Mientras la Liga Endesa -no es la única- sigue aferrándose a un clavo ardiendo y continúa alargando sus plazos para tratar de que la temporada 2019-20 no se vaya por el sumidero, en Europa son cada vez más las competiciones baloncestísticas en situación de bloqueo sin continuación, ligas nacionales que se han rendido a la evidencia y han suspendido su actividad de manera definitiva. A día de hoy, son ya más de veinte. De todo tipo y condición. Desde la VTB League, que aglutina a equipos de la Europa del Este (mayoritariamente rusos) y la liga griega hasta las de Irlanda, Chipre o Luxemburgo pasando por Lituania, Bélgica, Polonia, Eslovenia, Hungría, República Checa o Croacia. La pandemia del covid-19 no ha dejado títere con cabeza en todo el panorama deportivo mundial y el baloncesto del Viejo Continente no ha sido una excepción.

Competiciones como la turca aguantaron su actividad más que el resto, pero finalmente se vieron obligadas también a bajar la persiana de manera provisional (poco después, aparecieron varios positivos en la plantilla y la gerencia del Fenerbahce). También es curioso el caso de la VTB League, en la que equipos como el CSKA Moscú y el Khimki mantuvieron inalterada la dinámica de sus entrenamientos en grupo prácticamente hasta el día en el que se tomó la decisión del cierre a mediados de la pasada semana, con sus jugadores extranjeros teniendo desde entonces carta blanca para regresar a sus países. El goteo de suspensiones está siendo constante en las últimas semanas, con decisiones para todos los gustos, pues algunas ligas han optado por declarar un campeón mientras otras han decidido dejar vacante esa posición y no ejecutar ascensos ni descensos. Porque esa es otra. No retomar las competiciones trae consigo una serie de variantes en forma de títulos, plazas europeas para el próximo ejercicio, ascensos y descensos que podrían ser llevadas ante los tribunales por parte de aquellos equipos que se vean perjudicados por las resoluciones adoptadas. Un auténtico galimatías que, se opte por la opción que se opte, dejará un reguero de perjudicados sin ninguna culpa. Ninguna solución será del gusto de todos.

Pedja Savovic, director general del Bilbao Basket, enarboló el viernes un discurso que respalda la opción adoptada la víspera por la Liga Endesa. “En su comunicado, la ACB constata que el objetivo de reanudar la competición sigue firme y que la evolución de la crisis sanitaria se seguirá analizando las siguientes semanas para tomar las decisiones más adecuadas para poder retomar la actividad en las mejores condiciones posibles. En el Bilbao Basket seguimos con la línea de trabajo marcada previamente. A este respecto, el desarrollo de nuestra actividad no cambia nada en estos momentos de la crisis y los jugadores siguen confinados en sus pisos, ejerciendo su trabajo bajo el mando del cuerpo técnico y de los médicos, y seguiremos haciéndolo para que nuestro equipo esté en la mejor situación posible para cuando haya oportunidad de continuar con la competición”, apuntó. La declaración de intenciones de la entidad de Miribilla y del resto de componentes de la patronal de clubes transmite optimismo, pero la realidad, por lo menos hasta el momento, no parece respaldarla. Las semanas avanzan, los plazos se comprimen, a la situación de crisis sanitaria no se le ve una solución a corto plazo y cada día que pasa se descuelgan del calendario eventos deportivos programados incluso para los meses estivales.

Sin embargo, la ACB no está sola en su intento de evitar la suspensión definitiva del curso. La liga francesa también está aplazada hasta nueva orden para poder analizar los escenarios que puedan abrirse según vaya evolucionando la pandemia, en Turquía también se encuentran a la expectativa y en Alemania tienen previsto volver a evaluar la situación el 30 de abril. Es en Italia donde existen posturas más radicales entre los clubes. La Virtus Bolonia propuso la semana pasada retomar la competición entre los 16 equipos en formato play-off y disputarlo entre julio y septiembre, justo antes de arrancar la nueva campaña, pero el resto de equipos rechazó frontalmente esa opción. Según la web Sportando, la decisión de retomar o no la competición en uno de los países más castigados por el covid-19 se tomará antes del día 10 y las expectativas no son demasiado optimistas. La opción que se baraja como última posibilidad consiste en retomar los entrenamientos el 16 de mayo, jugar en formato play-off’durante junio y resolver la identidad del campeón en una Final Eight.

COMPETICIONES INTERNACIONALES

Entre la Euroliga y la FIBA Basketball Champions League tampoco ha habido unidad de acción. Esta última ya ha decidido que organizará una Final Eight entre finales de septiembre y principios de octubre en una sede todavía sin determinar de la que saldrá su campeón. Más alternativas baraja la Euroliga, desde tratar de disputar todos los partidos de temporada regular, play-off y Final Four que todavía quedan pendientes, algo prácticamente imposible en la situación actual, hasta acortar drásticamente la competición y disputar todos los partidos necesarios para coronar un campeón en una única ciudad que pudiera ofrecer un par de pabellones de primer nivel. Y todo ello con la necesidad de una pretemporada exprés, un nuevo periodo de cuarentena al llegar al país en cuestión… La esperanza es lo último que se pierde, pero la realidad parece en este caso demasiado oscura como para que se vea un rayo de luz y la actividad pueda volver al deporte de la canasta en los próximos meses.