LA escena resultó llamativa por inhabitual y por esconder algunas contradicciones. En el tercer cuarto del duelo ante los Raptors, Kevin Durant fue conminado a abandonar el juego y marcharse a vestuarios. La estrella de los Nets ya se había incorporado tarde al partido porque había sido contacto estrecho de un caso sospechoso de positivo por covid. En el descanso, las pruebas pertinentes confirmaron este punto y los protocolos de la NBA establecen que el jugador, aún siendo negativo en los test que pasan habitualmente, debe abandonar el partido, en el momento que sea, y aislarse. Durant protestó por este celo que consideró excesivo y que coincide con la idea de la NBA de recuperar el All Star, que parecía descartado al principio de temporada. Pero allí, como en todas partes, manda el dinero de las televisiones y los patrocinadores y los dueños de las franquicias quieren limitar las pérdidas en este periodo de pandemia.

La idea inicial era utilizar esa primera semana de marzo para que los jugadores pudieran descansar en una campaña muy comprimido y en todo caso recuperar los partidos que se intuía que iban a ser aplazados, como así ha ocurrido en un número importante. Las grandes estrellas, con LeBron James a la cabeza, ya han manifestado su desgana y desinterés por acudir a Atlanta, pero Chris Paul, presidente de la asociación de jugadores, también ha dicho que ellos también tienen que velar por aquellos que no tienen ingresos multimillonarios. “Nos dijeron que no iba a haber All Star y por lo menos íbamos a tener un pequeño relax. Y ahora rompen todos los planes. Pues me lo tomo como una bofetada en la cara”, lanzó la estrella de los Lakers

Al margen de los partidos pendientes, otros se han tenido que jugar con medias plantillas confinadas durante varios días, lo que sin duda condiciona los resultados, y lo ocurrido con Durant deja claro que la NBA no quiere hacer distinciones, aunque el espectáculo se vea resentido. Desde la aparición de los primeros casos positivos, la liga ha apretado aún más las medidas de protección hasta el punto de pedir a los jugadores que ayer no montaran fiestas en sus domicilios con gente no conviviente para ver la Super Bowl.

Durante los partidos, se aconseja evitar cualquier contacto no imprescindible con rivales y compañeros, en el banquillo, donde cada jugador tiene su espacio delimitado, es obligatorio que lleven mascarilla quienes no participan en el juego y también están marcadas las zonas de recuperación del esfuerzo alejadas de los compañeros. Eso, además de todas las medidas que hay que seguir en los desplazamientos. Por eso, resulta contradictorio que la NBA quiera organizar el clásico evento en estas circunstancias y romper las burbujas habituales. “Obviamente el dinero es lo que mueve el mundo y esto es lo que es”, ha dicho De’Aaron Fox, el jugador de Sacramento que podría debutar en el All Star, pero tampoco tiene muchas ganas.