Giro como Patxi, pero el Tour se le dio bien e hizo dos veces entre los diez primeros.

Gabica: Lo malo del Tour era el calor. En la salida solía haber huertos con berzas y algunos se ponían las hojas en el cogote para refrescar. Y para beber, agua, nada más. Pero no la cogíamos en el coche, sino que parábamos en las fuentes o en los bares. Algunos bares nos veían venir y cerraban porque sabían que entrábamos cogíamos todo lo que podíamos y no pagábamos.

Echeverria: Recuerdo una etapa en el sur que me vio el tío del bar que iba de cara a él, cogió y bajó la persiana.

Gabica: Un día de mucho calor entramos a un bar, abrimos la nevera y nos encontramos allí metido a Mas, al fresco.

Echeverria: Pero ninguna como la del un Giro cuando íbamos por un desierto donde no había nada, solo un calor insoportable y de repente vimos al fondo una casa. Era un bar. Se quedaron cuatro o cinco corredores de cada equipo, medio pelotón. Dejamos a la mujer llorando, se quedó sin nada y sin cobrar. Los italianos le gritaban que estuviese tranquila, que pagaba Torriani (director del Giro). Era mentira, claro.

El director del Tour era entonces, a principio de los años 60, Goddet.

Gabica: Y luego Levithan. Siempre andaba en pantalón corto. Era un tío recto, pero simpático.

Echeverria: Y en los 80 estuvo Leblanc, que corrió con nosotros.

Barrutia: A Leblanc le llamaban taconcitos, porque era pequeño y para ponerse a la altura de los demás se ponía alzas.

Del dopaje, ni se hablaba.

Barrutia: A Anquetil nunca le han hecho un control. Cuando se lo iban a hacer decía que su rabo solo lo veía su mujer. Batió un Récord de la Hora que no se lo homologaron porque se negó a hacer un control. Al año siguiente lo batió Riviere, y un año después volvió Anquetil, le quisieron hacer pasar control otra vez y les preguntó que si el año anterior le había hecho a Riviere. Le dejaron en paz. Si Anquetil hubiese seguido en el ciclismo, nunca habría habido controles. Debe haberlos, pero más flexibles. Se pone un límite y el que lo pase, fuera para toda la puta vida.

Echeverria: Cada corredor tiene su clase y su fuerza natural. Quiere decir que el campeón tiene que serlo porque lo es realmente, sin trucos.

Barrutia: Tú a un burro le metes pasta y no anda; un caballo de carreras, sí. ¿Que en la época nuestra tomábamos alguna centramina? Pues sí. Me preguntó una vez uno que si tomaba para andar más, y le respondí preguntándole: ¿Tú tienes alguna carrera? Me contestó que era ingeniero y que para poder estudiar más y sacar la carrera se tomaba casi todas las noches una centramina. Le dije que entonces él había tomado mucho más que yo.

Gabica: A Merckx le preguntaron una vez y dijo que con chuleta y spaguetti no se puede ganar un Tour.

Echeverria: ¡Qué tío era Merckx! Corría todo. Venía aquí a correr, veía una pancarta de Comisiones Obreras y esprintaba creyendo que había prima. Como ese no ha habido ninguno. Anquetil era distinto. Dejaba ganar, no era tan ambicioso. Merckx no dejaba ni las migajas.

Gabica: Escapan en una etapa del Tour Julito y Galera, saltan por detrás Van den Bossche y Merckx y cuando acaba la etapa le preguntan a Cosme a ver quién ha ganado y este responde alucinado que Merckx, que le ha sacado de rueda al otro belga. ¿Sabes cómo lo explicó luego Merckx? Dijo que si le hubiera ganado Van den Bossche habría sido una deshonra para el Tour, que había que luchar por todo, esprintar por todo y no dejar ganar ni a María Santísima.

Echeverria: Y en cambio, yo no he visto una persona como Anquetil. Era un hombre bueno y elegante.

Barrutia: Nunca se metía con nadie. Pero era especial. Le he visto dormir en Canadá en la misma habitación con la hija, la madre y la abuela, todos en la misma habitación. Tenía montado un tinglado raro.

Vosotros las mujeres en el Tour, ni ver. Langarica tenía fama de estricto con esas cosas.

Barrutia: Langarica no dejaba entrar ni a las novias en los hoteles.

Gabica: Dalmacio era exigente. En la cena nos decía que él sacaba el champán, que no había problema, pero que mañana nos quería ver siguiendo a Anquetil.

Echeverria: No nos dejaba beber ni una Coca-Cola. En un Tour que hacía un calor de la ostra bajamos un día a desayunar con la boca reseca y la la mesa de al lado, la del equipo de Van Looy, estaba llena de Coca-Colas mientras en la nuestra solo había agua y vino. Entonces Gómez del Moral no pudo resistir y pidió una Coca-Cola. Cuando le vio Langarica no dijo nada. Ese día subíamos el Tourmalet y desde el principio hubo batalla. Del Moral se quedó en Gourette, la estación de esquí del Aubisque, y se le acercó Dalmacio y le dijo: "Qué, ¿qué tal la Coca-Cola?". Se retiró en aquella etapa.

Barrutia: Pero entonces retirarse en el Tour no era como ahora. No se resistía por resistir. Mirábamos qué dinero teníamos y podíamos ganar y decidíamos si seguíamos. Yo me retiré subiendo el Peyresourde un año que no habíamos hecho nada y no merecía la pena seguir.

Echeverria: Si no ganábamos dinero en primas no merecía la pena. Cuando íbamos primeros por equipos no se retiraba nadie porque nos daban una gorra y un dinero todos los días, y todos los primeros puestos los doblaba la casa, el Kas. Llevábamos un dinero de la hostia y entonces no se te pasaba por la cabeza retirarte. Ahora bien, el año que Galdós quedó tercero o cuarto no ganaron nada, repartieron 15.000 pesetas cada uno nada más y para eso no merecía la pena acabar el Tour. Ese dinero lo ganabas en el Circuito de Barakaldo. En proporción, la Bicicleta Eibarrese era mejor que el Tour, la Vuelta y cualquier carrera. En cinco días aquí hemos llegado a repartir hasta 80.000 pesetas por barba.

Barrutia: En aquella época se llevaba mucho lo de ofrecer dinero por tirar o no atacar, dependiendo del momento.

Echeverria: El Giro del cincuentenario no lo ganó Anquetil por Geminiani, su director. Los del Kas habíamos ganado ya todas las clasificaciones salvo la general y fue Geminiani al coche de Langarica para decirle que nos daba 70.000 pesetas por ayudarle a Anquetil en las tres etapas que quedaban. Le dijimos que se metiese ese dinero por donde le cupiese porque habíamos ganado bastante más durante el Giro.

Barrutia: El dinero entonces era la hostia porque lo sueldos no eran tan altos. Patxi y Carlos ficharon en el 62 por el Kas por 7.500 pelas. Yo cuanto más he cobrado ha sido 10.000 pelas. El ciclismo fue cruel con nosotros.