El ascenso a LEB Plata ha sorprendido a todo el mundo, pero culmina el gran trabajo de la temporada.

—Desde luego, no era nuestro objetivo a principio de temporada, aunque pudimos hacer una buena plantilla y yo creía que estaba entre las mejores del grupo. Nuestro deseo era mejorar la tercera posición del año pasado, pero se nos puso a tiro quedar primeros gracias a los buenos resultados y cuando eso ocurre piensas que estás a tres victorias de ascender. Nadie nos daba como favoritos, de hecho en Huelva se decía que éramos el equipo más débil, pero nosotros estábamos convencidos de que si hacíamos bien las cosas podíamos estar ahí. Ganar el primer partido era clave y en el segundo nos mentalizamos a tope, aunque el L’Hospitalet era la mejor plantilla de toda la Liga EBA. Seguimos fielmente el plan de partido y nos creímos que podíamos hacerlo. Ganamos y después nos ayudó el triunfo del Alcobendas ante el Huelva. Se nos vino todo encima, no sé si pensábamos en el ascenso, pero al final nos convencimos de que podíamos hacerlo y salió perfecto para culminar todo el trabajo.

¿Cómo fue el trabajo previo a la fase de ascenso? Porque ganaron la plaza con bastante antelación.

—El 3 de abril logramos la primera plaza del grupo y nos quedaban dos partidos para tratar de ser los mejores de los dos grupos de la Conferencia A. Perdimos con el Solares y esa plaza fue para el Tormes. Luego, el partido contra el Cantbasket era un pequeño marrón por aquello de evitar lesiones. Pronto, supimos que el Huelva iba a ser uno de nuestros rivales y empezamos a hacer cosas sin decírselo a los jugadores, pero pudimos trabajarlas. Luego, conocimos los otros dos rivales y logramos ver diez partidos de cada uno, al margen de recabar más información por otros medios. Tratamos de no perder nuestras cosas, sino añadir matices que nos dieran puntos o la posibilidad de sorprender. Las entrenamos de forma cronológica, pero al revés del orden de partidos, y los jugadores vieron vídeos e insistimos en hacer nuestras cosas muy bien como colectivo y en que había que arriesgar para ganar.

Las dos victorias definitivas fueron por cuatro puntos y en finales muy igualados, de los que han jugado muchos esta temporada. ¿Ir de tapados y sin presión ayudó?

—Hemos sido buenos en finales igualados porque tenemos jugadores que se manejan bien en esas situaciones. Aunque uno de los mejores es Bingen Pérez, que no pudo estar en la fase. Ir de tapados nos vino bien porque no sé si nuestros rivales tenían un conocimiento exhaustivo del Santurtzi como nosotros lo teníamos de ellos. En el equipo eso sirvió de motivación y para hacernos fuertes y construir una mentalidad ganadora. Lo mismo que otras cosas que hicimos como charlas motivacionales y de coaching que nos invitaban a aprovechar el momento.

La pregunta del millón es ¿y ahora qué?

—La voluntad del club es intentar el ascenso, aunque es muy complicado porque hay que multiplicar el presupuesto por cuatro o por cinco para salir con dignidad. De hecho, ya esta temporada no hemos sido los presupuestos más altos en nuestro grupo donde ha habido equipos con jugadores profesionales, lo que no es nuestro caso. Ahora necesitamos apoyo de la inversión privada y de las instituciones para tratar de dar este salto que nos hemos merecido. Pero a día de hoy todo son incógnitas.

Este ascenso refuerza al club, que también ha tenido éxito con su cantera.

—Ya llevamos unos años con buenos resultados desde el momento en que planteamos el objetivo de meter a nuestros equipos en ligas vascas para ser la segunda opción tras el Bilbao Basket. Hemos podido crear nuestros propios jugadores y también reclutar a algunos que querían dar ese paso delante de competir a un mejor nivel. El infantil ha acabado entre los cuatro mejores de Bizkaia, el cadete va a mantener la plaza en Liga vasca y el junior se ha quedado a un partido de ir al Campeonato de España. Estamos de moda y todo es el premio al trabajo de los últimos cinco o seis años para hacer cosas por el club y el pueblo.

La próxima temporada en Bizkaia habrá una escalera interesante que puede revitalizar la cantera, ofrecer más oportunidades de mejorar el nivel a los jugadores.

—Solo hay que comparar este escenario con el que había hace tres años por debajo del Bilbao Basket: el Zornotza en LEB Plata y el Santurtzi en EBA y ya. Ahora puede haber dos equipos en Plata y tres en EBA, incluyendo al filial del Bilbao Basket. Yo creo que es una gran noticia para el baloncesto vizcaino, sin duda, porque el hecho de tener más lugares donde desarrollarse y competir a más nivel es positivo. Ahora les toca a los jugadores dar el paso adelante y exigirse y aceptar la exigencia que supone jugar en estas ligas en cuanto a compromiso, trabajo individual, entrenar más y mejor, etc. La Liga EBA es muy dura, como se ha visto al ascender también el Baskonia, y no te digo la LEB Plata en la que si rematamos el ascenso vamos a poder hacer un equipo con ADN de Bizkaia. Va a haber más oportunidades para los jugadores de aquí, pero ellos deben poner también de su parte en lo que he comentado.

En su caso, con 23 años, ha logrado lo que muchos no consiguen nunca. ¿Cómo se plantea el futuro, a qué aspira?

—Lo primero, a estar en la LEB Plata con el equipo de mi pueblo que es el Santurtzi. Lo tengo entre ceja y ceja porque llevo tres años en el equipo y siempre hemos mejorado. No pienso en nada más que en estar en Santurtzi todo lo que pueda y en seguir aprendiendo y mejorando, que me queda mucho, y a ver dónde puedo llegar. Espero que sea en Santurtzi.

¿Cuáles son sus referencias en los banquillos?

—A nivel personal, mi desarrollo como entrenador se debe a Ibai Mugarza, Jorge Elorduy, Alberto Cea y Imanol Martínez. Tres de los cuatro han sido entrenadores míos, además. Y otros referentes en la élite hay muchos porque todos son buenísimos: en Txus Vidorreta me fijo mucho, pero también en Pablo Laso, Zeljko Obradovic, Pedro Martínez... En la Liga Endesa tenemos suerte porque hay un nivel enorme y muchos en los que fijarse. l

“El que no nos tomaran muy en cuenta nos sirvió de motivación y para hacernos fuertes y construir una mentalidad ganadora”

“Poder competir a más nivel es positivo, pero ahora les toca a los jugadores aceptar la exigencia que supone jugar en estas ligas”