Cuando unas deportistas celebran haber vuelto a casa sanas y salvas tras disputar un partido de baloncesto, queda claro que lo menos importante es el resultado. El Lointek Gernika Bizkaia, casi todo él, regresó ayer a casa después de haber vivido lo más parecido a un viaje al infierno. El segundo contingente, formado por el entrenador Mario López y la capitana Belén Arrojo, esperaban poder volar hoy mismo después de que la granadina cumpliera con los dos negativos consecutivos que le exigían para poder salir de Turquía

La eliminatoria ante el CBK Mersin, el partido de vuelta más bien, quedará como el episodio más desagradable de la historia del modesto club cuyo error fue pensar que todo era deporte y, con un primer partido excelente, querer subirse a las barbas del más poderoso de la competición, una entidad que viajó a Gernika en vuelo privado y que con apenas siete años de vida ha demostrado que tiene muy poca clase y que solo apesta a dinero y prepotencia. "Ya imaginábamos que iba a ser duro, pero lo que ocurrió desbordó nuestras previsiones. Estamos enfadadas, tristes y hundidas", dijo Itzi Ariztimuño en Radio Popular. "Desde que llegamos, ya sentimos que nos ataban las manos y que iba a ser imposible", añadió en Radio Bilbao Paula Ginzo, pensando en "qué habría pasado de haber superado la eliminatoria", algo que pese a todo no estuvo tan lejos.

"Pensábamos que en pleno año 2022 estas cosas ya no pasaban", remató el presidente Gerardo Candina en ETB. El club va a presentar un informe ante la FIBA, pero asume que no servirá para nada porque precisamente el organismo que debe velar por el buen orden de la competición apareció como colaborador, por omisión y dejación de funciones, de la encerrona y algo más que prepararon los turcos. Desde que se supo el brote de coronavirus que obligó a confinarse al Lointek Gernika y aplazar el partido de vuelta, el Mersin empezó a presionar a FIBA Europa, presidida por el turco Turgay Demirel, en busca de una fecha conveniente a sus intereses. Al final, se acordó jugar el 4 de enero, tiempo suficiente para preparar una serie de episodios propios de una película de terror.

Desde inventarse un protocolo sanitario, con la connivencia de la FIBA, para alterar el descanso de la expedición gernikarra tras casi 24 horas de viaje, a desvelar un positivo de Arrojo más que sospechoso que la dejó fuera del partido y cambiar el escenario del mismo, todo contribuyó a generar un ambiente cuasibélico que hizo mella en las jugadoras de Mario López, cómo no. Ya con el balón al aire, todo se recrudeció aún más en medio de continuas faltas de respeto, provocaciones y gestos despectivos y hostiles hacia el rival más débil. Incluso, el CBK Mersin, cuya calidad no habría necesitado de estas artimañas para seguir adelante, hizo chanza tras su victoria y restregó la derrota al Lointek Gernika en las redes sociales.

"Vamos a poner todos nuestros sacrificios para ganar el triplete", afirmó ayer el presidente del Mersin, orgulloso de su equipo y sus aficionados. Y nadie duda de que lo conseguirán si les permiten jugar con las armas del miedo, la intimidación al rival y la trampa. El Flammes Carolo, su próximo rival, ya está avisado. El Lointek Gernika espera sacar pronto de su cabeza este viaje al infierno, esa sensación de haber sido engañado y abandonado a su suerte. El club agradeció la ayuda de la Federación Española para resolver los trámites para el regreso a casa, pero del organismo que preside Jorge Garbajosa cabría esperar un respaldo público y contundente.

Mario López y Belén Arrojo esperaban volver hoy a Gernika después de que la granadina diera negativo dos veces consecutivas

El conjunto vizcaino se atrevió a desafiar al poderoso en la cancha, pero el Mersin acabó ganando a base de atemorizar e intimidar