UN mate de Jaylon Brown puso el 77-76 en el marcador, pero lo que estaba destinado a ser un momento de ebullición bilbaino se convirtió en la desconexión definitiva del Bilbao Basket en tan solo unas décimas de segundo, en el tiempo que tardó en bajar el balón del aro y posarse de nuevo en las manos del escolta norteamericano antes de tocar el suelo. Los árbitros entendieron que la acción de Brown estaba destinada a ralentizar el ataque del Joventut y le señalaron una técnica que supuso su quinta personal. Esa situación puntual, que solo trajo una penalización de dos puntos, dejó sin reacción a los bilbainos. A partir de ahí, el conjunto catalán consiguió un parcial de 20-10 para cerrar el partido con más comodidad de la esperada tras los minutos anteriores. Otro parcial negativo para los hombres de negro y en esta ocasión fue el definitivo

No fue la única desconexión aislada del Bilbao Basket en la tarde de ayer. A los hombres de negro les costó mantener una línea regular en su juego, un ritmo machacón que permitiera aprovechar los buenos momentos y marcharse en el marcador. El conjunto bilbaino volvió a ser víctima de esos pronunciados dientes de sierra que sufre en algunas fases de los partidos. Méritos del rival, deméritos propios o decisiones arbitrales polémicas. El equipo dirigido por Álex Mumbrú sufrió diferentes situaciones que le llevaron a perder las ventajas obtenidas y a dejar escapar el choque en el cuarto final. Una situación que no es nueva y que ya se dio en sus últimas derrotas. Ante el Unicaja y el Gran Canaria, cuando los minutos finales condenaron al Bilbao Basket, y ante el Baxi Manresa se vivió un choque de locura. Con idas y venidas en el marcador y remontadas por parte de los dos bandos hasta que la moneda salió cruz para los vizcainos.

El Bilbao Basket protagonizó ayer su mejor momento en el segundo cuarto. La defensa fue la mayor fortaleza del equipo y permitió que los visitantes se marcharan en el marcador. Los hombres de negro, apoyados en una segunda unidad liderada por un omnipresente Lammers, se fueron hasta el 25-38. Los cambios no surtieron el efecto deseado y la entrada de los titulares no pudo dar continuidad a la buena racha anotadora. Además, las faltas penalizaron a los bilbainos. El Joventut fue sumando punto a punto desde la línea de tiros libres, reduciendo las distancias sin prisa pero sin pausa y al descanso el choque volvió a estar igualado (38-40). Dinámica que se repitió a la reanudación debido a las rápidas faltas cometidas por los hombres de negro. Personales evitables hicieron que el Joventut hiciera valer el bonus para marcharse y alargar el mal momento bilbaino.

lAS DOS CARAS Fueron menos de diez minutos en las que el Bilbao Basket vivió las dos caras del choque. Solo un pequeño bajón de nivel hizo que la tendencia del choque cambiara drásticamente. De estar cerca de romper el encuentro a verse contra las cuerdas. Aunque en los partidos del conjunto dirigido por Álex Mumbrú no hay solo momentos de zozobra. También acostumbra a levantarse en las situaciones críticas y a reencontrarse con su juego. Ayer, la defensa fue el termómetro bilbaino y cuando encontraron la manera de detener la producción ofensiva del Joventut volvieron a meterse de lleno en el encuentro.

El Bilbao Basket logró que el escenario del partido fuera positivo en los minutos finales. Estar vivo en el encuentro a falta de menos de diez minutos y las sensaciones en el juego eran buenas. Sin embargo, una situación aislada llamada a levantar los ánimos visitantes fue el detonante del cambio de signo. La rigurosa técnica señalada a Brown dio dos puntos al Joventut y en la siguiente jugada Lammers cometió una falta en ataque, la enésima decisión de los árbitros tomada al límite del reglamento, y varias pérdidas de balón cuando este más quemaba, hicieron que el Joventut empezara a amarrar el triunfo.

Fue un pequeño parcial en el marcador que causó un importante cortocircuito en el juego bilbaino. Las decisiones arbitrales desesperaron a los jugadores del Bilbao Basket y el Joventut, sin hacer un juego de campanillas, logró abrir un importante hueco en el marcador. Otra vez obligados a remontar, pero está vez no pudieron hacerlo. Mumbrú se la jugó al todo o nada, probando varios quintetos poco habituales con la intención de desestabilizar a los locales. Exprimirse en defensa ya no servía como solución única y había que hacer algo más. Bouteille, que llegó a jugar de cuatro, causó varios desajustes y el Bilbao Basket se acercó en el marcador. Sin embargo, los tiros libres aparecieron como nuevo lastre. El conjunto vizcaino no tuvo mal porcentaje desde la línea de personal, pero falló en el momento decisivo. Bouteille no pudo convertir un dos más uno y Rafa Martínez no pudo aprovechar la técnica señalada a Omic por simular una falta. Puntos escapados que hicieron que el Bilbao Basket no se pudiera recuperar del parcial final.