Durante las últimas finales de la NBA no solo se escribió el presente de la competición estadounidense, sino que se empezó también a esbozar un futuro inhóspito, prácticamente indescifrable, que el mercado de agentes libres no hizo más que confirmar semanas después. Los anteriores cursos del baloncesto de más allá del charco se habían edificado en base a dos dogmas: el equipo que tenía a LeBron James en sus filas jugaba la final y la constelación de estrellas de los Golden State Warriors partía siempre con dos cuerpos de ventaja en la pugna por el anillo. El primero se vino abajo en el mismo momento en el que el Rey se lesionó el día de Navidad y sus Lakers (sexto año sin play-off) se convirtieron en la gran casa de los líos. El segundo se desplomó durante esas finales, con las gravísimas lesiones de Kevin Durant y Klay Thompson que colaboraron para que el testigo de la gloria pasara a manos de los Toronto Raptors. Y la locura del mercado estival no hizo más que volar por los aires todo el orden establecido. Durantula, que se perderá todo el curso por su lesión de Aquiles, se marchaba a Brooklyn, los Lakers se hacían por fin con Anthony Davis, los Clippers cogían la pole en pos del nuevo anillo al reclutar a Kawhi Leonard y Paul George?

Los tiempos de los Big Three han quedado en el pasado. La NBA, que arranca esta próxima madrugada, es ahora un juego de parejas y el foco del favoritismo se coloca sobre las dos franquicias de Los Ángeles porque sus duplas ofrecen posibilidades siderales. Lo que puede liar King James junto a otra gran estrella como Anthony Davis (25,9 puntos y 12 rebotes de media el pasado curso) solo parece al alcance de lo que puede salir de la conjunción entre Leonard, el principal artífice del título de Toronto con unos play-offs de otro planeta, y George, un alero absolutamente diferencial en ambas canastas que el año pasado se fue a los 28 puntos de media en Oklahoma City. Pero es que en el Este Milwaukee pone sobre la mesa al MVP Giannis Antetokounmpo junto al tirador Khris Middleton y Philadelphia quiere seguir escalando con los jóvenes fenómenos Joel Embiid y Ben Simmons, mientras que en el Oeste asoman los Rockets, a lomos de esa volcánica pareja exterior formada por James Harden y Russell Westbrook que huele a gloria o infierno sin término medio, con otro ojo atento siempre a los Warriors porque no están Durant ni Thompson (podría volver en primavera tras su rotura de cruzado) pero ahí sigue Stephen Curry (también Draymond Green y llega D’Angelo Russell) y eso siempre supone un gran punto de partida.

En la parrilla de salida formarán un buen puñado de candidatos entre los que no se ve una enorme diferencia en cuanto a galones, pero las tropas de Leonard y LeBron apuntan a lo más alto. Los Clippers, considerados siempre el pariente pobre de Los Ángeles, parecen tener, a priori, mayor fortaleza coral empezando por el banquillo, pues Doc Rivers ya sabe lo que es hacer campeón a una franquicia (lo logró en Boston). Con un plantel con buenos complementos defensivos (Patrick Beverley) y ofensivos (Lou Williams, Montrezl Harrell o Landry Shamet), sus mayores dudas se centran en la profundidad de su juego interior. Por su parte, los Lakers tuvieron que entregar a casi todos sus jóvenes valores para hacerse con La Ceja, estrenan entrenador con Frank Vogel y tienen el hándicap de la lesión para toda la temporada del que debía ser su tercer pilar, DeMarcus Cousins. Del rendimiento de su sustituto, un Dwight Howard cuesta abajo y sin frenos en los últimos ejercicios, del crecimiento de Kyle Kuzma y del acoplamiento de tiradores como Danny Green dependerán muchas de sus opciones.

En el Oeste, con la incógnita de la versión que ofrecerán los Warriors, las principales amenazas al poder angelino deberían llegar de los Denver Nuggets (muy talentosos con Nikola Jokic y Jamal Murray al frente, llegaron asfixiados al pasado play-off), los renovados Utah Jazz (Mike Conley y Bojan Bogdanovic se unen a Rudy Gobert y Donovan Mitchell) y unos Houston Rockets que dependerán casi al 100% del resultante de juntar en el perímetro a Harden y Westbrook, dos piezas absolutamente diferenciales pero cuya coexistencia puede ser sumamente complicada.

El paso de los Bucks Por su parte, la salida de Leonard de los vigentes campeones Raptors hace descender muchos enteros a la franquicia canadiense (Kyle Lowry, Pascal Siakam y Marc Gasol tendrán que tirar del carro) y coloca a Milwaukee y Philadelphia al frente de las apuestas. Los Bucks, que dominaban a Toronto por 2-0 en la última final de conferencia antes de hincar la rodilla, parecen incluso rearmados pese a la marcha de Malcolm Brogdon. Antetokounmpo, rabioso tras su agria experiencia en el Mundial, y Middleton ofrecen muchas garantías, sigue el solvente Eric Bledsoe y llegan tiradores como Kyle Korver y Wesley Matthews. Los 76ers, por su parte, cambiaron a Jimmy Butler y JJ Redick por Josh Richardson y Al Horford, pero dependerán de la salud de Joel Embiid y de que Ben Simmons aumente de una vez su rango de tiro. En segundo plano, agazapados, están los Boston Celtics, que cambian a Kyrie Irving por Kemba Walker y esperan que Jayson Tatum, Gordon Hayward y Jaylen Brown den un paso al frente, mientras que los Brooklyn Nets deberán esperar un año para que el recuperado Durant pueda aliarse con Irving y una gran base de talento joven.