Rosó Buch, olvidada ya la lesión en el tobillo de la que se operó en verano, ha ganado protagonismo en los últimos duelos del Lointek Gernika. Su experiencia y dinamismo deben ser fundamentales para que el equipo vizcaino supere la fase de grupos de la Eurocup. El primer paso debe darse hoy miércoles ante el Virtus Bolonia en Maloste, “donde tenemos que hacernos fuertes”.

Llega la cuarta jornada de la Eurocup y después el primer parón de selecciones. Tendrán ganas de cogerse ya un respiro tras este mes tan exigente.

—Sí, pero que hay que hacer un último esfuerzo porque este partido es muy importante. Luego, ya habrá tiempo de recargar las pilas.

El de hoy es un partido trampa porque el Virtus llega casi sin opciones, aunque querrá agotarlas y eso pasa por ganar en Maloste.

—Para ellas es una final, pero nosotras también tenemos que afrontarlo así porque el grupo es muy igualado y no sabemos lo que puede pasar en las dos jornadas finales. Además, el Virtus tiene un superequipo, quieren hacer cosas importantes en la liga y en Europa, aunque no han tenido suerte hasta ahora, y sabemos que va a ser un partido muy complicado. Nosotras podemos ponernos con tres victorias en cuatro partidos, algo que habríamos firmado al empezar, y jugando en casa lo tenemos que aprovechar. Habrá que trabajar mucho.

El partido tendrá poco que ver con el de Bolonia porque el Virtus ha incorporado ya a Brionna Turner y acaba de ganar por casi 40 puntos al Umana Venecia, último campeón de Italia.

—Está claro que su nivel de confianza será grande. Cuando fuimos allí quizás ellas pecaron de exceso de confianza, quizás no nos conocían mucho y pensaron que nos podían ganar fácil. Ahora ya están avisadas, habrán trabajado más el scouting y, además, se juegan la vida. Por eso, nos hace falta Maloste a tope y nosotras también tenemos que salir así. Sabemos que con confianza y seguridad podemos llevarnos el partido, aunque va a ser complicado.

Con las dos victorias fuera de casa en la Eurocup, el Lointek Gernika se ha ganado la posibilidad de sentenciar en Maloste, pero imagino que no querrán dejarlo todo para el último día.

—Para nada, además no queremos que se repita lo de los primeros partidos porque si no ganas en casa, hacerlo fuera no vale para nada. Queremos hacernos fuertes en Maloste, demostrar que en casa va a ser difícil ganarnos porque el Roche Vendée nos pasó por encima y nos quedó claro que esto es Eurocup y los partidos hay que jugarlos a tope los 40 minutos.

En Europa han ganado los dos partidos fuera y, sin embargo, en la Liga Femenina aún no lo han hecho. Al margen de la dificultad de los rivales, ¿es una cuestión de confianza, de que en la Liga los rivales las conocen más?

—Hemos perdido en Salamanca y Valencia, que es lo normal, pero en Tenerife jugamos muy mal. Era al principio de temporada y fue un partido que teníamos que haber ganado. Y el otro día en Zaragoza, nos metieron un tiro en el último segundo, pero también tuvimos el partido bastante controlado y tampoco tuvimos que perder. No te puedo decir mucho más, los razones de esto, pero lo que toca es seguir trabajando para que no se vuelva a repetir ya que a la vuelta del parón nos llegan partidos de los que hay que ganar sí o sí para meternos en los puestos altos porque este año la liga está muy igualada.

¿Y cómo están los ánimos del grupo? Porque al margen de esta última derrota, han llegado las lesiones de Gabi Meskonyte y de Irune Orio.

—La verdad es que ha sido una faena gorda. En un grupo tan unido como el nuestro las lesiones duelen mucho, además de que eso hace que se acumulen los esfuerzos para las demás. Pero creo que de confianza y de juego estamos bien. Llevamos un tute curioso en las últimas semanas y sabemos que puede ocurrir que salgan partidos buenos o malos. Lo mejor es la oportunidad de jugar cada tres días, de pasar página rápido y creer que si hacemos las cosas bien podemos ganar a cualquiera. El partido de Zaragoza no nos debe desviar de ese camino.

¿Y usted cómo lleva esta acumulación de esfuerzos tras la lesión que tuvo en verano?

—Bueno, pues hay días que cuesta un poco más. El tobillo se resiente algunos días, en otras molestan otras partes del cuerpo, pero ya estamos acostumbradas. Ya nos vamos haciendo mayores y sabemos que va a tocar jugar con algo de dolor, es algo normal. Por eso, vamos a aprovechar al máximo la semana de descanso, pero antes hay que dejarse todo hoy contra el Virtus.

Una de las claves puede ser aprovechar la ansiedad del Virtus, cuya actitud ante el partido es una incógnita.

—Sabemos que, como en Bolonia, hay cuatro jugadoras que tenemos que vigilar, Dojkic, Zandalasini, Hines-Allen y ahora Turner, pero las otras jugadoras también pueden aportar. Sobre todo, tenemos que intentar que Zandalasini no tenga el día y proteger el juego interior porque ellas son muy fuertes. Pero lo principal será que nosotras salgamos intensas y decididas, que la gente de Maloste apriete para ver si el Virtus lo acusa y se viene un poco abajo.

Usted ya puede decir que conoce el ambiente de Maloste, ese que suele marcar diferencias.

—Sí, tenía muchas ganas. He jugado muchas veces de rival y sé lo complicado que era. Ese extra de ganas y de motivación que te aporta Maloste se nota muchísimo cuando lo tienes a favor.