- Hay virtudes impresas a fuego en el ADN del Bilbao Basket, inalterables desde hace ya años a pesar de las circunstancias, y una de ellas, quizás la más importante, es su capacidad de engancharse a los partidos, de aferrarse al marcador con uñas y dientes cuando parece en disposición de caer al vacío. Sin embargo, esa fortaleza no le está permitiendo en este arranque de curso voltear luminosos porque la continuidad en su juego no está, de momento, a la altura de lo requerible y realiza demasiadas concesiones a favor del rival de turno. Se pudo comprobar ayer en el Olimpic de Badalona. Un mal primer cuarto en defensa y dos minutos y medio de desconexión total le hicieron rondar el naufragio (33-18) y, aunque se reenganchó al partido con mucho mérito (40-35), acabó devolviendo terreno al rival (52-41) regalando tres tiros libres a un segundo del bocinazo del ecuador. En el segundo tiempo, más trabajo a destajo para colocarse 59-58 con balón para ponerse por delante, pero en los dos minutos finales del tercer cuarto cometió otras cuatro pérdidas de balón . Incluso así, abrió el acto final con 68-64 en el luminoso, pero acto seguido falló dos tiros libres y extravió otro balón tras antideportiva verdinegra. Y pese a volver a verse con otra desventaja de dobles dígitos (78-68), nuevo arreón para llegar con todo abierto (78-74) a unos cinco minutos finales en los que su toma de decisiones fue desafortunada, con nuevas pérdidas, errores a la hora de cerrar el rebote defensivo, triples tirados a destiempo y otros liberados fallados.... Demasiados regalos para ganar a domicilio a un rival enrachado como el Joventut.

La lectura positiva radica en que el Bilbao Basket no estuvo lejos de la victoria pese a tanto desacierto cada vez que estuvo en disposición de darle la vuelta al marcador. La negativa, que desaprovechó una oportunidad de oro para arrancar la victoria de la cancha de los de Carles Duran, imperiales en los diez primeros minutos pero terrenales en los treinta siguientes, a los que les bastó el aprovechamiento de los errores bilbainos para llevarse el gato al agua. Una vez más, los hombres de negro cedieron demasiado terreno al rival por sus errores en defensa y a partir de ahí, obligados en ataque, volvieron a la altura de su rival pero en el momento de la verdad, en el todo o nada, faltó mejor pulso y mayor coordinación para elegir y ejecutar mejor las acciones a desarrollar. Además, las cosas se complican todavía más cuando un referente ofensivo como Jaylon Brown desaparece del mapa durante toda la primera parte -solo un tiro intentado mientras su secante, Albert Ventura, metía 15 puntos-, Arnoldas Kulboka, demasiado frío, acumula errores defensivos y en el cuidado del balón y no acierta con regularidad desde la larga distancia, Aaron Jones y Kingsley Moses no acaban de hacerse notar cuando están en cancha y, para más inri, el equipo pierde por una lesión de rodilla que puede ser grave a Tomeu Rigo desde el ecuador del segundo cuarto. Y pese a todo, a base de esfuerzo, amor propio y el mejor Jaroslaw Zyskowski del curso (19 puntos), el conjunto vizcaino coqueteó con la victoria hasta el final. Con un par de imprecisiones menos, con un poco más de temple en los minutos finales...

El encuentro amaneció con los dos equipos repletos de acierto y con las defensas muy poco asentadas. La alegría del juego sonrió más al Joventut gracias al acierto de Ante Tomic y a las facilidades ofrecidas por la retaguardia bilbaína a Conor Morgan y Ventura para que percutieran sin acoso desde la línea de 6,75. Los de Mumbrú, con Zyskowski acertado, resistieron con el acierto triplista de Jonathan Rousselle y Ludde Hakanson, pero la segunda falta de Ondrej Balvin y el 20-13 fueron el preludio de los problemas que estaban por llegar. Los visitantes perdían demasiados balones, hasta cinco en el acto inaugural, que el Joventut castigaba a la carrera, Duran ordenó percutir con Vladimir Brodziansky sobre Kulboka en el mismo momento en el que el lituano saltó a cancha y el encuentro saltó por los aires. Del 22-18 al 33-18 en dos minutos y medio y alarma roja a la conclusión del primer cuarto. Ante la inoperancia de jugadores como Jones o Moses, Mumbrú dio la alternativa a Dos Anjos, que junto a Reyes, Rigo y Hakanson aportó al menos más energía al equipo. El Bilbao Basket taponó su enorme vía de agua y el 40-35 a 3:34 del descanso tras triples de Kulboka y Zyskowski mostraba esperanza pese a perder por el camino a Rigo, que había hecho un tremendo trabajo atrás. Pero los visitantes no fueron capaces de mantener el orden, permitieron que el Joventut recuperara el filo en su juego de la mano de Xabi López-Arostegui y el colmo de su torpeza fue la personal de tres tiros, quizás rigurosa pero a todas luces a destiempo, realizada a un segundo del descanso cuando el equipo solo llevaba una falta y que echaba por tierra el trabajo anterior al provocar que el duelo llegara a su ecuador con 52-41.

En la reanudación, Brown se puso las pilas e impulsó a los suyos hasta el 59-58 a 4:49 del final del tercer cuarto, pero al Bilbao Basket le faltó continuidad para darle la vuelta al marcador mientras Ferrán Bassas y Pau Ribas sujetaban a los suyos. Pese a los cuatro pérdidas bilbainas en los dos minutos finales, dos de Kulboka, el acto se cerró con un 68-64 que dejaba todo abierto. El lituano inauguró el último parcial fallando los dos tiros libres de la antideportiva pitada a Brodziansky, de la que el Bilbao Basket no sacó nada pues perdió de nuevo el balón, y Dimitrijevic aupó a la Penya hasta el 78-68. Siguieron trabajando los de Mumbrú hasta el 78-74 a 4:48 del final, pero no pasaron de ahí. Dobles de Hakanson, tres segundos de Balvin, triples precipitados de Rousselle, pérdida de Brown en una contra, un palmeo permitido a Morgan... Demasiadas concesiones y oportunidad pérdida para ganar fuera de casa.

1

El alero polaco sigue mejorando con el paso de las jornadas. Cada vez más acoplado a sus compañeros y al nuevo ecosistema competitivo, ayer fue el máximo anotador del encuentro con 19 puntos. Buenos porcentajes de tiro, conocimiento del juego y recursos en ataque, aunque en defensa le cuesta más.

2

Siguen sin ofrecer un rendimiento sostenible. Capaces de protagonizar acciones positivas de manera aislada, su presencia en cancha no acaba de hacerse notar ni en ataque ni en defensa. El Bilbao Basket necesita bastante más de ellos para ayudar a Ondrej Balvin en el juego interior.

3

Los entrenadores rivales le buscan las cosquillas en defensa, el lituano sufre en esa faceta del juego y trata de compensarlo en ataque cayendo muchas veces en imprecisiones y en la precipitación. El equipo debe arroparle más en retaguardia.