LA Euroliga echa la persiana a su temporada más complicada. El Stark Arena de Belgrado será el escenario de la Final Four que, en principio, estaba previsto celebrar en Berlín. Las restricciones impuestas por la pandemia y que aún están en vigor en la capital alemana aconsejaron el cambio de sede para poder garantizar el acceso del público y de los equipos sin problemas tras un curso marcado por los aplazamientos por culpa del covid, que trastocaron el calendario, y después la invasión de Ucrania que llevó a la expulsión de los tres equipos rusos y supuso, a su vez, la alteración de los resultados deportivos. Después de todo, quedan cuatro equipos en busca del máximo trofeo: los dos finalistas del año pasado, el Anadolu Efes y el Barcelona, y dos clásicos que regresan a la cita definitiva, el Real Madrid y el Olympiacos.

En uno de las capitales del baloncesto europeo, donde este deporte se respira por los cuatro costados, los turcos defienden título tras una campaña irregular y abren el evento hoy (18.00 horas, Dazn) ante la potencia griega, que quiere reverdecer los laureles de hace una década. El Anadolu Efes ha afinado su maquinaria a tiempo y se apoya en esa letal pareja que forman Vasilije Misic y Shane Larkin en un bloque que mantiene las mismas piezas que hace un año en Colonia logró la gloria por primera vez en su historia. Por su parte, los helenos han recuperado su imagen gracias a la notable labor en el banquillo de Georgios Bartzokas, elegido mejor entrenador de la temporada, el liderazgo de Kostas Sloukas, que juega su novena Final Four, y la explosión de Sasha Vezenkov, incluido en el mejor quinteto.

El morbo queda para la segunda semifinal (21.00, Dazn), como siempre que se encuentran el Barcelona y el Real Madrid. Es la cuarta vez que los dos grandes del baloncesto español se encuentran entre los cuatro mejores de Europa y siempre ha sido en el penúltimo duelo. En 1996 en París, se impusieron los azulgranas, pero en 2013 y 2014 ganaron los blancos que, por entonces, dominaban los duelos directos. Desde la temporada pasada, con la llegada de Sarunas Jasikevicius al banquillo del Barça, parece que se ha dado un cambio de tendencia. Desde luego, hace mes y medio los culés habrían sido claros favoritos, pero ahora el pronóstico está más igualada porque el Real Madrid ha protagonizado una briosa reacción desde que cayó ante el Bilbao Basket en Miribilla.

Aquel día, después de varias polémicas y derrotas poco entendibles, Pablo Laso recordó que su equipo estaba a cinco partidos de ser campeón de Europa y pocos se tomaron en serio esa frase, pero el técnico gasteiztarra tocó la fibra de su plantilla y desde entonces no ha vuelto a perder. La superioridad con que solventó la eliminatoria ante el Maccabi contrasta con los problemas que tuvo el Barça ante el Bayern, aunque todo eso ya no cuenta hoy. "El Real Madrid no está en su mejor momento de la temporada, eso fue en diciembre, antes de las bajas por covid. Pero ahora sí estamos en un buen momento", asegura Pablo Laso. "Este es un partido grande, aún más en Europa. Los dos tenemos mucha confianza en nuestros jugadores. No estoy contento de que hayamos perdido los anteriores duelos contra ellos, pero el de hoy es uno nuevo para ambos y los dos lo sabemos", argumentó Laso.

Precisamente, esas victorias precedentes del Barça llevan a Jasikevicius a esperar que sus jugadores "no hayan perdido el hambre". "Cada partido contra el Real Madrid es diferente, unos a pocos puntos, otros a mucho, y no importa lo que haya ocurrido antes. Por eso tenemos que ser mentalmente fuertes los 40 minutos porque los dos tenemos el mismo objetivo, que es llegar a la final", apunta el técnico lituano, que recuerda que en la última final de Copa su equipo protagonizó una gran remontada en el último cuarto para llevarse el título. Esta vez espera la gloria europea que al Barça se le resiste desde 2010 en París, donde ganó a hombros de Juan Carlos Navarro, y al Real Madrid desde 2018, precisamente en Belgrado, donde se coronó Luka Doncic.